La percepción que los vecinos más afectados tienen de la emisión de olores procedentes de los trabajos de traslado de residuos del vertedero de Santa Catalina no es, ni por asomo, la que tiene el Gobierno local. O al menos la que publicita por boca de su portavoz, Yolanda Bel, que ayer comparaba la denuncia hecha pública por los afectados con “una pequeña molestia” para poder gozar en el futuro de un “gran disfrute”. Lo llegó a comparar con la molestia que cualquiera puede padecer “cuando uno reforma su cocina o su comedor”. Lo que pasa es que no es lo mismo.
Ayer ‘El Faro’ quiso conocer los testimonios directos de quienes trabajan cerca de las obras del vertedero y quienes, en definitiva, sufren las principales consecuencias. “Estamos tragando quina”, espetaba un trabajador de la planta de residuos. Uno de los tantos que a diario labora justo al lado del barranco de las Cuevas y que considera que el olor es “insoportable”. Ya esta misma semana un compañero tuvo que ausentarse del trabajo por problemas médicos que vincula a las malas condiciones en que debe desempeñar su trabajo. Aunque disponen de mascarillas, al igual que los trabajadores del cementerio, dicen que no son medios suficientes para evitar los “malos olores”. En el cementerio piensan igual, aunque con matices. Sus trabajadores indican que “huele más” según la zona en que se encuentren y dependiendo mucho del tiempo. Por ejemplo, en la tarde del jueves los trabajos fueron infernales, debido al aumento del nivel de olor; en cambio en la mañana de ayer se notaba más sólo en algunas zonas del camposanto.
Los trabajadores confirman que disponen de mascarillas pero que sólo se las ponen cuando la situación se hace insoportable. ¿Y los vecinos? San Antonio y San Amaro son las principales afectadas. Vecinos de la barriada marinera indican que en la “tarde de ayer” -por el jueves- “fue insoportable”, hasta “cerrando las ventanas el olor no se podía soportar”. Una confirmación que tanto en ‘El Faro’ como en ‘Cope’ ofrecieron vecinos de la zona más alta del Hacho, que incluso llegaron a llamar a la Policía, y de las distintas fases de San Antonio y Valdeaguas.
Sus quejas no son las mismas durante todo el día, ya que se corresponden con las distintas fases de olor. “Por la tarde, el jueves, no se podía ni estar, depende mucho del viento”, apunta un residente en Valdeaguas. ¿Pero sólo los puntos cercanos a la obra padecen esta situación? No es así. Al margen de quienes habitualmente dan la vuelta al Hacho, que son muchos en Ceuta y que simbólicamente al paso por la obra se tapaban la nariz con los dedos a modo de pinza, también vecinos del centro, residentes en la propia Marina o en la plaza de los Reyes advertían a este periódico que el jueves habían notado “ese olor a estiércol” que están denunciando.
Por su parte Los Verdes, partido que ha hecho seguimiento a los impactos de olor desde el principio de los movimientos de residuos, advertía ayer de la necesidad de un pronunciamiento institucional sobre este asunto, que vaya a más allá de la comparecencia ofrecida por la portavoz del Ejecutivo -ver página 3-. Según Los Verdes, debe existir un compromiso de cumplirse todos los requisitos para que no haya olores, sin que la falta de dinero o el recorte en las partidas provoque deficiencias en la obra que luego se traduzcan en la generación de olores. Asimismo advierte de que todavía no se ha puesto en marcha la depuradora, con lo que el impacto en la población sería brutal si finalmente hay olores que genera tanto la obra del barranco de las Cuevas como la de la EDAR.
El partido político pone de ejemplo lo ocurrido en Torrelavega, en donde Medio Ambiente ha obligado a que se corrija el funcionamiento de la depuradora allí construida antes de final de mes, debido a los olores denunciados por los vecinos. Sin caer en alarmismos Los Verdes advierte de que las actuaciones comprometidas deben cumplirse para que, finalmente, no haya que lamentar errores que tengan como principales víctimas a los vecinos de la zona y, por ende, a cualquier ceutí que frecuente puntos básicos como el cementerio de Santa Catalina o el futuro parque previsto sobre el antiguo vertedero.
La Ciudad, por su parte, ya dijo en su día que las obras de traslado de estos residuos terminaría el 20 de abril, aunque siempre negó que se fuera a producir este impacto. Por su parte la empresa responsable de las obras de la EDAR también ha negado que vaya a provocar olores con motivo de la acción depuradora del agua. Los Verdes, de momento, advierte.
Ayer ‘El Faro’ quiso conocer los testimonios directos de quienes trabajan cerca de las obras del vertedero y quienes, en definitiva, sufren las principales consecuencias. “Estamos tragando quina”, espetaba un trabajador de la planta de residuos. Uno de los tantos que a diario labora justo al lado del barranco de las Cuevas y que considera que el olor es “insoportable”. Ya esta misma semana un compañero tuvo que ausentarse del trabajo por problemas médicos que vincula a las malas condiciones en que debe desempeñar su trabajo. Aunque disponen de mascarillas, al igual que los trabajadores del cementerio, dicen que no son medios suficientes para evitar los “malos olores”. En el cementerio piensan igual, aunque con matices. Sus trabajadores indican que “huele más” según la zona en que se encuentren y dependiendo mucho del tiempo. Por ejemplo, en la tarde del jueves los trabajos fueron infernales, debido al aumento del nivel de olor; en cambio en la mañana de ayer se notaba más sólo en algunas zonas del camposanto.
Los trabajadores confirman que disponen de mascarillas pero que sólo se las ponen cuando la situación se hace insoportable. ¿Y los vecinos? San Antonio y San Amaro son las principales afectadas. Vecinos de la barriada marinera indican que en la “tarde de ayer” -por el jueves- “fue insoportable”, hasta “cerrando las ventanas el olor no se podía soportar”. Una confirmación que tanto en ‘El Faro’ como en ‘Cope’ ofrecieron vecinos de la zona más alta del Hacho, que incluso llegaron a llamar a la Policía, y de las distintas fases de San Antonio y Valdeaguas.
Sus quejas no son las mismas durante todo el día, ya que se corresponden con las distintas fases de olor. “Por la tarde, el jueves, no se podía ni estar, depende mucho del viento”, apunta un residente en Valdeaguas. ¿Pero sólo los puntos cercanos a la obra padecen esta situación? No es así. Al margen de quienes habitualmente dan la vuelta al Hacho, que son muchos en Ceuta y que simbólicamente al paso por la obra se tapaban la nariz con los dedos a modo de pinza, también vecinos del centro, residentes en la propia Marina o en la plaza de los Reyes advertían a este periódico que el jueves habían notado “ese olor a estiércol” que están denunciando.
Por su parte Los Verdes, partido que ha hecho seguimiento a los impactos de olor desde el principio de los movimientos de residuos, advertía ayer de la necesidad de un pronunciamiento institucional sobre este asunto, que vaya a más allá de la comparecencia ofrecida por la portavoz del Ejecutivo -ver página 3-. Según Los Verdes, debe existir un compromiso de cumplirse todos los requisitos para que no haya olores, sin que la falta de dinero o el recorte en las partidas provoque deficiencias en la obra que luego se traduzcan en la generación de olores. Asimismo advierte de que todavía no se ha puesto en marcha la depuradora, con lo que el impacto en la población sería brutal si finalmente hay olores que genera tanto la obra del barranco de las Cuevas como la de la EDAR.
El partido político pone de ejemplo lo ocurrido en Torrelavega, en donde Medio Ambiente ha obligado a que se corrija el funcionamiento de la depuradora allí construida antes de final de mes, debido a los olores denunciados por los vecinos. Sin caer en alarmismos Los Verdes advierte de que las actuaciones comprometidas deben cumplirse para que, finalmente, no haya que lamentar errores que tengan como principales víctimas a los vecinos de la zona y, por ende, a cualquier ceutí que frecuente puntos básicos como el cementerio de Santa Catalina o el futuro parque previsto sobre el antiguo vertedero.
La Ciudad, por su parte, ya dijo en su día que las obras de traslado de estos residuos terminaría el 20 de abril, aunque siempre negó que se fuera a producir este impacto. Por su parte la empresa responsable de las obras de la EDAR también ha negado que vaya a provocar olores con motivo de la acción depuradora del agua. Los Verdes, de momento, advierte.
Los datos
En marzo
Se denuncian los primeros olores producidos por el traslado de los residuos del vertedero.
Ahora
El nivel de olor llega a más y empieza a hacerse patente el jueves. De hecho se produce una visita del presidente de la Ciudad, de manera oficiosa, a la zona, comprobando in situ el mal olor.
Afectados
Al margen de los trabajadores cercanos y de los vecinos de barriadas, incluso los del centro también han indicado que el jueves notaron el olor.
Trabajos
Deben estar terminados el 20 de abril, según las previsiones que ha hecho el propio Gobierno local en el proyecto.
“Cuando los vecinos quieran nos reunimos con ellos”
La consejera de Medio Ambiente y portavoz del Gobierno, Yolanda Bel, señaló ayer que cuando los vecinos de la zona del Hacho quieran reunirse con el Ejecutivo nada más que tienen que pedirlo y les darán explicaciones de todos los pasos sobre los que se está asentando la obra de traslado de los residuos del vertedero, así como de la construcción del nuevo parque urbano que vendrá detrás. Lo que no explicó son los canales que deben seguir esos vecinos para poder conectar con la portavoz.
De todas maneras, indicó que es una obra que estará plenamente acabada a finales de este mes o primeros de mayo, con lo cual queda muy poco tiempo para que finalice la mencionada primera fase. Y que supone “una pequeña molestia” para alcanzar luego “un gran disfrute”.
A pesar de ello, reconoció que es una obra de mucha trascendencia y que la misma tiene dos partes bien diferenciadas. Por un lado, nos encontramos con que “la carta de presentación que tenía nuestra ciudad hasta el año 2001 cuando se venía en el barco era un vertedero que cada vez era más alto y donde se podía divisar el humo desde la distancia”.
A partir de la llegada de Vivas a la Presidencia de la Ciudad Autónoma, una de las primeras decisiones que toma, tal y como recuerda el propio Vivas es el cierre del mismo indicando que, con posterioridad, cuando hubiera dinero prometió que se sellaría y se construiría un parque.
“Pues ese momento llegó y, por un lado, ya no tenemos esa carta de presentación que tanto afeaba la llegada a nuestra ciudad. Y se ha comenzado la obra que es de obligado cumplimiento y que supone desde luego un riesgo medioambiental porque no estábamos tranquilos que cualquier día un derrumbe hubiera llevado miles de tonelada al mar” refería la titular de Medio Ambiente.
Ahora, en palabras de la propia consejera, se está procediendo a bajar la cota y cuando se llegue a la altura “que han establecido los técnicos se comenzará a construir un parque urbano en un enclave natural privilegiado”. Si reconoce que pueden causar molestias “al igual que a nosotros cuando procedemos a realizar obras en nuestra cocina o en el cuarto de baño donde llegan olores nada buenos”.
Igualmente, reconoció que antes del comienzo de los trabajos se habían tomado todas las medidas de seguridad y que también ninguna emisión que se produzca es tóxica para los vecinos, ya que se cuenta con todos los permisos necesarios desde el punto de vista medioambiental.
Lo que si extraña de esta comparecencia de Yolanda Bel es que no se produjera una petición de disculpas hacia los vecinos de la zona o las personas que tengan que circular por la carretera del Hacho, cuando este gobierno siempre ha tenido una prioridad a la hora de los planteamientos de las obras públicas.
Y el mismo consistía en solicitar, siempre por anticipado y durante la ejecución de los proyectos, disculpas a los ciudadanos por las molestias que les pudiera causar, aunque entendiendo que esas molestias luego se transformarían en una mejora de la calidad de vida de los ceutíes en general y de los habitantes del lugar determinado en particular.
De todas maneras, indicó que es una obra que estará plenamente acabada a finales de este mes o primeros de mayo, con lo cual queda muy poco tiempo para que finalice la mencionada primera fase. Y que supone “una pequeña molestia” para alcanzar luego “un gran disfrute”.
A pesar de ello, reconoció que es una obra de mucha trascendencia y que la misma tiene dos partes bien diferenciadas. Por un lado, nos encontramos con que “la carta de presentación que tenía nuestra ciudad hasta el año 2001 cuando se venía en el barco era un vertedero que cada vez era más alto y donde se podía divisar el humo desde la distancia”.
A partir de la llegada de Vivas a la Presidencia de la Ciudad Autónoma, una de las primeras decisiones que toma, tal y como recuerda el propio Vivas es el cierre del mismo indicando que, con posterioridad, cuando hubiera dinero prometió que se sellaría y se construiría un parque.
“Pues ese momento llegó y, por un lado, ya no tenemos esa carta de presentación que tanto afeaba la llegada a nuestra ciudad. Y se ha comenzado la obra que es de obligado cumplimiento y que supone desde luego un riesgo medioambiental porque no estábamos tranquilos que cualquier día un derrumbe hubiera llevado miles de tonelada al mar” refería la titular de Medio Ambiente.
Ahora, en palabras de la propia consejera, se está procediendo a bajar la cota y cuando se llegue a la altura “que han establecido los técnicos se comenzará a construir un parque urbano en un enclave natural privilegiado”. Si reconoce que pueden causar molestias “al igual que a nosotros cuando procedemos a realizar obras en nuestra cocina o en el cuarto de baño donde llegan olores nada buenos”.
Igualmente, reconoció que antes del comienzo de los trabajos se habían tomado todas las medidas de seguridad y que también ninguna emisión que se produzca es tóxica para los vecinos, ya que se cuenta con todos los permisos necesarios desde el punto de vista medioambiental.
Lo que si extraña de esta comparecencia de Yolanda Bel es que no se produjera una petición de disculpas hacia los vecinos de la zona o las personas que tengan que circular por la carretera del Hacho, cuando este gobierno siempre ha tenido una prioridad a la hora de los planteamientos de las obras públicas.
Y el mismo consistía en solicitar, siempre por anticipado y durante la ejecución de los proyectos, disculpas a los ciudadanos por las molestias que les pudiera causar, aunque entendiendo que esas molestias luego se transformarían en una mejora de la calidad de vida de los ceutíes en general y de los habitantes del lugar determinado en particular.