El subdirector general de Relaciones con las Confesiones del Ministerio de Justicia, Jaime Rossell, viaja hoy a Ceuta para formar parte del jurado que elegirá al próximo Premio Convivencia. Tras varias suspensiones a causa de los temporales de Levante, el fallo del jurado se conocerá hoy.
–Hoy viaja a Ceuta para formar parte del jurado del Premio Convivencia. Un premio que reconoce el trabajo de personas e instituciones en favor de la convivencia. Es importante resaltar este aspecto en unos tiempos convulsos en los que vivimos. ¿Cómo afronta usted este reto como jurado?
–Es un honor que la Fundación haya querido que participe el Ministerio de Justicia y para nosotros es también una alegría poder participar dando un reconocimiento a aquellas entidades que trabajan para que la convivencia sea una normalidad dentro del país y en el mundo.
–Ceuta y Melilla presumen de tener un modelo de convivencia que es ejemplo para muchos que visitan las ciudades. En su opinión, ¿qué aspectos de nuestro modelo serían exportables al resto del país para mejorar esa convivencia?
–Yo destacaría de Ceuta y Melilla que el éxito de esa convivencia está en la normalidad. En ver al vecino, como es, un vecino. No le pone una etiqueta que haga referencia a la confesión religiosa o a la etnia o a la raza a la que pertenece. Esa sensación de normalidad es la que pretendemos que sea el denominador común en el resto del país, en el resto de España.
Y luego al mismo tiempo y por otro lado, yo creo que es muy importante la conciencia que hay dentro de la comunidad, de las personas que viven en Ceuta en este caso, de pertenencia a un país más allá de la religión que sería el elemento accesorio. Yo creo que lo importante es que el ceutí se siente primero ciudadano que forma parte de una comunidad y luego dentro de esa comunidad tiene su adjetivo religioso como puede ser el adjetivo deportivo como ser aficionado de uno u otro equipo de fútbol.
Yo creo que lo más importante, el éxito del modelo es la normalidad, de que no haya diferencias en base a creer o no creer en una religión.
–¿Cabe pensar que un foco de conflicto en la convivencia es no saber qué lugar tiene la religión si debe pertenecer a la esfera privada de la persona o a la esfera pública?
–No, yo creo que no debería ser así. El ciudadano tiene un derecho que es la libertad religiosa, que es fundamental, que se puede ejercer en el ámbito privado, pero, por otro lado, el ejercicio de la libertad religiosa en ocasiones tiene trascendencia pública porque tú necesitas manifestarlo públicamente. En ese sentido, igual que existen manifestaciones religiosas públicas como podría ser la Semana Santa, entiendo que no hay ningún problema en que pueda haber otro tipo de manifestación religiosa pública como podría ser a la hora de la celebración de la Fiesta del Sacrificio u otra de cualquier otra comunidad religiosa. Yo creo que lo religioso puede coexistir en la esfera pública cuando se permita manifestaciones de las diferentes religiones, no de una solo.
–Recientemente la Plataforma Ciudadana contra la Islamofobia ha publicado su informe de 2016 en el que destaca que los incidentes islamófobos en España se han duplicado el año pasado. ¿Tienen constancia de ello y cómo afrontan desde el área ministerial esta problemática?
–Nosotros desde el Ministerio estamos permanentemente en contacto con las comunidades religiosas. Ellas nos trasladan constantemente los problemas que tienen relativas a la libertad religiosa. Desde hace dos años realizamos un informe sobre la situación de la libertad religiosa y allí recogimos esos informes a los que hace referencia. Somos conscientes de que el problema existe. Desgraciadamente es un problema que existe no solo en España sino en Europa. No solo existe islamofobia, también hay un aumento del antisemitismo y lo que también es preocupante es que ha aparecido la cristianofobia. Cada vez hay más ataques contra la religión cristiana y en España más concretamente contra la Iglesia Católica.
Somos perfectamente conscientes de ello y por eso desde el Ministerio de Justicia, a través de la Fundación Pluralismo y Convivencia, pues intentamos trabajar en labores de prevención, de formación y de educación para luchar contra este fenómeno.
–La Comisión Islámica de España (CIE) ha pedido que se imparta la religión islámica en los centros de Secundaria, también como una forma de prevenir la radicalización religiosa. Un problema del que Ceuta no es ajeno, ¿comparte usted que la formación religiosa en colegios e institutos sea una forma de luchar contra una posible radicalización?
–Es evidente que la buena formación religiosa es la que evita el fenómeno de la radicalización. Siempre que la formación religiosa sea acorde a las enseñanzas del islam, pero con la interpretación adecuada, yo creo que eso es bueno. Como sabe el acuerdo de 1992 con la CIE y el Gobierno preveía la posibilidad de las clases de religión en todos los ciclos educativos y en este sentido, el Ministerio de Educación ha tenido distintas reuniones con la CIE y tengo la sensación de que están trabajando conjuntamente de la mejor manera para desarrollar ese acuerdo. Es cierto que se empezó en Primaria y ya se está trabajando en la ampliación en Secundaria.
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