Así fue encontrado un joven subsahariano, cuando amanecía, cerca del cuartel de Regulares
Le habían dicho que permaneciera escondido durante toda la madrugada, que no saliera de un zona oculta en el Puente Quemadero. Después, cuando amanecía, fue abandonado cerca del cuartel de Regulares. Allí, muerto de frío, llorando como un niño, fue encontrado por un agente de la Guardia Civil que estaba haciendo deporte. Esta puede ser una historia migratoria más o no. Puede ser un mero dato estadístico o no. Porque detrás de los hechos que forman parte ya de los estadillos policiales asoma una historia que se produce con demasiada frecuencia en nuestra ciudad y que muestra la solidaridad e interés de personas anónimas que se topan con hombres y mujeres desvalidos en las calles, inmigrantes abandonados por quienes no tienen corazón, por quienes ven en ellos una mera forma de ganar dinero. Las caminatas que a diario emprende el guardia civil Francisco Rodríguez le llevaron a elegir ayer la zona de Hadú. Pasaban las 7.00 horas cuando se topó con un joven “tirado en el suelo, en posición fetal y llorando. No paraba de llorar, tenía miedo”, explica en declaraciones a El Faro. Rodríguez tuvo que tranquilizarlo diciéndole que era guardia civil, que no iba a hacerle daño. “Cuando ya le mostré mi carné se calmó”. Se quitó su sudadera, se la puso para que entrara en calor y llamó para informar de la presencia de este joven, activándose el protocolo de llegada de la Policía Nacional, traslado a Jefatura y posterior ingreso en el CETI. Un vehículo lo había colado en la ciudad, de madrugada, por la frontera y lo había abandonado inicialmente en la zona del Puente Quemadero para, después, dejarlo cerca del cuartel, sin ropa, desorientado y sin saber realmente qué hacer. La caminata del agente Rodríguez se convirtió en su esperanza. Para este guardia civil no es algo nuevo. La casualidad ha hecho que le tocara una intervención similar en octubre de hace dos años, cuando junto a unos militares que salían del cuartel de guardia, socorrieron a varios subsaharianos cuya embarcación había naufragado. Rodríguez también se quitó su chaquetón, se lo colocó a uno de ellos con el que luego, cosas del destino, entablaría una gran amistad. Su acción le llevó a recibir en Madrid el ‘I Premio Héroes Sonrisas Solidarias’. La sangría de las redes migratorias dedicadas al tráfico de personas no cesa. Tan solo 24 horas antes, fue encontrada una adolescente de solo 16 años abandonada en Martínez Catena, presumiblemente después de haber sido introducida en nuestra ciudad en un vehículo. Sola, menor, también fue asistida por Cruz Roja y trasladada por la Policía para su posterior ingreso en el centro de menores, desde donde se intentará localizar a sus familiares.