Manuel Olivencia habló para ‘El Faro’ veinticuatro horas después de recibir el título de hijo adoptivo de Sevilla, pero no renuncia para nada a sus orígenes ceutíes. Nos cuenta sus impresiones de ese acto y desde luego no se puede desaprovechar la oportunidad para hablar de la actual crisis, donde con sus opiniones sienta cátedra.
-¿Que sintió cuando el alcalde de Sevilla le entregó el título de hijo adoptivo?
-Sentí gratitud y alegría por ser reconocido como hijo adoptivo sin haber nacido en Sevilla. A esta ciudad la elegí como madre adoptiva, como alma mater, cuando me vine con dieciséis años desde Ceuta a estudiar la carrera de Derecho.
-Este reconocimiento se ha producido cuando se cumplen veinte años de la celebración de la Expo y junto a usted también se le han entregado sendos título tanto al ex-presidente del Gobierno, Felipe González como a quien le sustituyó como comisario Emilio Cassinello. ¿Qué queda de la Expo 92?
-En primer lugar, la infraestructura fantástica que quedó. El mismo Felipe González me decía en su día que con la excusa de la Expo había que hacer mucho por Sevilla y a mí era una frase que no me gustaba mucho. Ahí nos encontramos las rondas exteriores, porque la capital hispalense carecía de rondas de circunvalación; luego, la red ferroviaria, pero no solamente me refiero al AVE, sino a que Sevilla estaba atravesada por el ferrocarril. La misma Isla de la Cartuja estaba separada del resto del Sevilla por un muro a lo largo de la calle Torneo. Luego, los diez o once puentes nuevos sobre el Río Guadalquivir, junto con la recuperación del propio río. Además, la restauración de los monumentos y no solamente del Monasterio de Santa María de las Cuevas, junto con una Isla de la Cartuja ordenada y aprovechada para muchas empresas que están allí instaladas.
- ¿De dónde saca todavía las fuerzas Manuel Olivencia?
- La salud la da Dios y a él le doy gracias por tenerla todavía. Voy a cumplir ochenta y tres años y continúo al pie del cañón. Estoy todos los días en el despacho, sigo publicando artículos y libros, además de dando conferencias. Estoy bien tanto física como mentalmente.
-¿Echa de menos la Universidad?
- La Universidad está tan inhóspita que la verdad es que no la echo de menos. Ahí está cerrada la Universidad con reivindicaciones violentas, con un plante de los rectores a un ministro, sin tener la cortesía de expresarle sus quejas de manera directa.
- Acaba de decir que la Universidad está inhóspita. ¿España también está inhóspita?
-Nuestro país está en una situación muy difícil. En el discurso que el expresidente González hizo en el Ayuntamiento de Sevilla, cuando recibió la distinción como hijo predilecto de Sevilla, realizó un llamamiento, como hombre de Estado que es, a la unidad y al consenso, porque es la única manera de salvar a España de una situación extremadamente complicada y delicada. No nos damos cuenta que estamos en una situación, a punto de ser intervenidos de alguna manera. Con temas tan importantes con el saneamiento de las entidades financieras, cuando aún no conocemos la fórmula que se va a utilizar para reflotar a esta entidad tan importante.
-Ha hablado de necesidad de consenso. ¿Es cuestión de no mirar hacia atrás y no echar la culpa a nadie, tanto por parte del Gobierno como de la oposición?
-Los partidos políticos se tienen que dar cuenta que el interés nacional debe estar por encima de los intereses partidistas. Que ya no basta con decir quien son los culpables y decir que unos lo hicieron peor que los otros. Ya no es una lucha de partidos, sino darse cuenta que tenemos en el barco una vía de agua que nos amenaza con zozobrar y que todos debemos unirnos para salvarnos.
-¿Qué le hace falta a la reforma financiera española?
-Le hace falta dinero. Lo que no sabemos es donde va a salir, desconocemos la fórmula de salvamento. Pasamos de una cifra a otra. El Estado carece de esos fondos para atender a las entidades, no queda más remedio que salir al exterior. Estamos pendientes del Fondo Monetario Internacional y del Banco Central Europeo.
-¿Las reformas emprendidas son necesarias desde su punto de vista?
- Este gobierno se ha encontrado con una situación muy grave. Hemos tenido unos años de alegrías en las administraciones y parecía que estábamos en la época de las vacas gordas y que nunca vendrían las vacas flacas. Por supuesto, que este gobierno está siendo valiente en las distintas reformas emprendidas, pero no están siendo suficientes para alejar los males. Nuestro problema es el crédito, porque no podemos olvidar que crédito viene de creer. Hoy he tenido la oportunidad de estar en Madrid y viniendo en el AVE he visto ese aeropuerto de Ciudad Real abandonado o ver la concentración de la burbuja inmobiliaria en Seseña.
-¿Hemos distorsionado mucho en España el régimen autonómico?
-Lo he escrito alguna vez que las autonomías han sido una máquina de gastar dinero. Y aquí quiero hacer un paréntesis para señalar que un ejemplo de buena administración es la Ciudad Autónoma de Ceuta, donde a pesar de la deuda, es una ciudad bien administrada, con una política correcta. Pero en el conjunto de las administraciones nos hemos creído que podíamos vivir por encima de nuestra posibilidades. En las autonomías ha existido mucho gasto, pero muchas veces sin control. Se han convertido en ocasiones en una máquina de gastar dinero.
-¿Cuando salgamos de esta crisis, ya nada podrá ser igual que antes?
- Nada será igual que antes, por supuesto. De todas maneras, vamos a tardar en salir. pero hay que apuntar que aunque salgamos estamos endeudando generaciones enteras de españoles y lo siento por mis hijos y por mis nietos. El mecanismo de endeudarse más para financiar la deuda es una pelota que va creciendo. Saldremos, desde luego, porque de las crisis se sale siempre, lo que no se sabe es cuando y cuanto nos va a costar.
Un especialista que sienta cátedra cuando habla
Manuel Olivencia Ruiz. Es abogado y Catedrático de Derecho Mercantil . Vicepresidente de Cuatrecasas. Fue subsecretario de Educación y Ciencia durante el primer gobierno de la transición democrática y Comisario General de la Expo'92. Licenciado en Derecho en 1951 por la Universidad de Sevilla, en 1953 se doctoró en la Universidad de Bolonia. Ganó la plaza de profesor adjunto de Derecho Mercantil en la facultad de Derecho de la Universidad de Madrid en 1956 y en 1960 obtuvo la cátedra de esta disciplina en la Universidad de Sevilla. Fue decano de la facultad entre 1968 y 1971. En 1971 fue nombrado decano de la primera facultad de Ciencias Económicas y Empresariales creada en Sevilla, cargo en el que permaneció hasta 1975. Abandonó momentáneamente su cátedra para ser subsecretario de Educación y Ciencia durante el primer gobierno de la transición democrática (1975-76). Entre 1982 y 1991 fue miembro del Consejo de Gobernación del Banco de España y en 1992 fue nombrado comisario general de la Exposición Universal de Sevilla. Miembro de las Reales Academias de las Buenas Letras, de Medicina y de Jurisprudencia y Legislación de Sevilla.