Los jóvenes del Club Juvenil de la Casa de la Juventud de Ceuta realizaron un intercambio con otros de diferentes países. Es el llamado ‘Youth Exchange’, llevado a cabo en la ciudad búlgara de Plovdiv. Se trata de un programa de Erasmus+ realizado a través de la Asociación Kmon.
El proyecto se celebró entre los días 6 hasta el 15 de enero y se tituló ‘The right setps in the internet world and leisure’. Esta iniciativa se marcó como objetivo tratar temas sobre el peligro de las redes sociales y cómo usarlas correctamente, entre otros más.
Entre los integrantes de este intercambio juvenil y cultural participaron personas de distinta procedencia que venían de países como Grecia, Chipre, Serbia, España, Turquía o Ucrania, además de los propios anfitriones.
Entre el grupo de los ceutíes que pusieron rumbo a tierras balcánicas estaba Saray Olmedo, que cuenta su experiencia en esta expedición. “Gracias a mi implicación en las actividades que se realizan en la Casa de la Juventud fui seleccionada para participar”, especifica.
Además, de ella fueron de Ceuta Alejandro Cañestro y Badreddin Mohamed, más conocido entre sus amigos como Badel, y luego Marta Rojas, de Sevilla, y Estella Fernández, de Barcelona, completaron la expedición de españoles en Bulgaria. “La experiencia resultó bastante chula y nos fue muy bien”, remarca Olmedo.
Para la joven esta fue la primera vez que viajaba al extranjero y, además, se estrenaba en el transporte aéreo. Una experiencia única ya que, asegura, tiene fobia a las alturas pero gracias a que iban sus compañeros y amigos la ayudaron a sobrellevar el viaje.
“A pesar del miedo por las turbulencias me dormí y ya desperté cuando llegamos, así que no me enteré de casi nada. Con el pasaporte pudimos viajar sin problema y solo lo pidieron en el control del vuelo de ida, pero en la vuelta no”, manifiesta.
Respecto al viaje, cuenta que cogieron dos aviones hasta Bulgaria, uno desde Málaga a Barcelona y otro desde allí hasta la capital, Sofía. Después, tuvieron que montarse en un tren de tres horas hasta llegar a Plovdiv.
“Tuvimos que hacer noche en el aeropuerto. En total fueron unas 26 horas desde que salimos de casa hasta que llegamos al hotel”, narra la joven.
“Allí hablábamos en inglés con todo el mundo. La verdad que tanto el hotel como los monitores estaban muy bien”, apunta. En cuanto al desarrollo de la formación, afirma que tenían clases todos los días en el mismo hotel y eran orales.
“Por ejemplo, un día en una de las tareas teníamos que inventar un país, hablar de sus leyes, todas las redes sociales que tendríamos... todo lo importante para trasladarlo al resto de actividades. También realizamos pancartas y juegos sobre el riesgo de las redes sociales”, declara.
Por la tarde, relata que tenían otras actividades relacionadas con los países que estaban participando en el intercambio.
“Teníamos que organizar un juego diferente cada día. También hubo dos noches que fueron interculturales”, señala.
Respecto a la despedida, hace énfasis en que fue muy emotiva ya que en el poco tiempo que estuvieron allí se crearon unos fuertes lazos de amistad con el resto de estudiantes y se les saltaron hasta las lágrimas, porque según indica Olmedo “hicieron muy buena piña” entre todos los participantes.
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