Después de estar verdaderamente entusiasmado en los ochenta con lo que significaba Europa, el introducirme en el Berlaymont , el edificio de la Comisión Europea, y trabajar allí, el ir a comer al Consejo o reunirme años más tarde con mis compañeros del Tribunal de Cuentas de Luxemburgo me daba la sensación que todo iba a ir sobre ruedas, España sería por fin un país tan moderno como lo era en aquél tiempo Holanda, o Bélgica, que bellos países, que adelantados los veía yo en aquella época en la que Bélgica por ejemplo tenía iluminadas todas sus autopistas e incluso las carreteras similares a las por nosotros denominadas carreteras nacionales. El salir de Francia y entrar de noche en Bélgica era todo un espectáculo al atravesar Mons. Han pasado muchos años y la soñada Europa no consigue ir adelante. Creo que hemos ido a ritmo de crucero hasta llegar a la Unión Monetaria y ya el hecho de que varios países importantes como el Reino Unido y Suecia, no quisieran pertenecer a dicha Unión a mí me parecieron graves errores de estos países, aunque quizás se debía haber reflexionado mucho más sobre el porqué de esta negativa. Y quizás debíamos haber acompasado el paso al ritmo y razones, que no exigencias de estos países. Pero el sueño europeo de ser los Estados Unidos de Europa nos cegaba, y Europa no tenía ni tiene los líderes adecuados para ese momento. Siendo la Unión Monetaria el gran esqueleto de la actual Unión Europea, creo que ha sido un gran error el haber abierto la puerta a todos los países del Este y del Báltico y haber impulsado su ingreso y menos mal que se paró gracias a Francia, el ingreso de Turquía. Por eso, de nuevo se habla de la Europa a distintas velocidades, aunque eso tendrá que ver con lo que Alemania quiera vender al resto de Europa y mientras nos hagan pensar que algún día llegaremos a la tierra prometida. Mientras hemos ido dejando girones de nuestra soberanía, las directivas vendrán de Bruselas, las sentencias del Tribunal de Justicia Europeo de Luxemburgo, y quizás algunos fondos que nos permitan reducir la desigualdad de algunas comunidades o construir algunas autopistas más. Pero seguimos con un Parlamento Europeo en el que no confiamos, por lo que no puede legislar y los eurodiputados muy bien pagados pero son un simple adorno, las decisiones importantes las toman en el Consejo los Jefes de Gobierno. Es quizás a lo único que se puede llegar. Por ahora no creo que Europa pueda llegar más lejos, por lo que debemos estar contentos si logramos la estabilidad presupuestaria capaz de soportar el Euro.
Yo entiendo que hay muchos políticos que piensan que después del Tratado de Roma del 25 de Marzo de 1957, ahora se cumplen los 60 años, lo logrado es increíble, que gozamos de una calidad en los alimentos gracias a las normas comunitarias, que las especificaciones técnicas permiten construir edificios más seguros y gozar de un medio ambiente en el que todo el mundo se siente concernido, gracias a las ayudas comunitarias tenemos estupendas vías de comunicación y existen numerosas estadísticas que indican lo beneficioso de los estados de pertenecer a esta Unión Europea. Desde el punto de vista del coste, no hay dudas. Pero también nos encontramos, a pesar de estos logros con la desafección de muchos ciudadanos que no comprenden los acuerdos para hacer frente a las crisis económicas en las que unos han gastado más de lo debido y otros tienen que subsidiarles, o las denominadas “cooperaciones reforzadas”, que en palabras del Jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem se comprenden mejor, aunque sea a modo de parábola y en esencia es lo que ocurre en nuestras autonomías.
Y si miramos la política exterior, parece que todo se centra en el problema migratorio pero ¿qué tienen que ver nuestros intereses con los del Reino Unido cuando incluso somos enemigos en el tema de Gibraltar? o ¿el acercamiento que tiene Francia a los países del África negra con el nuestro con respecto a los países hispanohablantes?. Por lo que la política exterior de la Unión debería ser el común denominador de las políticas exteriores de los países miembros. Solamente en la economía podemos encontrar la unión, porque, por ejemplo, el sector primario en el que España es primer país productor de aceite y Dinamarca es exportadora del salmón, ahí sí nos encontramos cada uno vendiendo lo que produce, aunque nuestras políticas económicas puedan diferir y mucho de las resto de nuestros vecinos y los recortes en la producción que a veces se realizan no se comprendan aunque sea para beneficiar a nuestros vecinos del magreb. Por ello la Comisión Europea junto con las decisiones del Consejo de los Ministros y de los Jefes de Gobierno, debe ir siempre en pos de ese denominador común. El ideal de que Europa llegara a ser como un país federal como lo son los Estados Unidos de América en el que cada Estado tiene una Justicia basada en la jurisprudencia e incluso con castigos diferentes como la pena capital en algunos estados, con una estabilidad presupuestaria basada en las finanzas de cada estado sin importarle al de al lado si está o no en suspensión de pagos, con sistemas sanitarios distintos, toda esa diversidad se une cuando se trata de ayudar al país entero donde ser “americano” estadounidense es un orgullo que se manifiesta por la cantidad de banderas que se encuentran en domicilios, escuelas e incluso gasolineras. En ese sentido la política exterior es una sola, la política de defensa es una sola porque existe la argamasa de unir perfectamente todo ese conglomerado. Eso no existe en Europa, ni creo que pueda existir. Francia tiene la suficiente grandeza como el que más y nunca querrá estar subordinada a las directrices externas salvo en algunos temas que por el interés general de sus ciudadanos, le interese, a España, en circunstancias normales, le ocurre otro tanto y así podemos ir recorriendo todos los países europeos. Son raíces muy profundas, el árbol nación- estado ha crecido mucho y no puede doblegarse. Incluso aunque sean naciones jóvenes como es el caso de Italia porque sus ciudades- estado si han mantenido las raíces profundas a lo largo de su historia.
¿Hemos llegado a la última parada en la construcción política de Europa, que fue el sueño de Robert Schuman y debemos contentarnos con reforzar los vínculos económicos? Creo que el Brexit nos ha hecho despertar del sueño inalcanzable e imposible de los Estados Unidos de Europa. Y quizás no sea en absoluto desdeñable el mostrar que somos un mercado de 500 millones de consumidores, y quizás no sea tan desdeñable el poder tener libertad de movimiento y ubicación dentro de este espacio europeo, y quizás no sea tan poca cosa el tener un mercado común de bienes y servicios y una moneda que estabilizada tiene mucho valor y sirve de moneda de cambio en todo este espacio europeo, aunque no se haya logrado aprobar una Constitución Europea. ¿Por qué no? Es la vuelta perfeccionada a la Comunidad Económica Europea.
Pero entonces hay que aproximarse a la realidad. En Bruselas todavía viajan los funcionarios a Luxemburgo o a Estrasburgo a veces semanalmente dependiendo de donde se hagan las sesiones del Parlamento, porque Francia exige que determinadas sesiones se celebren en Estrasburgo. Toda clase de funcionarios deben desplazarse desde secretarias hasta la más alta graduación del funcionariado. Esto cuesta mucho dinero al cabo del año, y como se dice en España puede ser el chocolate del loro. Sin embargo hay que poner los pies en el suelo y si verdaderamente el Parlamento europeo no sirve para nada hay que ser sincero y eliminar dicho Parlamento y suspender la farsa de las elecciones europeas en todos los países al Parlamento Europeo. Es decir, hay que pensar muy detenidamente y ahora, donde estamos y hasta donde se puede llegar.
Bruselas acaba de anunciar que financiará el viaje de 5.000 estudiantes por toda Europa. Otro chocolate del loro. Es necesaria una reducción drástica del gasto comunitario y de pensar verdaderamente en lo que es útil, para los países y la comunión de países y los países que no puedan seguir el ritmo deben salir de este mercado y entrar cuando consigan los coeficientes de Maastricht.
En la salida de la UE el 29 de Marzo la jefa del gobierno británico y ante el montante de unos 60.000 millones de euros que puede costar el “Brexit” a los británicos, la señora May ya ha dicho, “vamos a llevarnos bien porque si no la política antiterrorista se puede resquebrajar “, lo que indica lo poco que están decididos a pagar los británicos y blandiendo la política antiterrorista como amenaza, ¿acaso no sabíamos que socios teníamos?
Nuestra política de Defensa la deberemos aunar con la OTAN, la Económica dentro de la Unión Monetaria, y la política Exterior dentro del Palacio de Santa Cruz.
Yo por ahora sí lo tengo más claro.
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