Una extraña conjunción de malas noticias está afectando a las dos ciudades españolas del Norte de África: Ceuta y Melilla. Las primeras señales surgieron de la banca, con su política de rechazar los billetes de 200 y 500 Euros, que están ahí porque son de curso legal. En un principio, dicha actitud se atribuyó al hecho de que, según se decía, en un Juzgado de Melilla se habían abierto unas diligencias por blanqueo de capitales entre cuyos investigados (antes “imputados”) se encontraban hasta seis empleados de determinada entidad bancaria, algo que no se ha confirmado. Pero después se ha producido una más que extraña actuación de bancos que rechazan a determinados empresarios, buenos clientes, “invitándoles”, por las buenas o por las malas, a retirar sus cuentas, e incluso se asegura que en ciertos casos se ha llevado a cabo el bloqueo de aquellas.
Mientras los bancos mantienen en sus plantillas a numerosos comerciales para que hagan todo lo contrario, los empresarios afectados aducen que la culpable de todos estos manejos es Francia, que “ha decidido cerrar las cuentas de los empresarios ceutíes” en un intento de proteger a los de dicha nacionalidad establecidos en Marruecos que protestan contra lo que, desde el punto de vista marroquí, es contrabando procedente del famoso “comercio atípico”. Sin duda alguna, Francia carece de autoridad para dictar órdenes a la banca española, pero es lo que se está alegando, Sería el colmo.
¿Por qué no nos dicen toda la verdad acerca de cuanto está sucediendo? Los argumentos invocados por la Delegación del Gobierno para justificar su inacción, con tener cierto fondo de legalidad, no resultan convincentes. Algo se podrá hacer o, como mínimo, intentar. Al menos, que nos digan ante qué autoridad bancaria o gubernativa se puede reclamar sobre tan enojoso problema. ¿El Banco de España? ¿El Banco Central Europeo (BCE)? ¿La Justicia? ¿El Ministerio de Economía? ¿El propio Presidente del Gobierno, que, según dicen, lo arregla todo?
De cualquier modo, lo cierto es que bien sea por casualidad o bien sea por algo más grave, se está produciendo una especie de ofensiva contra las economías de Ceuta y de Melilla, prueba evidente de lo cual es el repentino cierre de la aduana comercial marroquí en la frontera melillense. Aquí, en Ceuta, estamos ya más que curtidos en ese aspecto, pues a pesar de haberse intentado, nunca se logró que la establecieran en lo que llaman “puesto fronterizo de “Bab Sebta”. Dicen las autoridades melillenses que dicho cierre supondrá una pérdida de cien millones de Euros anuales. Un duro golpe a la economía de la ciudad hermana y, a la vez, una demostración de lo que, desde siempre, le han estado haciendo perder a Ceuta.
Me consta que la época es la menos propicia para ello, pero se hace necesaria una actuación urgente por parte de nuestras respectivas autoridades para intentar salvar esta sangría. Los billetes de 500 Euros son, como antes dije, de curso legal. El Banco Central Europeo (BCE) ha dispuesto que, a partir del 31 de diciembre de este año se dejen de fabricar, aclarando al mismo tiempo que los billetes existentes seguirán siendo válidos y de curso legal hasta que se extingan. Los titulares de cuentas corrientes en una entidad bancaria tienen, en principio, todos los derechos para realizar operaciones de ingresos y gastos en ellas, además de que, según creo, solo pueden verlas bloqueadas por orden judicial.
Si existe una razón legal para que los bancos se dediquen a rechazar cuentas, no tienen más que alegarla. Poner las barbas a remojar porque han visto arder las del vecino no es argumento suficiente. En ambas ciudades hay empresas que, por fortuna, manejan mucho dinero, y si cuando venden les pagan con billetes de 500 euros no debería suceder nada. El que recibe tales billetes no le preguntará jamás de dónde los ha sacado al cliente que le paga con ellos, y, según creo, la normativa solamente obliga a los Bancos a comunicar a la Agencia Tributaria toda operación superior a 3.000 Euros.
Y para cerrar el cerco, a Google Maps no se le ocurre otra cosa que suprimir las líneas fronterizas entre ambas ciudades españolas y Marruecos. Cierto es que si dentro del mapa de Marruecos entras en “Tetouan Province” o en “Nador Province” aparecen –como siempre- líneas discontinuas (cuyo significado es territorio en disputa) especificándose, cuando ya se pulsa sobre Ceuta o Melilla, en “Información resumida” y con letras pequeñas, que ambas son ciudades autónomas españolas. Lo mismo sucede en el mapa de España.
Dicen que la actuación de borrar en el mapa grande tales fronteras –que, desde nuestro punto de vista, deberían ser líneas continuas como fronteras entre España y Marruecos- es consecuencia de la protesta de una asociación de jóvenes marroquíes que consideraban una ofensa la presencia de ellas. Si es así, no hay más que organizar otra asociación, ésta de jóvenes españoles, que se dirija a Google Maps para indicarle que, por lo que afecta a Ceuta y a Melilla, la supresión de dichas líneas es una ofensa para ellas y, sobre todo, para España. También podría interesarse el Ministerio de Asuntos Exteriores. Hay una sencilla forma de reclamar contra tan hiriente situación. Entrar en “Google Maps support” y seguir las instrucciones hasta llegar a “Hacer un comentario”. Ocho o diez ya lo hemos hecho, pero de momento, ni caso. Existen otras formas, pero ahí no llego. Habrá que seguir dándoles la merecida matraca desde nuestros ordenadores.
Menos mal que al final, como gesto positivo, nos llega la noticia del envío, desde Boston, de sendas cajas de bombones para los Guardias Civiles que resultaron heridos en el violento asalto a la frontera del día 26 del pasado julio. Algo muy de agradecer en la directiva española que ha tenido tan dulce detalle.
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