Arrastrado por el mar hasta Ceuta. Así llegó en torno a las 15.00 horas a la playa de San Amaro, el cuerpo ya sin vida de un joven subsahariano. Aunque será la autopsia la que determine las causas de la muerte y el tiempo que llevaba sin vida, el avanzado deterioro de su cuerpo apunta a que su fallecimiento se produjo varios días atrás.
Una patrulla del Instituto Armado se presentó en la zona nada más recibirse el aviso de que se había encontrado un cadáver y que se correspondía con el de un varón subsahariano, parcialmente vestido y sin traje de neopreno ni flotadores o medios para mantenerse a salvo en el mar.
Posteriormente fueron llegando los agentes de la Policía Judicial de la Benemérita, encargados de dar el siguiente paso tras el hallazgo: saber, o al menos intentarlo, qué hay detrás de este suceso.
Averiguar la identidad es harto complicado debido al avanzado estado de descomposición que presentaba el cadáver, aunque se procede a tomar las huellas del cuerpo por si, por alguno de los cauces posibles, se da con alguna persona que pudiera conocer al fallecido. Se tomaron fotografías del cuerpo in situ, con la presencia del médico forense, antes de ordenarse el levantamiento del cadáver, en una playa que todavía mostraba los restos de los últimos temporales.
Operarios de la Funeraria Cuatro Culturas procedieron a la recogida del cuerpo para su traslado al depósito en donde se le tendrá que practicar la autopsia, quedando ya judicializado el caso. Su retirada de la playa se produjo en torno a las 16.30 horas.
Lo que sí queda descartado por parte de la Benemérita es que este joven perteneciera a alguna embarcación que haya llegado recientemente a Ceuta. Todo apunta a que el mar lo arrastró a las costas de Ceuta, procedente de alguno de los naufragios
Cádiz, Melilla, Ceuta... La tragedia de la inmigración se escribe con letras de sangre ahogadas en el mar: la mayor tumba de hombres y mujeres sin identificar. Esta semana las cifras se cerraban con 17 muertes: trece cerca de Melilla, el resto en las costas de Cádiz. Al puerto de la ciudad hermana llegaban los cadáveres de los subsaharianos que habían perdido la vida al intentar cruzar el Estrecho. En las costas gaditanas empezaban a aparecer los cuerpos de magrebíes. Hoy son más, ya van por 13 y todavía quedan desaparecidos por localizar, después de que decenas de jóvenes partieran desde las costas marroquíes.
Es un goteo de pateras y, a su vez, de cadáveres de jóvenes magrebíes y subsaharianos. La semana próxima el Círculo de Silencio de cada mes, que se celebra el miércoles, se dedicará a ellos. Los recordará como ha recordado a tantos otros, a tantas víctimas que han dejado su vida en el mar o en la valla. Lo verdaderamente trágico de todo esto es que nadie puede ponerle un punto y final, una cifra, un parón. Las tragedias no cesan.
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