“España hace gestiones para que se cumplan los derechos humanos en Marruecos”

“Mi función no es política o de representación. No debo dar opiniones personales”. El cónsul español en Tetuán, Carlos Díaz Valcárcel (Madrid, 1952), repite en varias ocasiones el mismo discurso para establecer los límites de lo que quiere llegar a decir. Desde su ventana se alcanza a ver el desorden de una ciudad que un día fue española y que la noche anterior aparecía desierta mientras el Barcelona le metía cinco goles al Madrid. Es martes, llueve intermitentemente y Marruecos sigue igual.

El país no permite la entrada de periodistas españoles, esconde el alcance de lo ocurrido en El Aaiún y sortea cualquier tipo de sanción internacional. En un regate tan típico de la diplomática internacional, Europa condena a la violencia y no a la nación alauita. Díaz Valcárcel sigue la misma estrategia. Trata de evitar las preguntas sobre el asunto con máxima diplomacia y llega incluso a “apelar” a la responsabilidad del periodista. Hasta manda parar la grabadora durante varios minutos. En una pared de su despacho está colgada una foto del rey Juan Carlos I junto al monarca marroquí Mohamed VI.

Poco a poco, entre pregunta y pregunta, el madrileño describe las relaciones entre ambas partes: “Estamos condenados a entendernos con Marruecos”. Inmediatamente agrega que está “convencido” de que desde España se hacen “gestiones para que se cumplan los derechos humanos” en el país vecino.

–Usted asumió el cargo a primeros de agosto. El Gobierno español sustituyó a los principales alto cargos de las embajadas y consulados en Marruecos. ¿Fue un cambio de nombres o de la estrategia diplomática?

–Sí que coincidió mi llegada con un gran cambio en la Embajada en Rabat y en otros consulados. Por lo que se refiere a las oficinas consulares supuso un cambio de los titulares. Javier Jiménez Ugarte, mi predecesor, había llegado al término de su estancia. Yo estaba de cónsul general de España en Montreal, Canadá, y  me he venido desde allí a cumplir mis cuatro años aquí. No significa otra cosa que el relevo natural.

–¿Cómo se encontró las relaciones con las autoridades locales de Tetuán?

–Parece ser que puede haber algún cambio a nivel más elevado de algún mandatario (marroquí). Es lo que se comenta. Puedo decir que tenemos buenas relaciones locales. Tenemos muchos proyectos comunes.

–¿Qué opinión le merecen los incidentes en El Aaiún (Sáhara Occidental)? Marruecos tomó el control del campamento saharaui levantado allí. Se desconoce el alcance del número de víctimas.

–Eso no es competencia del consulado. Yo me remitiría a las notas que ha publicado al respecto el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Embajada en Rabat. Es un tema que seguimos con la natural preocupación, pero no podemos tener otra opinión que la que publica el Gobierno.

–Pero usted es diplomático. ¿Puede explicar el sentido que tiene diplomáticamente condenar la violencia y no a Marruecos?

–No es un tema en el que me pueda posicionar. Tengo un cargo institucional y esa responsabilidad implica seguir las directrices que establece el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Embajada en Rabat.

–¿Cuáles son esas directrices?

–Ahora las sacamos (mira hacia el ordenador que está en una mesa de su despacho).

–Usted las sabrá, ¿no?

–Evidentemente hay una preocupación por lo que está pasando en el Sáhara. Se trata de encontrar una vía de solución de esta situación que satisfaga a la población y a las autoridades.

–¿Busca España el bien de las relaciones con el país vecino casi a cualquier precio?

–Las relaciones con el Gobierno de Marruecos son esenciales para España, como lo son para Marruecos. Para cualquiera de las dos partes es necesario mantener la mejor de las relaciones. Es lógico que se busquen los medios para mantenerlas.

–¿Aunque eso implique callarse algunas veces?

–Eso es un tema del que existen opiniones al respecto.

–También hechos.

–Insisto: tengo un cargo institucional. No puedo decir otra cosa que la que puedo decir. Es lógico.

–¿Qué le parece que no se permita la entrada de periodistas españoles a Marruecos?

–No lo sabía.

–No pueden entrar al país.

–España siempre defiende por cualquier medio que puedan llegar periodistas y que se respete la libertad de opinión y la libertad de comunicación. Esa es la postura española. Permítame decirle que la función del consulado no es política o de representación. No debo dar opiniones personales.

–¿Cómo ve la situación en la frontera? Los periódicos hablan de “tensiones”.

–Yo no la he notado. El caso de Melilla es diferente. Por lo que leo y veo entiendo que en Ceuta la frontera ha venido funcionando de una manera normalizada.

–¿Incluso cuando los letreros de las carreteras de Marruecos indicaban la dirección hacia la ciudad autónoma con la leyenda ‘Ceuta, ciudad ocupada’?

–Imagino que molestaría a los ceutíes.

–¿Y al consulado?

–Yo no lo he visto. Sólo puedo hablar de mi experiencia personal. Y desde que llegado ha habido normalidad en la frontera.

–¿Utiliza Marruecos las revindicaciones territoriales sobre Ceuta y Melilla y los conflictos con el pueblo saharaui para despistar la atención sobre sus problemas internos?

–No lo sé. No puedo contestar a determinadas preguntas.

–¿Controla Marruecos con el máximo celo su frontera con Ceuta? Todavía se salta la valla.

–Lo que es cierto es que hay una presión migratoria muy fuerte. Marruecos tiene problemas con la población subsahariana. No tiene los medios (para evitar su llegada a España).

–Cambio de asunto. ¿Cuántos visados tramita su consulado al año para que marroquíes de Tetuán puedan ir a España?

–El número de visados se ha visto drásticamente reducido como consecuencia de la crisis económica en España. Y así se ha pasado de los 20 ó 25.000 visados en años anteriores a los 12.000 de la actualidad. Es un ejemplo muy claro de cómo se ha reducido la demanda.

–¿Se controla de alguna forma especial a los solicitantes de estos visados? La pregunta es a propósito del terrorismo islamista.

–Naturalmente. Hay unos controles que se establecen en una serie de personas cuyos nombres figuran en las listas de personas no admitidas en todo el espacio de la Unión Europea. Le puedo decir que los requisitos son muy exigentes y que nosotros pedimos que se cumplan con el máximo rigor.

–La delegación en Tetuán del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) tuvo que retirarse a mediados de 2009 por las presiones de Marruecos. ¿Cómo está la situación ahora?

–Yo no estaba aquí cuando eso pasó.

–Ya, pero conocerá la situación actual.

–No hay nada nuevo.

–¿Sigue habiendo agentes del CNI en Tetuán?

–No le puedo decir.

–Diversas fundaciones españolas trabajan en el norte de Marruecos en proyectos de cooperación.

–Marruecos es país prioritario para la cooperación española. España ha invertido muchos recursos aquí, tanto a través de la Agencia Española de Cooperación como  de la cooperación descentralizada. Hablo, por ejemplo, de la Junta de Andalucía.

 Tetuán se ha convertido en un centro de diversas iniciativas.Tenemos el centro de formación profesional Juan de la Cierva, la Clínica Clínic para partos de riegos, una guardería para niños que lleva las monjas de la caridad, la fundación Forja XXI...

–¿Tienen sentido los proyectos de cooperación en Marruecos en tiempos de crisis?

–Es un debate abierto. De hecho, el Ministerio de Asuntos Exteriores ya ha reducido los presupuestos de cooperación para el próximo año. Tenemos que tener en cuenta que Marruecos es un país donde la cooperación es muy importante para nosotros. Si tenemos inmigración ilegal hacia España, nos conviene que este país se desarrolle. Marruecos y España están condenados a entenderse por muchas razones. Y una de ellas es la cooperación para crear una zona de prosperidad. No nos interesa que haya una desigualdad muy grande. Y lo que no podemos hacer es bajar nosotros el nivel.

–¿Qué actitud mantienen las autoridades marroquíes con ese tipo de proyectos? ¿Muestran gratitud o tachan a España de prepotente?

–Todo el mundo me ha expresado su reconocimiento. Desde el alcalde a los gobernadores. Se ve que tienen interés.

–El norte de Marruecos ha crecido económicamente en los últimos años. ¿Saca partido España de ello?

–La mejoría ha sido importante. Se aprecia en la calle. Sobre todo, en infraestructuras, se ha paliado el gran déficit que había. Nosotros estamos en una situación complicada económicamente, pero sí que hay empresarios españoles aquí, aunque no muchos.

–¿Hace ese interés económico necesarias las buenas relaciones entre España y Marruecos?

–Todo el mundo está de acuerdo en ese sentido. Nos tenemos que llevar bien. Hay que encontrar el terreno común del entendimiento.

–¿Y no tiene España una responsabilidad especial en esa relación? Sobre todo para hacer valer los derechos humanos.

–No cabe duda. Como país miembro de la Unión Europea, los derechos humanos son una referencia indispensable e indiscutible que debe estar presente en nuestra política exterior. Es un mandato constitucional y un compromiso adquirido en la Organización de las Naciones Unidas.

–Así que, aunque los ciudadanos no lo puedan leer en los periódicos, España hace gestiones para que se respeten los derechos humanos en Marruecos.

–Seguro. Estoy convencido.