El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, visita mañana Ceuta. Es la promesa que hizo nada más llegar a la Presidencia, en la propia toma de posesión. Un compromiso que se hará realidad y que supone un paso clave para afianzar las relaciones entre la ciudad autónoma y Andalucía.
Ceuta es una ciudad hermana de Andalucía. Tenemos grandes vínculos históricos, sociales y económicos, y por ese motivo en mi toma de posesión expresé que entre mis primeras visitas como presidente fuera de Andalucía estaría Ceuta. Siento que estoy cumpliendo con una obligación que es, al mismo tiempo, una enorme satisfacción. Ceuta, además, es un símbolo de españolidad, y esa circunstancia me hace sentirme muy cerca sentimentalmente de esta ciudad.
Es necesario que Andalucía y las ciudades de Ceuta y Melilla mantengamos un nivel de colaboración mucho más estrecho que en el pasado. La estructura autonómica nos situó en espacios diferentes, pero hay realidades que están por encima de esta división administrativa. Compartimos historia, posición geográfica y también muchos problemas, y tenemos que compartir también las soluciones. Mi principal propuesta al presidente Vivas va a ser abrir un canal de comunicación permanente entre ambos territorios que nos permita, además, presentar nuestras demandas al Gobierno de España de forma conjunta.
Ése es mi objetivo. No basta con que hagamos gestos de hermandad. Tenemos que ir de la mano en muchos asuntos que nos conciernen a los tres territorios. Más que las dos orillas de un mar, somos las dos aceras de una misma calle. Podríamos decir que ceutíes, melillenses y andaluces somos vecinos de un mismo barrio, y tenemos que afrontar unidos los mismos retos. Unidos estaremos en mejores condiciones para hacerles frente. Con eso, no sólo cumplimos con un deseo compartido sino también con una obligación legal: el artículo 228 de nuestro Estatuto de Autonomía establece que Andalucía mantendrá unas especiales relaciones de colaboración, cooperación y asistencia con las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Ya es hora de que lo cumplamos.
Me preocupa especialmente el problema de la inmigración. Soy consciente de que no se trata de un asunto de ámbito autonómico, ni siquiera exclusivamente nacional. Es una cuestión que afecta a toda Europa, y es en ese ámbito en el que deben buscarse alternativas. La actitud cerrada e insolidaria de algunos países europeos en este asunto es a veces desesperante. Los países estamos obligados a prestar ayuda humanitaria a quien corre peligro de muerte, pero también tenemos la obligación de tratar de evitar que esas personas pongan su vida en peligro y de que sigan existiendo mafias que se enriquecen a su costa. Y eso es algo que muchos países olvidan porque ocurre lejos de su frontera. No olvidemos tampoco que el Gobierno de Pedro Sánchez ha sido muy imprudente en este asunto, y que ha generado un efecto llamada con unas actuaciones movidas por el electoralismo y la ignorancia.
Uno de los asuntos que preocupan en las ciudades de Ceuta y Melilla es el tema de los MENA. Andalucía también tiene un gran número de menores marroquíes en sus centros.
Efectivamente. En 2018 llegaron a las costas andaluzas casi 3.500 menores no acompañados. Y el número no para de crecer. Nos toca dar la cara, como lo hacen Ceuta y Melilla. Y lo hacemos con una conciencia humanitaria, porque estamos absolutamente convencidos de que es nuestra obligación hacerlo. Pero no podemos hacerlo solos. Ni podemos hacerlo para siempre. Es necesaria una política común, a nivel europeo, que incluya una planificación de actuaciones en los países donde se origina la inmigración y una actuación contundente para acabar con las mafias de tráfico de personas.
Juan es el mejor presidente que los ceutíes pueden tener y espero que así siga siendo durante mucho tiempo. Juan vive por y para Ceuta, está entregado en hacer de su ciudad lo que es hoy, una ciudad moderna, cuidada, limpia, una pequeña joya para el turismo, con un casco histórico remodelado y revitalizado, con nuevas infraestructuras y equipamientos que son envidia de muchas ciudades españolas. Es un político que está muy pendiente de los pequeños detalles, y me consta su preocupación por el bienestar de los ciudadanos. Por eso estoy convencido de que en las elecciones del próximo 26 de mayo los ceutíes van a revalidar en las urnas su confianza en él y de que seguirán valorando su dedicación, su compromiso, su trabajo, sin mirar nunca el reloj, para colocar a Ceuta en el lugar que merece. Los ceutíes deben sentirse orgullosos de él, sin duda.
Si es posible o no, serán los ciudadanos los que lo digan en las urnas. Lo que le puedo decir es que, igual que Andalucía, España necesita un cambio. El Gobierno de Pedro Sánchez ha puesto a nuestro país en una situación de auténtico riesgo nacional con su actitud condescendiente hacia los independentistas. Los que quieren romper España nunca habían soñado con tener en la Moncloa a un colaboracionista declarado como Pedro Sánchez. Éste no ha sido sólo el Gobierno más corto de la democracia, también el más peligroso para la unidad y la igualdad entre los españoles. En el PP estamos preparados para liderar el proceso que ponga fin a los desvaríos del secesionismo y que devuelva a los españoles la tranquilidad.
El PP Andaluz y Ciudadanos tenemos muchas cosas en común. Se hizo evidente durante la negociación del acuerdo de gobierno, en el que muchos asuntos casi no era preciso discutirlos. También tenemos diferencias de matices, claro, pero la voluntad de propiciar un cambio en Andalucía ha sido el mejor acicate para llegar al consenso. La experiencia del primer mes de gobierno ha sido muy positiva. Hemos formado un equipo sin fisuras, en el que no tiene importancia de qué partido proceda cada consejero. Y estoy encontrando en todos ellos muchas ganas de trabajar y una enorme ilusión por cumplir con las aspiraciones de los andaluces.
Sin duda. Juan siempre estuvo entre mis candidatos a la Consejería. Finalmente, se sumó a nuestro proyecto por la baja por cuestiones de salud de Alberto García Valera y debo decir que lo ha hecho con absoluta satisfacción de todos. Le queda por delante una tarea complicada. Tiene en sus manos la elaboración de los Presupuestos de 2019, de los que el PSOE hizo dejación absoluta, y antes de que se aprueben definitivamente tiene que empezar a redactar los de 2020. Y le puedo asegurar que la situación económica que nos hemos encontrado es muy difícil. Estoy seguro de que hemos dado con la persona adecuada para afrontar ese reto.
Juan reúne muchas cualidades para ser un gran consejero. Sabe buscar soluciones, y ésa es una virtud que nos va a venir muy bien en el Gobierno del cambio con la situación que nos estamos encontrando. Conoce bien la Administración, es experto en Derecho Tributario y en Hacienda Pública, pero también tiene mucha experiencia política. Y, además, nos hemos encontrado con un magnífico orador que ya ha ofrecido buenas muestras de manejarse muy bien en la tribuna del Parlamento.
No me cabe duda. Estoy convencido de que este gobierno agotará la legislatura, cosa que, por cierto, no hizo ni una sola vez mi predecesora. No digo que vaya a ser un camino de rosas, ¿eh? Hay quien, desde fuera, está empeñado en poner palos en los ejes, pero nosotros miramos adelante. Mire, mi Gobierno ha puesto en marcha más de 60 medidas en poco más de un mes. Muy pronto, la bonificación al 99 por ciento del Impuesto de Sucesiones y Donaciones será una realidad. Se está trabajando ya en un nuevo Plan de Infraestructuras, un Plan Estratégico de Competitividad para la Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural y un Plan de refuerzo educativo; hemos reducido el número de altos cargos y puestos de confianza en un 17 por ciento y hemos extendido el cribado para detectar el cáncer de colon a toda la población de riesgo. ¿Quién puede pensar que todo eso lo esté haciendo un gobierno sin estabilidad?
Entre nuestras primeras medidas está la de elaborar una auditoría del sector público. También hemos empezado a eliminar entes innecesarios y muy pronto funcionará la nueva Oficina de Lucha contra el Fraude y la Corrupción. Somos conscientes de que el PSOE nos ha dejado un campo minado después de 40 años de poder omnímodo. El PSOE ha controlado la vida de los andaluces hasta en pequeños detalles, y cambiar esas rutinas no va a ser fácil. Mi Gobierno ha pedido ya la reanudación de los trabajos de la comisión de investigación de la Faffe, la fundación desde la que se pagaron fiestas en prostíbulos, porque es imprescindible conocer qué pasó y exigir responsabilidades. El próximo martes vamos a poner en marcha la eliminación de los aforamientos y, desde luego, no descansaremos hasta recuperar el dinero defraudado de los ERE. No va a ser fácil, pero la decisión está tomada: vamos a barrer toda la corrupción del PSOE y a convertir Andalucía en un territorio libre de clientelismo.
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