La entrada en Ceuta de un inmigrante bordeando el espigón del Tarajal ha provocado este lunes que el GRS de la Guardia Civil desviase su atención de los porteadores que cruzan la frontera entre Ceuta y Marruecos y estos aprovechasen el descuido para protagonizar el primer intento de avalancha de una jornada de caos en el Tarajal.
La multitud ha comenzado a presionar hasta tumbar la valla que cerca la obra de ampliación de la carretera nacional. Han sido momentos de tensión, en los que parecía que los porteadores iban a doblegar el cerco de seguridad, pero finalmente han reaccionado y han logrado contener a la muchedumbre.
La situación se ha descontrolado a partir de entonces, con cientos de personas invadiendo la carretera nacional intentando entrar en estampida, aunque sin éxito, en Marruecos. Las avalanchas se han sucedido hasta que las autoridades han determinado un cierre preventivo de la frontera del Tarajal para impedir que los porteadores lograse su objetivo.
Tras ser repelidos, los camalos se han diseminado por la playa y alrededores de la frontera a la espera de repetir la incursión ya que, a partir de las 20.30 horas, las naves permanecen cerradas y no pueden devolver las mecancías.
La Delegación del Gobierno ha estrenado este lunes su nuevo mecanismo, un circuito que garantice que las compras que atraviesan la Puerta Norte pasen el control fiscal de la Guardia Civil antes de salir a Marruecos.
La orden es clara: cruzar textil por la frontera del Tarajal está prohibido, algo en principio extensible a las mantas, y solo está permitido pasar aquella mercancía que quepa en dos bolsas de mano y cuyo contenido corresponda con alimentación, pequeños electrodomésticos, productos de limpieza y ferretería.
La información sobre las restricciones, que ha corrido como la pólvora por los polígonos, tampoco disuade de intentar el pase a las personas que intentan ganarse la vida con el comercio atípico, marroquíes y españoles.
La multitud, que ha sido rechazada en el filtro de la seguridad privada de los polígonos, se ha agolpado después a las puertas de la Aduana española, extrapolando el problema de las naves a la frontera. Cientos de personas que se decantan por el textil porque la comisión que cobran es más alta.
La activación del GRS de la Guardia Civil, otro de los engranajes del nuevo mecanismo, ha barrido a los porteadores con textil, primero al paseo marítimo y de ahí a los alrededores de Arcos Quebrados. Pero la tarde ha avanzado y, con la caída del sol, los porteadores se han amontonado en un terraplén cercano (y en la carretera que conduce a los polígonos, donde la Policía Nacional ha supervisado que la acumulación no entraña ningún riesgo).
Sin embargo, la propia Delegación del Gobierno reconoce que sólo mantendrá el despliegue de los GRS unos días, porque la intención es que la vigilancia de la obra de ampliación de la carretera del Tarajal desaloje el terraplén que los porteadores usan ahora para presionar a más fuerzas de seguridad española y entrar a la fuerza con sus mercancías a Marruecos.
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