No existe ninguna ciudad que genere tantas noticias relacionadas con la seguridad ciudadana. Atracos, robos, sensación de inseguridad. Sin lugar a dudas hemos ido a peor, pero no tiene comparación con el descontrol del paso de mercancías hacia el vecino país. El Tarajal genera noticias todos los días; la peor es la que surge de alguien que no tendría que serlo por el cargo que ocupa. Vamos, que “éramos pocos y parió la abuela”.
Esta semana hemos conocido que en la Delegación del Gobierno no hay ningún asesor de fronteras y no tenemos dudas sobre la veracidad de la noticia, porque el delegado del Gobierno de Ceuta, Nicolás Fernández Cucurull, lo ha participado a los medios de comunicación. Sin embargo nos surge el interés en saber “por qué lo conocíamos como el asesor de frontera”. Y, por supuesto, “quién le colgó el cargo ficticio”. Nadie en Ceuta resolverá el enigma, es algo paranormal que deberá aclararlo Iker Jiménez en Cuarto Milenio. Sin duda tiene su lógica no tener asesor de fronteras, porque para asesorarlo en temas de fronteras con conocimiento y preparación está la cadena de mandos de la Guardia Civil.
Lo que no compartimos con el señor Cucurull es que “exista una cierta inquina personal contra este asesor”, porque los hechos que motivan la crítica pudieron derivar en un conflicto de orden público si el porteador hubiera reaccionado de forma violenta. Según lo visto en el video que da origen a las críticas, se observa al exasesor de fronteras dar una patada a un bulto, sacando de la cola a un porteador y expulsando, sin ser policía o guardia civil, sin ningún distintivo que lo identifique. ¿Qué hubiera pasado si el porteador lo hubiera agredido?
Lo que nunca íbamos a pensar en AEGC es que el delegado del Gobierno vea fantasmas en lugar de una metedura de pata, porque un asesor no está para poner orden en las colas y, mucho menos, para pegar patadas a bultos ajenos. Una expresión parecida la utilizó el exasesor de fronteras cuando fue denunciado por unos guardias civiles que prestaban servicio en la Delegación del Gobierno. En AEGC pensamos que pierde los nervios con facilidad y habla y patea bultos más de lo que debe. Claro, es nuestra impresión, pero a los hechos nos remitimos.
Siguiendo con el Tarajal II. Todas las semanas aparecen nuevas ideas. Esta semana se ha anunciado la puesta en marcha de un sistema de tarjetas que se repartirán a los porteadores para evitar los colapsos en el Tarajal. Una idea que puede provocar un gran problema de seguridad, porque todos los porteadores intentaran ser los primeros para tener el privilegio de ganarse la vida. La lógica nos indica que conseguirán la “tarjeta del sustento diario” los que tengan más influencia, los más fuertes, jóvenes y ágiles, porque hay que llegar entre los cuatro mil primeros.
Tomar iniciativas y decisiones sobre el paso de mercancías no es fácil sabiendo los múltiples factores que pueden incidir para que funcionen, pero tomar iniciativas para probar si funcionarán o no, es la peor solución de todas, porque se pierde el principio de autoridad y genera entre los responsables de incitar el descontrol y las avalanchas la creencia de que provocando el desorden pueden conducir la situación al punto que más les conviene.
En definitiva, hay cosas que sólo se entienden en Ceuta, entre otras, invertir en seguridad para garantizar que funcione correctamente un polígono privado y esto es preocupante, porque al final acabaremos pagando hasta los porteros de las discotecas. Un polígono que desde que comenzó a funcionar sólo ha dado quebraderos de cabeza a los Cuerpos de Seguridad, un polígono que no da empleo, que no genera riqueza a la ciudad; que tiene naves carentes de autorizaciones; un polígono hecho en el peor de los lugares posibles de Ceuta.
Es sólo una opinión de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), y alguno dirá “éramos pocos y parió la abuela”.