A Jesús y Juan, padre e hijo, los salvó la defensa de su todoterreno familiar cuando el pasado jueves, en plena
borrasca Aline, una gran palmera cayó sobre su
vehículo en el paseo de la
Marina. Su historia, al menos desde fuera, era ya conocida en la ciudad gracias a la crónica de
El Faro de Ceuta. Ahora, con los nervios un poco más templados, el joven de 35 años cuenta cómo vivió aquellos angustiosos momentos y reclama una mayor seguridad para los caballas. Relata lo sucedido entre visitas al médico y a la espera de que llegue un perito desde la península que pueda analizar los daños de su querido Toyota Land Cruiser KZJ del 95. "Es nuestro coche de toda la vida, tiene 25 años y estaba como nuevo", asegura. Tiene claro que sigue vivo gracias a él y a su robusta defensa: "Podía haber sido mucho peor, esto con otro coche no lo cuento". Lleva desde el incidente con collarín, este mismo lunes ha sabido que tiene "un latigazo cervical". Su progenitor, quien conducía en el momento del accidente, ha sufrido una fisura nasal y tiene numerosos golpes y cortes por culpa de los cristales. Pero insiste en que "otro" no estaría ahí siquiera.
Un golpe inesperado
No les dio tiempo a reaccionar. Explica Jesús que la palmera se encontraba algunos metros más adelante, en "un ángulo muerto", por lo que cuando se precipitó sobre el coche "de golpe y porrazo" se llevaron un gran susto. "Fue muy fuerte", atina a resumir todavía con cierto nerviosismo. Puntualiza cuando cuenta su historia que no se encontraba aparcado, sino que acudía al hospital, donde debía empezar su turno de noche. Y a pesar de lo aparatoso del accidente y de las contusiones allí se personó. "En caliente no notas nada, es en frío cuando empieza a doler", lamenta ahora de baja. Fue al parar en un semáforo en rojo cuando el fuerte viento derribó el árbol sobre su capó, rompiendo la luna delantera en el impacto. El motor "funciona", de hecho apartó el vehículo de la carretera para no entorpecer la circulación y lo subió a la grúa, por lo que se niega a que el seguro dé su todoterreno por "siniestro total".
Un problema de seguridad
Subraya su "frustración" al tener que verse impedido y pendiente de la tasación de un coche que su familia había logrado mantener en perfectas condiciones a causa de lo que considera una negligencia de la Ciudad. "Esas palmeras son un peligro y no deberían quedar así", sentencia. "Lo he consultado con expertos y jamás las palmeras deberían tener un tronco tan pequeño y un capullo (la zona superior de la que nacen las ramas) tan grande, es un peligro, las hojas hacen de veleta", reclama. Como alternativa señala a los ejemplares de Juan XXIII, "más pequeños y robustos".