Se mantiene la evolución positiva del mercado laboral

En el pasado mes de diciembre el paro se redujo con fuerza en nuestro país, cayendo en 43.727 personas, hasta situarse en 2.837.653 personas, que es el mejor dato de un mes de diciembre desde el año 2007. En términos desestacionalizados, es decir, descontados los efectos debidos a circunstancias temporales que se repiten cada cierto tiempo a consecuencia de vacaciones u otras circunstancias similares, el paro sigue bajando en 24.138 personas. Lo anterior significa que la evolución positiva del desempleo se mantiene y estabiliza, como demuestra el hecho objetivo de que en el último año el paro haya bajado en 268.252 personas (-8,64%).

Estos datos coinciden con la última predicción econométrica que habíamos realizado en nuestra investigación, que se extendía hasta diciembre de 2022 y situaba la cifra total de desempleados en dicho mes en un intervalo de entre 2.067.868 y 3.055.599 personas.

Aunque las comparaciones, a veces, son odiosas o esconden intereses espurios alejados de la investigación económica, es importante analizar lo que ha ocurrido por Comunidades Autónomas. Así, en términos absolutos, salvo Cantabria, Com. Foral de Navarra, País Vasco y Rioja, el resto de comunidades reducen su desempleo. Y en términos interanuales, salvo las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, todas las comunidades reducen dicho desempleo. Pero si estableciéramos un ranking de bajadas interanuales, la que más baja es la Comunidad de las Islas Baleares, seguida de Madrid, Extremadura y Andalucía.

Esto significa que el desempleo baja, independientemente del color político del gobierno de cada comunidad. La razón es bien simple. La dirección de la política económica le corresponde al gobierno central y, de momento, su gestión está siendo brillante, como demuestran también los últimos datos sobre crecimiento del PIB (4,4), inflación (5,8), deuda bruta de las Administraciones Públicas (pasas del 120 al 118,4% desde 2020 a 2021) y deuda externa bruta total (baja del 199% al 193% en el mismo periodo anterior). Respecto a los datos de empleo, medidos por la afiliación a la Seguridad Social, ésta aumenta en 12.640 personas, situándose en 20.296.271 en media mensual.

Esto significa que hay 471.360 afiliados medios más que hace un año (+ 2,38% interanual), lo cual es un magnífico dato. Sin embargo, conforme explica el sindicato mayoritario Comisiones Obreras en su último análisis de coyuntura, “…En términos desestacionalizados la población afiliada se reduce en 8.347 personas….La tasa de crecimiento de la afiliación continúa desacelerándose, aunque la reforma laboral ha contribuido a que esta caída sea más lenta…”.

Analizando más en detalle todos los datos conocidos, en diciembre se han registrado 1,19 millones de contratos de trabajo, de los que 464.152 han sido indefinidos 39% del total), que implica duplicar los del año anterior. Y del total de indefinidos, cuatro de cada diez son a jornada completa y el resto a jornada parcial. Es decir, las empresas siguen sustituyendo temporalidad por parcialidad indefinida, que ayuda más a la estabilidad de las familias.

Destaca el hecho de que el empleo de las mujeres mantiene una evolución más favorable que el de los hombres, pues en términos interanuales crece el 2,78% frente al 1,94% de los hombres. Un dato muy importante, es lo que ha estimado el Banco de España respecto al fortalecimiento del consumo en 3.000 millones, a consecuencia de la transformación de contratos temporales en indefinidos. Esto significa que la reducción de la temporalidad ha generado mayor seguridad y estabilidad en las familias, que se ha traducido en un mayor gasto, que ha compensado la pérdida de poder de compra de los salarios a consecuencia de la inflación. Es decir, como ya dijimos en un artículo anterior, seguimos estando ante datos muy positivos que avalan una reforma laboral muy favorable para que muchos trabajadores hayan recuperado parte de su dignidad, y ante una positiva evolución de nuestra economía.

Llegados a este punto, es legítimo preguntarse si puede haber alguien en este país que no se alegre de la positiva evolución de la situación del mercado laboral y de sus consecuencias sobre la marcha general de la economía. La respuesta es que sí. Desde el punto de vista político estarían todos aquellos grupos que temen que esta positiva evolución les restará posibilidades en las próximas elecciones, pues creen que la ciudadanía votará a aquellos que están ayudándoles a salir de las dificultades. No es difícil descubrir de quién se trata.

Pero desde el punto de vista del análisis económico, también hemos explicado en alguna ocasión que para las teorías neoliberales la precariedad ayuda a que haya más oportunidades de empleo y a que haya menos paro. Aparte de algunos análisis econométricos que corroboran esta situación puntualmente (por ejemplo, el incremento del empleo en la última crisis financiera en España, pero acompañado de una precarización extrema de las condiciones laborales, una deflación de los salarios y un incremento de la desigualdad), lo que subyace en el fondo es un fuerte componente ideológico, pues cuanta más precariedad, menor empoderamiento de la clase trabajadora y, por tanto, mayor facilidad para someterla e imponerle las condiciones laborales que interesan a las élites de los grandes grupos empresariales.

Es decir, tanto en España, como en el mundo, sigue habiendo un combate importante en forma de lucha de clases, donde la clase capitalista sigue queriendo dominar y acaparar el reparto global de renta. Y en este combate, unos cuantos gobiernos, como el español, están empeñados en que el reparto de renta sea favorable a las clases medias y trabajadoras.

Esta es la cuestión y el fondo de tanta virulencia en los debates mediáticos y políticos. Por tanto, estemos atentos a la evolución política, social y económica de los próximos meses en nuestro país, y seamos capaces de separar el grano de la paja, para poder descubrir quién es quién en las próximas contiendas electorales.