El Foro de la Educación de Ceuta ha rescatado del repleto baúl de las “batallas perdidas” de nuestra Ciudad, un debate que quedó amortizado hace ya mucho tiempo. Concretamente, en el año 2009 con la creación del propio Foro de la Educación. ¿Por qué Ceuta no forma parte del Consejo Escolar del Estado?
No existe ninguna explicación asumible desde el punto de vista meramente educativo. Tampoco desde la perspectiva del principio de igualdad en el que se inspiran las sociedades democráticas. Y, sin embargo, así es. El origen de esta injusticia reside, como sucede en prácticamente todos los ámbitos de la vida pública de Ceuta, en la naturaleza extra-constitucional de nuestro Estatuto de Autonomía, que otorga carta de naturaleza a un régimen político que no encuentra acomodo en la Constitución Española. No existe el concepto “Ciudad Autónoma”. Todos los ceutíes ya saben de sobra que esta situación es la consecuencia más dramática del pacto de “equilibrios” suscrito implícitamente entre los estados de España y Marruecos para evitar que la disputa por la soberanía sobre Ceuta y Melilla perturbe, más de la cuenta, las relaciones económicas, políticas y sociales que deben ser excelentes por axiomáticos intereses mutuos. Quedarnos en un sempiterno estado de excepción es el precio que hemos tenido que pagar por ello. Los ceutíes, hace ya mucho tiempo (en diferentes grados e intensidades) lo hemos terminado aceptando. A partir de ahí, y en función de contextos y coyunturas diversos, se ha intentado por los diferentes Gobierno que han sido (con más o menos vocación, y más o menos acierto), paliar los efectos más perversos de nuestra condición de excluidos forzosos, implementando medidas que permitieran asemejarnos (por imitación) al resto de las regiones que integran España (las Comunidades Autónomas). Pero este voluntarioso ejercicio de simulación sólo resuelve las apariencias, nunca los problemas de fondo. Repasemos lo que sucede en el ámbito educativo. En cada una de las diecisiete Comunidades Autónomas, todas con competencias en materia educativa, tienen idéntica estructura: una Consejería de Educación; una Mesa de Negociación, y un Consejo Escolar Autonómico. En Ceuta tenemos: una “dependencia” de la Dirección General de Planificación Educativa (en su letra “k”); un Grupo de Trabajo, y un Foro de la Educación. La diferencia es tan evidente como sonrojante o insultante (según el estado de ánimo de cada cual).
Este es el hecho que impide que Ceuta forme parte del Consejo Escolar de Estado. Este es un órgano de indudable importancia pues, no en vano, es el que materializa el precepto establecido en el artículo 27.5 de la Constitución (Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes). Es de naturaleza consultiva (no vinculante); pero esto no le resta un ápice de valor, pues sus informes y dictámenes son preceptivos y ejercen una fuerte influencia en los procesos de elaboración de las normas. En la actualidad está integrado por 107 miembros que representan a todos los estamentos de la comunidad educativa de ámbito nacional. Incluidas las 17 Comunidades Autónomas, a través de los representantes de los Consejos Escolares Autonómicos. Sólo faltan Ceuta y Melilla. No tenemos siquiera derecho a voz
Desde la más pura ingenuidad cargada de sentido común, cabría preguntarse ¿Por qué no se crea el Consejo Escolar de Ceuta (y Melilla)? La respuesta no es tan fácil. El Consejo Escolar de Estado regulado por la Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación, que en su artículo 34 dice textualmente: “En cada Comunidad Autónoma existirá un Consejo Escolar para su ámbito territorial, cuya composición y funciones serán reguladas por una Ley de la Asamblea de la Comunidad Autónoma correspondiente que, a efectos de la programación de la enseñanza, garantizará en todo caso la adecuada participación de los sectores afectados” Ceuta no es Comunidad Autónoma (sentencia del Tribunal Constitucional), y su Asamblea carece de capacidad legislativa por lo que no puede aprobar nomas con rango de Ley. Asunto despachado. Ningún Gobierno ha querido nunca solucionar este problema. La (fuerte) presión que ejercimos en Ceuta sólo dio para que nos conformáramos creando un remedo (“algo parecido”, de andar por casa) como el Foro, cuya semejanza llega hasta su composición. Un órgano fantasma al que el Ministerio no presta la menor atención. La prueba es que, en Melilla, quizá con un sentido de la vida más práctico que nosotros, llevan ocho años sin reunirse y nadie lo ha notado.
Cuando todavía alguien (normalmente nuevo) levanta la voz con timidez interesándose por este agravio, le cae a modo de sentencia el discurso prefabricado por los “partidos de Gobierno”: Ni el Consejo Escolar del Estado es tan importante; y, además, ya están ellos para representar los intereses de Ceuta (cuando dicen esto tienen ensayado el gesto para contener la risa).
¿Podría Ceuta formar parte del Consejo Escolar del Estado? Claro que sí. Basta con cambiar las leyes que lo regulan. Pero, lógicamente, esto no pasará. Nadie parece dispuesto a levantar la dura condena que sufrimos: ser la excepción del estado.