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La entrega controlada de cocaína que terminó con dos acusados en el banquillo

No es habitual que la Guardia Civil monte un operativo de entrega vigilada de droga, pero el 14 de septiembre de 2021 consideró que sería la técnica idónea para dar con los receptores de una partida de cocaína recién desembarcada en Ceuta.

Así, tras detener en el puerto al portador de casi 3 kilos de esta sustancia, organizó con el aval judicial correspondiente un seguimiento para dar con los dos individuos que iban a repartirse la mercancía y que terminó sin dar sus frutos.

Este miércoles se sentaron en el banquillo de los acusados tanto el joven que desembarcó con la bolsa de cocaína que se le había entregado en Sevilla para su traslado a nuestra ciudad como otro vecino de Ceuta a quien la Guardia Civil señala como uno de los receptores pero a quien no detuvo ni la tarde que montó el operativo ni días después.

La diferencia de actitud entre ambos es clara. Quien desembarcó con la cocaína confesó la comisión de un delito contra la salud pública aceptando por tanto la condena que se le imponga mientras que el otro acusado defiende su inocencia rechazando incluso un acuerdo extrajudicial que podría suponerle beneficios.

El tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta dejó el juicio visto para sentencia, contando entre sus miembros con la reciente incorporación de una magistrada suplente designada por el Consejo General del Poder Judicial, Sofía Romero, a la que se sumaron la magistrada Rosa de Castro y el titular del Penal 2 Miguel Ángel Cano. La vista se tuvo que celebrar en las dependencias del Juzgado de lo Penal ante la falta de aire acondicionado que convertía la sala de la Audiencia en un horno.

“Pensaba que había teléfonos y no cocaína”

El ceutí detenido con la cocaína declaró que no sabía realmente que en la bolsa que le habían entregado había droga. Lo supo cuando la Guardia Civil le registró el coche y encontró los casi 3 kilos de esta sustancia. “Pensaba que había teléfonos”, confesó. Tras su arresto aceptó participar en una entrega controlada a sus dos presuntos receptores.

Ante el tribunal negó ayer que el otro acusado fuera uno de ellos, habiendo aportado el nombre y apodo de otro que, en cambio, nunca ha sido detenido en esta investigación que se ha mantenido durante prácticamente un año bajo secreto de sumario.

La entrega controlada de la droga se iba a llevar a cabo en el entorno del IES Siete Colinas, para lo que la Policía Judicial dispuso un operativo que perseguía detener a los dos receptores de la cocaína. Ese operativo no salió como se esperaba. Una de las defensas no dudó incluso en tildarlo de “chapuza” aunque la Benemérita no opina lo mismo y atribuye los fallos surgidos a situaciones adversas como las deficitarias transmisiones para comunicarse entre agentes o el comportamiento del portador de la cocaína que desatendió las indicaciones dadas por la Guardia Civil.

No se detuvo a nadie y el acusado terminó yendo por sus propios medios al cuartel de la Benemérita después de que sus agentes lo perdieran de vista. “Tuve miedo”, dijo, de que le ocurriera algo.

¿Cómo se dio con el otro acusado?

¿Cómo aparece en escena el otro acusado? Ambos se conocían. Según su declaración le había pedido prestados 100 euros y esa misma tarde le llamó para entregárselos, fue por eso por lo que acudió al lugar de la cita en el entorno del instituto.

Ese día había trabajado, comido en su casa y se disponía a dormir cuando al recibir la llamada acudió con su coche sin saber que se había producido esa detención ni el decomiso de cocaína ni, tampoco, que se había dispuesto un operativo de entrega controlada de una droga de la que, dice, nada sabía.

“Cuando llegué me quiso dar un bolso. Le pregunté qué llevaba ahí pero no me contestó y se montó en el coche”, explicó. Desde ese punto llegaron a un garaje ubicado en La Reina y después cada uno se fue por un lado.

El acusado indicó que al salir con su vehículo se le cruzó una moto que tuvo que esquivar para no tener un accidente, desconociendo que quien la conducía era un guardia civil ya que ni iba uniformado ni le dio el alto.

“Yo no sabía qué había en el paquete, quedé con él para otra cosa. No tengo nada que ver con esto”, insistió, apuntando además a que los días posteriores siguió con su vida normal acudiendo a su trabajo y realizando acciones públicas y sociales sin que la Guardia Civil lo detuviera por ser un presunto receptor de esa droga o haber escapado.

“Hice mi vida normal”, confesó sorprendido. Acudió al juzgado con su abogada después de saber que habían detenido a la misma persona con la que había quedado para que le prestara 100 euros.

La Guardia Civil defiende el operativo dispuesto

Varios agentes de la Guardia Civil prestaron declaración, entre ellos el que ocupaba esa motocicleta. Este integrante de la Benemérita formaba parte del operativo y cuando vio que los dos individuos estaban en el coche y emprendían marcha se posicionó delante para evitar su huida.

Indicó que le esquivaron y salieron rápido sin que pudiera alcanzarles con su moto ya que emprendiendo carrera por el Polígono Virgen de África.

Este guardia civil indicó al tribunal que estaba seguro que ambos le habían visto y reconocido, de ahí ese comportamiento. Atravesó su moto para evitar la escapada al carecer de apoyos de otras unidades, las transmisiones fallaron lo que impidió que otro coche del Cuerpo llegara a tiempo para impedir la marcha del turismo.

En la entrega controlada de la droga se habían dado unas órdenes que no se cumplieron como la de que el portador de la cocaína no se subiera al vehículo. “Nos sorprendió que lo hiciera, no cumplió”, dijo el agente.

Otro guardia civil que declaró por videoconferencia defendió el dispositivo organizado y concretó que habían colocado incluso una videocámara reducida para grabar los rostros de los implicados y se intentó colocar un GPS en el paquete que portaba la cocaína que había sido cambiada por otra sustancia aunque sin éxito.

Fiscalía rebaja la pena para el portador de la cocaína

En la exposición de informes el Ministerio Fiscal pidió condena para los dos acusados, aunque en el caso del detenido con la cocaína rebajó esa petición a 4 años toda vez que consideró la existencia de una atenuante cualificada por colaboración. Para el supuesto receptor solicitó 9 años de cárcel.

El fiscal consideró clave la declaración del guardia civil que intentó, en moto, bloquear la salida del vehículo recalcando que si el conductor se fue del lugar es porque sabía que le perseguían.

La Defensa del detenido con la cocaína defendió el papel de su cliente y solicitó al tribunal que la atenuante se considerara muy cualificada, por lo que la pena a imponer sería mucho menor, es decir 1 año y 10 meses.

Lamentó que su cliente fuera utilizado por la Guardia Civil reseñando que arriesgó su vida ya que podía haber muerto después de que se le perdiera de vista tras haber participado en esa entrega controlada en un dispositivo que fue “de risa”, criticó.

Un dispositivo de la Guardia Civil que fue “una chapuza”

La letrada del otro acusado, señalado como presunto receptor, defendió su inocencia y pidió la absolución exponiendo la inexistencia de pruebas contra su cliente.

Indicó que nadie había sido capaz de dejar claro con transparencia y fundamento cómo se le señala en la comisión de tan grave delito cuando el propio poseedor de la cocaína no lo identifica como receptor sino que da el nombre de otro individuo que nunca fue detenido.

Considera que la Guardia Civil lo relacionó al ver la llamada que se hizo a su cliente cuando esta se llevó a cabo para entregarle 100 euros. Resaltó ante el tribunal que durante el año en el que la causa ha permanecido secreta no han investigado a su patrocinado ni encontrado nada anómalo porque “no tiene nada que ver”.

Denunció que se enfrenta a 9 años de cárcel solo por haber recibido esa llamada, sin que haya investigaciones que lo relacionen con algo de mayor calado.

A raíz de este operativo de introducción de cocaína en Ceuta se abrieron otras investigaciones sobre el movimiento de este tipo de mercancía en Sevilla, lo que daría pie a la mediática Operación Marcaje en la que se detuvo a un exfutbolista que llegó a jugar en la AD Ceuta y a 14 personas más asociadas al tráfico de cocaína y supuestamente vinculadas a una red internacional.

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