“Usar el sentido común, eso es lo principal”. De esta forma se refiere el capitán marítimo de Ceuta, Jesús Fernández Lera, a la polémica surgida en torno al acercamiento de las motos náuticas a las zonas de baño, especialmente en la playa de la Ribera, doånde está siendo una práctica común desde que comenzó la temporada alta, pese a que ha sido la primera balizada por la consejería de Medio Ambiente y Servicios Comunitarios. “Los motoristas saben y son conocedores de lo que pueden y no pueden hacer en el agua, y de hasta dónde pueden llegar”, añade para recordar que quienes infrinjan las normas de navegación se enfrentan a sanciones y multas “a partir de mil euros”.
Según las normas básicas de seguridad para motos de agua que recoge la Dirección General de Marina Mercante, del Ministerio de Fomento, en su página web, “la navegación por el interior de las zonas de baño está expresamente prohibida”, entendiéndose por zonas de baño “las comprendidas entre la playa y la línea de balizas”, y que en el caso de que no haya línea de balizas se considerará una franja de 200 metros de anchura desde el litoral.
Para vararlas en las playas no balizadas o salir de ellas, se deberá seguir una trayectoria perpendicular a la costa, siempre a velocidad que no supere los 3 nudos y siempre que no haya bañistas en las inmediaciones. “Quienes incumplan estas normas se exponen a que la Guardia Civil les intercepte y se tramite la correspondiente sanción económica”, añade.
Lo cierto es que la legislación sobre motos de agua es relativamente reciente, recuerda el responsable de la Capitanía Marítima. El gran número de accidentes producidos hizo hace una década que el Ministerio de Fomento cambiase de idea sobre la libre conducción de motos de agua. En aquel momento esta práctica experimentó un creciente auge e interés entre los aficionados a la náutica deportiva, que conllevaba además un incremento notable de los riesgos para la seguridad de la navegación y de la vida humana en el mar por el peligro potencial que su uso representa.
“Solo en el verano de 1998 se produjeron seis muertes a consecuencia de estos accidentes y se decidió que había que regular su propiedad, su conducción y establecer una normativa de seguridad”, matiza el capitán marítimo ceutí, que tiene registradas en torno a 300 motos de agua matriculadas en Ceuta a cuyos conductores se les exige, entre otros requisitos, tener 18 años o más y disponer de una titulación específica para estos artefactos o bien el PNB (Patrón de Navegación Básica) si aparte de motos de agua le interesan las pequeñas embarcaciones a motor o de vela.
Cada año, la Capitanía Marítima, especialmente en verano, impone de 60 a 70 sanciones por infringir las normas de seguridad marítima por parte de motos de agua o pequeñas embarcaciones de recreo. Destaca que sus patrones “saben a lo que se exponen” al invadir zonas de baño o navegar muy próximos a embarcaciones que estén fondeadas o donde haya presencia de bañistas.
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