El tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta ha dejado visto para sentencia un juicio por un delito contra la salud pública con la agravante de uso de embarcación en el que dos personas figuran como acusadas.
La clave está en la decisión que ha adoptado la Audiencia antes del fin de la vista, al ordenar la puesta en libertad de ambos acusados hasta conocer la sentencia con una doble condición: entregar el pasaporte de manera inmediata y acudir cada lunes a firmar antes de las 12:00 horas.
Los intereses de los llamados M.M.H. y A.M.M. han estado defendidos por los letrados José Luis Pizarro y Lorenzo Linares respectivamente.
La Fiscalía, por su parte, una vez terminaron las testificales siguió con su escrito inicial en el que solicita la pena de 3 años y 11 meses de prisión para cada uno, así como una multa de 178.431 euros con 3 días de responsabilidad personal subsidiaria en caso de impago también para cada uno de ellos.
Los hechos a los que se hizo referencia en este juicio ocurrieron el 29 de abril del año pasado. La Guardia Civil recibió una llamada del COS alertando de una embarcación sospechosa.
Los agentes que han testificado indicaron que al llegar al foso vieron cómo la Cruz Roja estaba remolcando la embarcación indicándoles que cogieran rumbo a la antigua base de la Benemérita, ubicada al lado de la gasolinera del puerto deportivo. Esa embarcación tuvo que ser trasladada por la Cruz Roja ya que los acusados los llamaron al romperse el motor.
Los agentes han indicado que los acusados se mostraron tranquilos en todo momento y que al inspeccionar la embarcación comprobaron que había un tambucho en la proa que se encontraba con un candado.
Han señalado que al pedirle que lo abrieran los dos acusados señalaron que no tenían las llaves encima y que no podían hacerlo. Al tener “un actitud exquisita” los acusados, un agente dejó a uno de ellos acudir al coche para coger una herramienta y partir el candado pero la sorpresa fue que no apareció más por el lugar: había escapado.
Vista la situación, los agentes decidieron coger una cizalla y partir el candado. Una vez consiguieron abrir ese departamento encontraron un fardo de hachís mojado que arrojó posteriormente un peso neto de 37 kilogramos de hachís.
Otro de los agentes de la Guardia Civil, el instructor, ha explicado que no pudieron sacar información alguna de los teléfonos móviles de los acusados, pero sí del gps que encontraron en la embarcación. Una de las zonas que marcaba era las viviendas de los acusados, ya que viven en el mismo edificio y también diferentes zonas de la Bahía sur y norte que se utilizan “para fondear la droga”.
En el turno de palabra de los acusados, el primero fue M.M.H, que ha insistido en varias ocasiones en que no tenía conocimiento alguno de que había droga en su embarcación.
Se ha centrado en su declaración culpando al otro acusado al que ha señalado que lo consideraba “como su hermano”.
Ha explicado que eran “múltiples” las veces que le dejaba la embarcación al otro acusado porque había “plena confianza”, al igual que le dejaba su moto.
Ha señalado que ese día de los hechos se levantó con ganas de ir a pescar por lo que llamó al otro acusado para ir a recoger las llaves. “Las tenía él porque se la había dejado hace unos días. Ahí me enteré que había supuestamente perdido la llave del tambucho”.
Cuando se estropeó el motor, ha explicado M.M.H., llamaron a Cruz Roja y cuando vio que llegaba la Guardia Civil no se puso nervioso “porque no estaba haciendo nada malo”. “Me quedé blanco cuando apareció el fardo de hachís. Si hubiera tenido conocimiento, antes de que me remolcase lo hubiera tirado al mar”.
Asimismo se escuchó una parte de la declaración del acusado en fase de Instrucción donde señaló que en ningún momento su compañero le dijo de llamar a Salvamento Marítimo. En esa contradicción, el acusado ha señalado que es “un momento de nerviosismo” y no recuerda todo lo que dijo.
El otro acusado, A.M.M., ha reconocido que iba a bordo de esa embarcación el día de los hechos pero que en ningún momento tenía conocimiento de que había droga.
Además quiso desmentir la versión del otro acusado y señaló que él nunca había cogido esa embarcación, que siempre lo había hecho de acompañante para ir a pescar. “No tengo por qué saber qué hay en el tambucho de la embarcación cuando no es mía”.
A.M.M. fue la persona que huyó del lugar cuando supuestamente iba a ir a por una herramienta para abrir el tambucho. En ese sentido, ha explicado que lo hizo porque el otro acusado “me dijo bajito” que no quería abrirlo porque había droga. “Me puse nervioso y lo único que quería era irme de allí”.
Este acusado no se presentó en la Guardia Civil hasta septiembre, a pesar de que los hechos ocurrieron en abril, y se ha defendido señalando que no sabía que estaba en prisión el otro acusado porque residía “en el Príncipe” cuidando a un familiar.
Además, A.M.M. ha señalado que durante estos meses ha recibido llamadas del otro acusado con diferentes “amenazas” para que “me echara las culpas” de la droga y me “regalaba un coche”.
En la lectura de los informes, el Ministerio Fiscal ha solicitado una sentencia condenatoria para los dos acusados tal y como marca su calificación. El fiscal ha señalado que es un hecho “indiscutible” que en la embarcación llevaban droga y que lo único que han hecho para exculparse es “culparse uno a otro”.
Asimismo, el Ministerio Público ha explicado que ha habido “muchas contradicciones” entre ellos, pero que lo peor es que ha habido hasta lo que habían relatado “ellos mismos” en fase de Instrucción.
Para el Fiscal, los acusados no cuentan con ningún apoyo para defenderse, mientras que hay “una base sólida” para condenarles.
El letrado de M.M.H., José Luis Pizarro, ha pedido una sentencia absolutoria de su representado. Ha explicado que lo único que hizo es salir a pescar y como las llaves las tenía su amigo pues fue a recogerlas. Ha señalado que su representado siempre ha mostrado tranquilidad porque no era conocedor de que estaba cometiendo un delito.
Asimismo, Pizarro ha proseguido explicando que su cliente nunca huyó del lugar para demostrar que no había nada ilícito y que se vio sorprendido al ver el fardo de hachís. Además ha relatado diferentes sentencias absolutorias similares al lugar en el que se encuentra su representado.
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