La pasión del mar es el nombre de la escultura que ya luce junto a la
puerta Califal dedicada a los submarinistas ceutíes: esas personas que han dedicado su vida a enseñar el fascinante mundo subacuático, y en especial a aquellas que han perdido la vida en las profundidades del mar. La estatua ha sido donada a la ciudad por el presidente de la Fundación Eduardo Gallardo, Alberto Gallardo, de manera personal; y el autor de la obra, Antonio Romero. Se trata de una obra de poliéster reforzado con fibra de vidrio, junto con algunas cargas de marmolina y pintada imitando al óxido de hierro y bronce. El sitio donde se encuentra la obra cuenta con un gran significado sentimental para el colectivo de los submarinistas, ya que se sitúa muy próximo a la antigua entrada del Real Club Náutico CAS, entidad que ha impulsado esta práctica desde hace más de medio siglo.
Según explica Romero, la idea de hacer una escultura dedicada a los submarinistas cuenta con 11 años de recorrido desde que se planteó, y ha precisado de muchos años de trabajo por la ajetreada agenda de trabajo del escultor. Al tiempo, destaca la complejidad de la obra y sus grandes dimensiones: “consiste en hacer dos esculturas, haciendo el modelo original en escayola y después sacar los moldes para obtener la copia en resina”. Romero no se ha olvidado de destacar el apoyo económico y logístico de Alberto Gallardo, que se ha involucrado en el proyecto desde el minuto uno aportando todo lo necesario al artista: desde los materiales hasta el espacio para ejecutar la estatua. Ceuta ya tiene un espacio para recordar a todos los que perdieron la vida haciendo lo que más les gustaba: descubriendo las maravillas de las profundidades. La Fundación Gallardo solo ha canalizado la organización del acto.