Mañana, 12 de abril, se conmemora el Día de la Atención Primaria. En Ceuta, una ocasión propicia para recordar qué es lo que hace falta para una asistencia sanitaria esencial de calidad.
“La situación de Atención Primaria no es buena, eso ya lo hemos dicho en diversas ocasiones”, explica Carolina Gallego Luque, secretaria general de la Federación Sociosanitaria de CCOO Ceuta, destacando en primer lugar el déficit global de recurso humano. A esto le agrega que “el centro de salud del Tarajal todavía no ha terminado sus obras y en realidad deberíamos tener cuatro centros de salud”.
Gallego Luque expresa que no se trata únicamente a los edificios como tal, sino de la dotación de personal, recordando que esto es lo que implica un nuevo centro de salud, además del reparto de las cartillas sanitarias. Con solo esto el diagnóstico sobre el estado de la Atención Primaria en Ceuta “es verdaderamente malo”. Recuerda que estas situaciones son precisamente las que han motivado las concentraciones de la Junta de Personal de Ingesa y que van a a seguir “hasta que veamos que la Administración empiece a hacer algo”. Insiste en que no se ha invertido en sanidad “y mucho menos en Atención Primaria que es fundamental, porque es la puerta de entrada, donde se resuelven la mayoría de los problemas sanitarios”.
La secretaria general de la Federación Sociosanitaria de CCOO Ceuta asegura que el 80% de los problemas en materia de salud de los ciudadanos se resuelven a ese nivel, y por lo tanto mientras mejor funcione, menos sobrecarga habrá a nivel hospitalario.
En lo que respecta al déficit de personal, Gallego Luque lo calcula en lo que equivale un centro de salud completo con toda su dotación, incluyendo personal administrativo, celadores, personal de enfermería, auxiliares, matronas, pediatras y médicos de familia. “Estamos hablando de un centro de salud entero, eso es lo que nos haría falta para comenzar a funcionar adecuadamente, porque los niveles de presión actuales son insostenibles, entonces en el mejor de los casos, los médicos de atención primaria tienen que atender más de 40 pacientes diarios, eso es una barbaridad, eso ya no es atender”.
Con agendas que han llegado a los 120 pacientes diarios, insiste en que es una situación que es inasumible y que se traduce en un deterioro en lo que respecta a la atención o “una ausencia de calidad asistencial”, señalando que no es una responsabilidad del trabajador, sino de los gestores “que no ponen medios y que no ponen un límite a la agenda porque su única máxima es que no haya listas de espera, porque lo que hacen es medicina de cantidad y no de calidad”. Pero explica que los resultados cuando de salud se trata se logran dedicando tiempo a los pacientes.
Gallego Luque lamenta que existe lo que califica como una “política de dejadez”, en la que la sanidad pareciera importar muy poco. Adelanta que si la situación continúa igual, en la Junta de Personal de Ingesa meditarán las próximas acciones, así como cada sindicato de manera individual. “Desde luego si esto sigue así, será para pedir nuevamente la dimisión del equipo directivo porque no está haciendo lo que tiene que hacer, no ponen remedio a una situación que ya lleva demasiado tiempo”.
Por su parte, Ángel Lara, presidente de la Junta de Personal del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria, señala que las prioridades en Atención Primaria son las mismas que han estado recalcando en las concentraciones que han hecho, poniendo como primer punto la falta de personal, algo que también se puede extrapolar a la Atención Especializada. “En el territorio Ingesa la crítica principal por todas las organizaciones sindicales es la carencia de personal con respecto a otros servicios de salud, y que hemos visto palpable en la pandemia, cómo los servicios se han saturado y categorías concretas en donde no había capacidad o posibilidad de contratación, porque los pocos profesionales que había se marchaban a otros servicios de salud”.
Lara también se refiere a la “falta absoluta de presupuesto”, comentando que sumado a la carestía de profesionales y al número de profesionales que conforman las plantillas orgánicas, tanto en Primaria como en Especializada, la ausencia de recursos también pesa considerablemente.
Los retrasos en la atención y sus consecuencias en las listas de espera. Esta es una de las principales secuelas de lo que está ocurriendo según Lara. “Una Atención Primaria solvente y una Atención Primaria con recursos hace que desde luego no se colapse el siguiente nivel que es la Atención Especializada, la Atención Primaria resuelve entre el 75 y el 80 por ciento de los casos y hace que el siguiente escalón no se colapse, que es lo contrario de lo que ha pasado”.
El presidente de la Junta de Personal del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria insiste en que todo esto redunda en que haya atascos, retrasos, colapsos y cuellos de botella. “Los usuarios detectan una mala atención porque no pueden acceder al siguiente escalón asistencial o lo hacen de manera más dificultosa”. Ante esto, quienes tienen más capacidad migran a la atención privada, pero quienes no solo pueden esperar.
Lara comenta que para que exista una Atención Primaria de Calidad en Ceuta es necesario lo siguiente: más profesionales y un número bastante menor de tarjetas sanitarias asignadas a cada profesional. “En Ceuta los profesionales médicos de Atención Primaria pueden llegar a tener entre 1.700 y 1.800 cartillas sanitarias y cada cartilla corresponde a un usuario, esto tendría que ser bastante menor”. Recuerda que en varias ocasiones han exigido que este número no supere los 1.500, “y las sociedades científicas recomiendan una cifra todavía menor, recomiendan unos 1.300 para médicos de familia y 1.000 usuarios para los pediatras, pero nosotros estamos en un números ostensiblemente superior”.
Recalca la necesidad de menores ratios y por lo tanto más profesionales por centro de salud, “o lo que es lo mismo menos tarjetas sanitarias por cada profesional asignado, eso es fundamental”. Asimismo, insiste en lo indispensable de un cuarto centro de salud en Ceuta. También se refiere a un desarrollo que permita que haya cabida para más profesionales de todo tipo. Lara también señala como fundamental el tiempo que debe dedicarse a cualquier paciente, explicando que la exigencia es que no sea inferior a diez minutos y un poco más en pediatras. Y a la lista suma agendas más viables, mayor capacidad de resolución para que los profesionales puedan pedir más pruebas diagnósticas sin necesidad de acudir al siguiente nivel asistencial. Estas sería las líneas básicas de una Atención Primaria de Calidad. “En Primaria hace falta más estructura y más profesionales”, agrega.
Se hablaba de una situación límite: un enfermero para 2.500 personas
Apenas en febrero de este año, enfermeras, enfermeros y fisioterapeutas se concentraron en el centro de salud del Recinto de Ceuta para denunciar la grave situación de deterioro y precariedad que sufre la Atención Primaria y exigir a la directora general del Ingesa, que no la abandone “a su suerte” y mejore la atención sanitaria y cuidados que recibe el conjunto de la ciudadanía.
Con pancartas en las que se podía leer ‘Salvemos la Atención Primaria’, las enfermeras, enfermeros y fisioterapeutas convocados por el Sindicato de Enfermería, SATSE, mostraron su profundo malestar porque, según indicaron, “después de dos años de lucha contra la pandemia y haber escuchado muchos compromisos por parte de los responsables públicos y políticos, la situación que sufrimos a diario es una crónica escasez de medios y recursos mientras la sobrecarga y tensión asistencial es cada vez mayor”.
Con proclamas como ‘La sanidad no es un gasto, sino una inversión en salud’, ‘Sanidad pública, sí o sí’, o ‘Exigimos respeto y dignidad laboral y profesional’, los profesionales sanitarios exigieron soluciones a las administraciones y partidos políticos a los que, a su juicio, importa muy poco la atención y cuidados que se presta en los centros de salud. “No nos han dejado otra alternativa que salir a la calle y protestar públicamente para defender a nuestra sanidad y a nuestros pacientes. Sentimos rabia e impotencia al ver lo poco que les importamos”, afirmaban.
En el transcurso de las concentraciones se denunciaba la cada vez mayor saturación que sufren los centros de salud de Ceuta, el aumento de las esperas para ser atendido de manera presencial, el poco tiempo que disponen para atender y cuidar como se merece a cada persona o la supresión paulatina de programas de prevención y promoción de la salud, así como de hábitos de vida saludable. Se hablaba de una situación límite: un enfermero para 2.500 personas.
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