Lucía Muñoz suena feliz al otro lado del Atlántico. Sus primeros seis meses en Estados Unidos como becaria de la Fundación Amancio Ortega han “superado con creces” sus expectativas. “Es como estar en una película... Las animadoras, los equipos del instituto, las taquillas y sí, la comida basura, aunque no son todo hamburguesas y pizza... ¡También comemos sano!”, bromea con ‘El Faro’ desde Reynoldsburg (Ohio), adonde viajó desde Ceuta a mediados de agosto del año pasado.
Siendo apenas una estudiante de 4º de Secundaria del IES Clara Campoamor, hace hoy exactamente trece meses, la joven apareció en las páginas de este periódico como la brillante joven que había obtenido, 250 de 250 puntos, un diez, perfecto, en la prueba escrita en inglés de selección nacional del programa de estancias en norteamérica del magnate-mecenas de Zara. Aquel día, una compañera del instituto de Huerta Téllez leyó la noticia y se propuso seguir sus pasos.
Dicho y hecho. Suleika Ahmed tomará su relevo y el próximo año académico lo cursará en Estados Unidos. “Fui a buscar unos rotuladores a Secretaría y me quedé impactada con el titular, por lo que busqué las bases y como cumplía los requisitos [altos, notas medias de al menos notable en Secundaria y superiores a 8 en Inglés] me presenté a las pruebas... Cuando na amiga vio en el móvil que había sido seleccionada pegué un grito y creo que todavía lo estoy asimilando”, explica la alumna del ‘Campoamor’.
Muñoz está viviendo en primera persona lo que espera a Ahmed. “Con la ‘beca Amancio Ortega’ los alumnos estamos con familias que nos eligen a nosotros, así que no sabía qué esperar pero después de 5 meses estoy más que contenta”, asegura la joven caballa, que vive en una zona que considera “perfecta” y estudia en un instituto, el ‘Summit Highschool eStem Academy’, “centrado en Ciencia, Matemáticas e Ingeniería”. Muñoz ya se ha sumado a su equipo de Robótica, “que en 2016 fue elegido el mejor del país y compitió a nivel internacional”.
Con el inglés, sin problemas. “La verdad es que llegué con un nivel sorprendentemente bueno y no me costó nada hacer vida cotidiana aunque es cierto que las conversaciones informales o específicas eran más difíciles de entender, sobre todo con el ‘slang’ de mis amigos...”, explica. Seis meses después “no tengo ningún problema para entender nada excepto alguna palabra nueva que otra. Pienso e incluso sueño en inglés, es increíble, y cuando hablo con mis padres por teléfono en español se me hace raro”, confiesa.
Todavía en Ceuta, Ahmed siempre tuvo claro que, entre Canadá y Estados Unidos, las dos opciones que da la Fundación con sus becas, optaría por la segunda, hacia “el país que siempre he querido conocer”. Ni siquiera Trump la amedrenta: “Un poquito de miedo sí da pero las ganas que tengo son mucho más grandes que todo eso”, zanja.
Lucía Muñoz echa de menos, sobre todo “a mi familia y a mis amigos” pero está “encantada” y le gustaría alargar una experiencia (reconoce que le apetecería cursar una Ingeniería, todavía no sabe cuál, en EEUU) que está segura de que le va a aportar muchas cosas: “Siempre he sido una persona muy independiente pero el no tener a mi madre preguntándome y recordándome todo cada dos por tres es un gran cambio, y aunque ella no lo quiera admitir es para bien en muchos sentidos”, reflexiona.
Su vida cotidiana está “muy ocupada” y “siempre” tiene “algo que hacer”: Hípica, una pasión que se llevó de Ceuta; robótica, deberes, actividades en familia... Es un no parar, a veces cansado, pero disfruto al 100% en todo momento y creo que no podría pedir una mejor experiencia americana”.
Al echar la vista atrás también tiene palabras de agradecimiento para su Claustro del IES Clara Campoamor: “Aquí estudiamos menos de memoria y se incide más en la prática, en hacer las cosas por nosotros mismos para demostrar la teoría, sobre todo en Física, Química o Ingeniería, pero he de decir que tener la base que traía de España me ha ayudado mucho y eso es todo gracias a mis profesores de Ceuta”.
“Esta es una experiencia única que te cambia como persona, te ayuda a mejorar muchísimo en ingles y te abre los ojos por completo... Puede dar un poco de miedo pensar que vas a estar 10 meses alejado de todo lo que conoces pero el tiempo pasa volando y cuando te das cuenta has llegado a mitad de camino y no quieres volver”, contrapone Muñoz, que anima a seguir su ejemplo “a todos” los que “estén buscando descubrir nuevas culturas y vivir nuevas aventuras”. Suleika Ahmed ya tiene su billete.