“Estábamos desesperados, no sabíamos que era un barco de la Guardia Civil”

Dyalo, Omar y Zhourul son los protagonistas del intento de escapada más curioso de los que se ha llevado a cabo en Ceuta. Y es que querer escapar a la península escondidos en un barco de la Guardia Civil no sucede todos los días. Y hacerlo además en el buque especializado que tiene el Instituto Armado para luchar contra la inmigración ilegal, el ‘Río Miño’, supone ya rizar el rizo. Y esto es lo que hicieron los tres protagonistas de este caso que, ayer, releyendo su historia en ‘El Faro’, se reían de lo ocurrido.

“Estábamos desesperados, no sabíamos que ése era un barco de la Guardia Civil”, explican. Ellos vieron un buque nuevo en el puerto y decidieron probar suerte. Nadie les vigilaba, así que saltaron a su interior y buscaron el lugar en donde esconderse. Y no lo hicieron todos juntos. Una vez dentro del ‘Río Miño’ cada inmigrante buscó el lugar que consideró  que le iba a servir mejor de camuflaje. Su hazaña duró 30 minutos, el tiempo que tardaron los guardias del ‘Río Miño’ en localizarles justo después de que un joven que se encontraba circunstancialmente en el puerto les advirtiera de que los tres sin papeles se habían colado en el buque. ¿Si no? Quién sabe. “Habríamos aparecido en Ghana”, bromea uno de los inmigrantes. O no, porque el ‘Río Miño’ iba a su base en Cádiz para después desarrollar una misión en el Mediterráneo, así que podrían haber llegado a la península como polizones por obra y gracia de quienes, precisamente, intentan evitar que haya más inmigrantes que llegan de África a Europa.
“Era la primera vez que intentábamos fugarnos”, confiesan. Y la verdad es que la primera les ha salido ‘rana’. Y les ha salido así porque ni saben leer caracteres en español ni tampoco tienen muy buena memoria sobre los barcos que usan los guardias civiles. Tanto los guineanos Dyalo y Omar como el asiático Zhourul entraron hace pocos meses en Ceuta a nado y fueron en su día auxiliados por patrulleras del Servicio Marítimo. Pero en esos auxilios lo que menos se queda en la retina y en la memoria de los inmigrantes es la imagen de la patrulla que les rescata.
“De noche no los diferenciamos bien”, señalan, tampoco “sabemos leer” para poder darse cuenta de que las letras que conforman las palabras Guardia Civil significan de todo menos aptas para favorecer entradas clandestinas.
En este intento de escapada hubo un cabecilla, y en esta ocasión fue el asiático Zhourul, oriundo de Myanmar (territorio cerca de Malasia) quien avisó a los dos guineanos de la presencia del barco. “Nuestra idea era la de escapar, nos pusimos los tres de acuerdo y entramos”, recuerdan. Hoy, tras convertirse en protagonistas de esta historia, sonríen, pero siguen arrastrando sus mismas metas: escapar. Su sueño es alcanzar la libertad y para ello tienen que burlar la frontera virtual dispuesta por Europa para vetar el tránsito libre hacia la península.

Una fotografía con mucha historia

La tripulación del ‘Río Miño’ no podía imaginar que iba a terminar siendo protagonista mientras hacían labores de repostaje en el puerto ceutí. Lo que menos puede esperar que suceda es que un buque encargado de luchar contra la inmigración clandestina termina acogiendo polizones. De no haber sido localizados se habrían topado con los tres sin papeles ya en la península, convirtiéndose en trampolines de una inmigración que nunca cesa y que en la avenida portuaria ejerce una presión constante.