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La etiqueta MENA para estigmatizar a unos niños con necesidades “urgentes”

Unicef ha analizado la situación de los menores no acompañados en la Frontera Sur tras realizar una investigación de campo en Andalucía, Ceuta y Melilla. Sus conclusiones forman parte de un informe en el que España, como primera puerta de Europa en la entrada de inmigrantes, experimenta cada vez una mayor presencia de los etiquetados como MENA.

Bajo el título ‘Los derechos de niños y niñas migrantes no acompañados en la Frontera Sur de Europa’, Unicef Comité Español concluye que se está ante una situación “urgente” ante la existencia de “múltiples problemas, contradicciones y carencias, a veces muy relevantes, que llevan a la desprotección de los derechos de muchos de estos niños y niñas”.

Los integrantes de la entidad han hablado con menores que se encuentran tanto en los centros de acogida como fuera, en la calle, perfilando una figura de niños “cada vez más vulnerables”. Desde Unicef Comité Español se reconoce que existe “voluntad política”, pero hace un llamamiento a todos los partidos políticos para adoptar un Plan Nacional de Acción que venga a garantizar una “protección total y efectiva” así como la “integración social” conforme a los compromisos internacionales.

Qué se pide: mecanismos de coordinación comunes para todas las comunidades autónomas, un modelo de atención en los centros que se adapte a las necesidades, además de fortalecer los mecanismos que supervisen el cumplimiento de los derechos de los menores no acompañados.

Ceuta, protagonista de parte de este informe

Ceuta cobra un protagonismo importante en este informe, constatando cómo la presencia de menores en las calles, tanto de la ciudad como de Melilla, “no ha dejado de aumentar”. “En la decisión de abandonar los centros también interviene el deseo de llegar a la península haciendo risky, ya que no hay otras vías para que se produzca un traslado formal hasta la mayoría de edad”.

En el informe se recoge la complejidad del derecho al asilo, haciéndose hincapié en “la falta de libertad de circulación de los niños solicitantes” de esta protección y sus familias desde Ceuta y Melilla. “Nos preocupa la falta de mecanismos de denuncia a disposición de los niños y el hecho de que los que viajan con familiares que no son sus padres sean separados de sus familiares en la frontera, particularmente en la de Melilla”, constatan.

Al Comité le llama la atención el procedimiento seguido para la determinación de edad, la insuficiente protección de los menores no acompañados así como “la práctica devolución automática de los niños que buscan protección internacional en Ceuta sin las garantías necesarias”.

En cuanto a cifras, en el informe se recoge que en Ceuta, en 2018, llegaron 2.549 menores, incluyendo no solo los que accedieron a la ciudad por vía terrestre sino también marítima. Alude a la “saturación” del centro La Esperanza en donde, a pesar de las “diversas reformas” llevadas a cabo para “ampliar la capacidad de acogida” no se ha conseguido mejoras. Se llega a la situación de que niños de recién entrada conviven con los que llevan años, aunque en este ámbito se ha avanzado con la colocación de iglús en donde son atendidos los de primera acogida. La “sobresaturación y hacinamiento” puestos de manifiesto en un centro de 60 plazas ocupado por casi 400 también quedan reflejadas en el informe.

“En este caso hay una pérdida de espacios comunes”, advierte la entidad, aunque valora esa solución de sacar pequeñas tiendas de campaña al exterior de los módulos. Es precisamente esa situación de hacinamiento la que podría motivar las fugas de menores de los centros, a lo que se suma otro factor: la preocupación por la demora en los trámites de residencia.

Mensajes injustos contra los MENA

Unicef valora el acuerdo alcanzado con el equipo Drari a la hora de tratar con los niños de la calle, de donde se ha podido recuperar a varios. Así también pone de manifiesto un riesgo evidente que se da ya en las calles, como es la estigmatización y xenofobia hacia los menores. “Hay mensajes que injustamente se asocian a los niños con amenazas y peligros de distinta naturaleza. Hemos recibido información sobre situaciones puntuales de maltrato verbal o físico a los niños en situación de calle”, expone.

Ceuta se convierte en un lugar del que resulta difícil la marcha, una especie de limbo en el que hay ingreso pero no salida en una especie de “cárcel abierta” en donde cada vez aumentan más los casos de riesgo y se preña el puerto de vallas, concertinas y placas de acero mientras los menores atraviesan dificultades y aumenta la “estigmatización y criminalización” hacia ellos.

Si quiere ver el informe completo, puede consultarlo en este enlace

 

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