En defensa de nuestros militantes y amigos.
No hace mucho en un artículo publicado el 28 de noviembre de pasado año, hablaba de la diferencia de trato que tiene el Partido Popular con sus afiliados y cargos públicos respecto de otros partidos, especialmente PSOE y Podemos (IU ya no existe, se la comieron los podemitas), diferencias que se hacen más evidentes a la hora de defender la honorabilidad de esas personas.
En ese artículo me refería a la gran alcaldesa de Valencia Rita Barberá. Hablaba de su soledad en sus últimos días, cuando se sintió abandonada por algunos de su partido.
Esos mismos que le exigían que abandonase su cargo de senadora y que ocupan despachos en la planta noble de la calle Génova 13, y que en el pasado XVIII Congreso Nacional celebrado este mes, aplaudían a rabiar al recordarla en Plenario. ¡Ironías de la política!
En estos días dos de nuestra compañeras con responsabilidades políticas, eran consejeras de la Ciudad Autónoma, me refiero a Susana y Rabea han dimitido tras poner su cargo a disposición del Presidente y serles aceptada su renuncia. Como muchos creo en su honarabilidad, sin que ello cuestione la independencia y actuación judicial y acate todas sus decisiones y como todos en la presunción de inocencia (presupuesto básico e incuestionable de cualquier sistema político que se declare democrático). Por eso sólo puedo aceptar su dimisión en aras de una mejor defensa legal o en no perjudicar a su partido. Pero precisamente porque creo en ellas, pienso, y así lo digo, que no tenían que haber dimitido, ni serle aceptada su renuncia.
Es ahora cuando el Partido Popular tiene que arroparles y defenderles como otros partidos han hecho con sus militantes porque la presunción de inocencia les avala. (Como desde esa misma perspectiva Caballas no lo ha hecho en la persona de su diputado autonómico Mohamed Ali). Ni más ni menos.
2. En defensa de los principios que nos avalan y la regeneración democrática del Partido Popular.
Frente a otros partidos en plena batalla por el poder de sus aparatos de dirección, nuestro partido en el pasado XVIII Congreso Nacional ha dado algunos pasos en la tan necesaria democratización interna de los partidos. Avances que pronto serán asumidos por el resto de formaciones políticas de corte democrático en nuestro país. Entre esos logros están el voto en conciencia para que ningún cargo público tenga que votar en contra del Programa Electoral con el que se presenta a las elecciones, verdadero compromiso y contrato entre el elector y el elegido que debe ser sagrado y respetado. No tuvimos tanta suerte algunos compromisarios con otras enmiendas relativas al primer derecho de todos los seres humanos como es la defensa de la vida de todas las personas desde su concepción hasta su muerte natural o los llamados vientres de alquiler, ataque sin precedentes a la mujer reduciéndola a mujer objeto, a simple vasija receptora de un objeto que se puede comprar y vender (su cuerpo y su hijo).
Aceptamos la decisión de la mayoría de aplazar su debate, pero seguiremos insistiendo en la defensa de esos derechos humanos, primero en el próximo Congreso Provincial y posteriormente en cuantos foros se trate.
Pero seamos sinceros la verdadera democratización de todos y cada uno de los partidos, sólo llegará cuando los cargos electos de cualquier índole, se elijan por los afiliados en base a los principios de mérito y capacidad a través del voto secreto, y no como actualmente se hace la selección.
En eso creo y por ello seguiré luchado.