Como diría el maestro Swami Prabhupada: “Devoción sin filosofía es fanatismo y sentimentalismo, y la filosofía sin devoción es una especulación árida”. Hay que tratar de alcanzar y mantener el equilibrio entre la vida material y espiritual, y vivir de acuerdo a unos valores morales que se han transmitido de forma oral y más tarde por escrito, donde Sri Rama nos enseña con su propio ejemplo.
Sri Rama es Dios encarnado, el séptimo avatar de Vishnu. Quien decidió volverse humano y durante un tiempo olvidar su identidad divina. Por recuperar a su esposa Sita, tuvo que luchar muchas batallas y enfrentarse a innumerables demonios. Los viajes de Rama también son un reflejo del viaje que cada alma hace. Al igual que Rama, nosotros sufrimos en nuestras propias vidas: pérdidas, desilusiones, destierros y a veces también aceptamos que a través de estas experiencias podemos redimirnos y mejorar como personas. Las penurias que sufre Rama, de una forma también son las nuestras, aunque las de Él son en un contexto divino.
El tema principal del Ramayana es la eterna lucha del bien y el mal, la luz y la oscuridad, y las consecuencias de nuestros actos pasados. En el Ramayana nos encontramos con el sacrificio de la libertad en nombre del deber y el honor. El amor además de un sentimiento, demanda de un servicio, la devoción de Rama por Sita y de esta por Rama, por sus súbditos, por su padre. El amor trasciende estatus sociales, razas e incluso especies, el devoto más grande de Rama, es un mono llamado Hanuman, símbolo de la devoción eterna y entrega total al supremo. En el Ramayana también nos encontramos con el ejemplo de la vida sencilla en el bosque y los primeros pasos de la ecología, “vida sencilla con pensamiento elevado” donde Sri Rama se adapta a la nueva situación de vivir en el bosque a pesar de ser un príncipe.
El sufrimiento de Sita la consorte eterna de Rama, y una encarnación de Lakshmi la Diosa de la fortuna, es debido a que se encuentra separada de su Señor. Por eso los grandes maestros espirituales recomiendan, que siempre a Dios se le adore junto a su consorte, junto a su energía femenina en las formas de Lakshmi-Narayana, Sita-Rama y Radha-Krishna. El demonio Ravana trató de disfrutar de la Diosa de la Fortuna, sin su esposo y como consecuencia le vino la muerte, desgracia y ruina de su pueblo. Si hoy estrenamos prendas de vestir, es porque los habitantes de Ayodhya así lo hicieron para recibir a Sri Sita Rama. Si nos ponemos nuestras mejores joyas, es porque vamos a recibir a Dios, no para lucirnos o competir con otras personas. Los habitantes ricos de Ayodhya estando muy felices por el retorno del Señor, dieron caridad a los necesitados, este ejemplo deberían de seguir los más beneficiados materialmente. Y que cuando invoquen a Lakshmi recordemos que no es solamente la Diosa de la fortuna material sino también de la riqueza espiritual que es la que realmente perdura, y no olvidemos que Lakshmi es la Diosa del Amor.
Este año después de asistir a las intensas celebraciones de Diwali en el Parlamento Europeo en Bruselas, he decidido tener una celebración de Diwali en la intimidad, con la familia. Como siempre que quiero hacer algo público en mi ciudad, se duplica el esfuerzo, dificultades y obstáculos, se seca el océano cuando pido algo, pero con fe y devoción al final se obtiene la victoria del bien sobre el mal. Quizás el año que viene se pueda realizar alguna actividad que cuente con colaboración institucional, de momento nos queda seguir trabajando con paciencia y humildad. A nivel personal e institucional afrontamos los desafíos de llevar a buen puerto la nave de la Federación Hindú de España y obtener a medio plazo el ansiado “notorio arraigo” que nos permita estar reconocidos oficialmente y tener el mismo estatus, derechos y obligaciones que el resto de confesiones que se encuentran en nuestro país.
Agradecer a la asamblea de la ciudad de Ceuta el haber votado por unanimidad concederme la Medalla de la Autonomía, en reconocimiento a mis más de 30 años de esfuerzos en difundir las enseñanzas del hinduismo y ser participe activo del diálogo interreligioso.
Creyendo en los seres de buena fe sin distinción de raza, credo o estatus social, deseo que este Diwali, sea el año que invitemos en nuestras vidas a Sri Sita Rama, y que podamos ser buenas personas y buenos hindúes todo el año. Los festivales religiosos son para glorificar a la Divinidad en sus innumerables formas, no para nuestro lucimiento personal y alimentar el incansable egocentrismo de algunos, ni crear discordias ni polémicas con otros credos. Ser hindú es un estado de conciencia y una práctica de regulaciones, es una forma de vida, ser hindú no es ni una raza ni una nacionalidad, hay que ser hindú todo el año.
*Es sacerdote hindú, escritor y conferenciante, presidente de la Federación Hindú de España y senior advisor (consejero) del Hindu Forum of Europe, miembro fundador del Foro Interreligioso Internacional Transcendence, reconocido como una de las voces más importantes del hinduismo en España. Medalla de la Autonomía de Ceuta en 2019.
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