Cientos de españoles y de marroquíes residentes en España llevan más de seis semanas atrapados en Marruecos desde que el país vecino decidiera cerrar la frontera del Tarajal. Lo único que quieren es regresar a sus casas en España.
Este es el caso de Omar Ben Salah Enfedal, nacido en Marruecos, con 41 años, que lleva unos 26 viviendo en nuestro país, habiendo obtenido la nacionalidad española. Además, tiene orígenes españoles porque su familia materna es de Ceuta, mientras que su familia paterna es de Tetuán, donde él nació. Por ello se siente marroquí, pero también “muy español”.
El protagonista de esta historia, aunque vivió ocho años en Ceuta, hasta hace unos meses estaba viviendo en Jaén, donde llevaba unos 15 años y se dedicaba a la recolección de aceitunas durante las campañas.
Pero este año no acudió a la campaña. Tras divorciarse, “al ser nieto de un ceutí, hijo de una ceutí y también tengo familia en Ceuta por parte de mi madre”, decidió mudarse a nuestra ciudad de nuevo y comenzar aquí una nueva vida. Alquiló un piso en Hadú e iba a comenzar a trabajar en nuestra ciudad, “aunque con lo del coronavirus todo se ha paralizado”.
Tuvo que viajar a Marruecos, concretamente a Tetuán, el día antes de que cerraran la frontera del Tarajal porque “tenía que arreglar unos papeles por temas familiares”. Cuando se enteró de que cerraron la frontera por las noticias en televisión no pudo hacer nada, porque “soy una persona alérgica a muchas cosas y además asmático y me dio un brote alérgico y no podía ni moverme, me asfixiaba”, contó.
Llamó al Consulado español en Tetuán y les explicó su caso. “Desde que me separé todo se fue al traste, encima tuve que venir aquí y me ha pillado todo lo del coronavirus aquí. No tengo ni un duro. Necesito comer, pero sobre todo necesito mis medicamentos, pero nadie me ayuda”, continuó.
La respuesta del consulado fue que “no podían hacer nada”, algo que el hombre no entiende: “Ellos están dando dinero y medicamentos a los presos españoles en la cárcel. Tienen stock de medicamentos. Yo no quiero dinero, solo un vale para comida y mis medicamentos. Nunca he pedido nada, pero en estas circustancias qué puedo hacer. Yo he estado ayudando a otras personas con mi cotización durante años”, comentó resignado.
“Lo único que me han dicho es que me espere y llevo detrás de ellos dos meses desde cuándo empezó el virus. Ya no puedo esperar más”, prosiguió.
Desesperado, Omar acudió a la Iglesia de Nuestra Señora de la Victoria porque le dijeron que allí estaban ayudando a la gente. Fue para allá, habló con el cura, le contó su caso y le dij o: “Si estás vestido bien, ¿para qué quieres comida? Deja esto para los pobres”, relató. “Todo porque llevaba unas zapatillas Puma de mi padre que eran nuevas, pero le dije que no iba por gusto, sino porque realmente me hace falta. Me dijo que era un mentiroso e insinuó que lo que quería era vender la comida que me dieran. Pero después llegó una chica africana y sí que le dio comida”, relató.
Omar lleva atrapado en Tetuán desde antes de que cerraran la frontera. Aunque está solo, por lo menos tiene un techo donde estar en la casa que era de sus padres y que ahora es de todos los hermanos. Pero “la relación no es muy buena” y ninguno le está ayudando.
La desesperación ha hecho que este hombre haya tenido que salir a la calle. “Pido comida a la gente por la calle. Soy una persona de principios y no voy a salir a robar, pero sí salgo a la calle a pedir. Uno te da y otro no te da porque todo el mundo no está trabajando en Marruecos y no te pueden ofrecer ayuda. Vivo aquí solo, no tengo dinero, ni medicamentos, ni comida ni nada. Las estoy pasando canutas. Necesito gotas para los ojos, un inhalador que lo tengo a cero y los ansiolíticos que estoy tomando porque tengo depresión y ansiedad”, contó.
Además, este hombre está preocupado por sus problemas de salud. “Soy asmático y soy propenso a coger este virus. La gente asmática nos vamos en un momento. Tengo que llevar siempre conmigo el inhalador y no tengo. Estoy vivo de milagro, ayer me estaba asfixiando y no podía hacer nada”, comentó.
Se siente abandonado por los dos países: su país natal y su país de residencia. Solo quiere que “esta historia interminable termine” y poder volver a Ceuta para tener sus medicamentos y comenzar una nueva vida. “Tengo que empezar mi vida desde cero. Todavía no me creo todo esto, parece mentira”, continuó.
Dicen que en la adversidad aflora lo mejor del ser humano y así es. La única persona que está ayudando al protagonista de esta historia es N.I., otro marroquí de nacimiento que está atrapado en Tetuán, pero que es residente en Ceuta, donde le esperan su mujer y sus hijos.
“Lo que estamos consiguiendo, lo estamos compartiendo los dos. Él está en casa de su hermana y como ahora es Ramadán me trae pan, sopa o dulces, y yo le doy lo que tenga. Si tengo una barra de pan, le doy media. La vida es así. No tengo mucho, pero lo que tengo lo comparto”, concluyó. Sin duda, un ejemplo para todos.
Ayer Omar acudió al médico gracias a que una persona le ayudó a pagar la consulta. Pero ahora necesita comprar sus medicamentos. Si alguien quiere ayudarle, este es su número de cuenta en Unicaja Banco: ES73 2103 0310 7600 1001 6346. De antemano, agradece “de corazón” a las personas que les están ayudando.
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