Como ciudadano preocupado por la imagen de nuestras instituciones y la integridad de quienes las representan, me resulta inconcebible que Melchor León, presidente de la Gestora del PSOE de Ceuta y vicepresidente primero de la Asamblea, siga ostentando su cargo tras el escándalo en el que se ha visto envuelto.
La difusión sin consentimiento de la baja médica de una trabajadora del Grupo Parlamentario Socialista no es solo un acto de negligencia, sino una violación clara del derecho a la intimidad.
Hoy, León ha acudido a los tribunales a declarar, parapetado por su asesora Jessica Parres, el portavoz del Grupo Parlamentario, Sebastián Guerrero, y su abogado.
Pero, por mucha protección que intente rodearse, los hechos hablan por sí solos: supuestamente difundió información confidencial en un chat de la Gestora, vulnerando los derechos de una trabajadora que, al descubrirlo, sufrió una crisis de ansiedad. La gravedad de este asunto no puede minimizarse ni tratarse como un error administrativo menor.
En espera de que la Justicia se pronuncie, podemos decir que estamos ante un posible delito de descubrimiento y revelación de secretos, tal como lo tipifica el artículo 197 del Código Penal.
Más allá del plano legal, este escándalo mancha profundamente la imagen del PSOE de Ceuta y de la ciudad en general. Melchor León, como vicepresidente primero de la Asamblea de Ceuta, tiene el deber de representar con dignidad y responsabilidad a los ceutíes. Su presunto comportamiento no solo ha sido irresponsable, sino que ha demostrado una falta de respeto por los principios básicos de la confidencialidad y el respeto a la privacidad.
El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, no puede permanecer indiferente ante esta vergonzosa situación. La confianza en nuestras instituciones se ve seriamente comprometida cuando quienes están en posiciones de poder no son capaces de mantener los más altos estándares éticos.
Ceuta no merece tener un representante en la Mesa de la Asamblea que ha sido acusado de un acto tan grave. La dimisión de Melchor León, clamada por muchos ciudadanos después del bochornoso “paseíllo” de esta mañana en el juzgado, no solo es un imperativo moral, sino también una medida necesaria para restaurar la confianza en las instituciones y en el PSOE de Ceuta.
Es hora de que León asuma las consecuencias de sus supuestas acciones. Por el bien del partido, de la ciudad y de la integridad política, debe dar un paso al costado antes de seguir arrastrando consigo la imagen de Ceuta y de sus ciudadanos.
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