La celebración de nuevas elecciones como consecuencia de la imposibilidad de articular una mayoría de Gobierno, por primera vez en España, se ha convertido en objeto de opinión prácticamente universal. Lógico. No me lo parece tanto la tendencia mayoritaria, muy crítica con este hecho. A mí, particularmente, me parece una gran noticia. Tenemos otra oportunidad para intentar dar un cambio radical a la política de este país. Fallamos en la primera ocasión, lo intentaremos por segunda vez. Las opiniones, siempre interesadas, se nuclean en torno a dos argumentos: “los resultado serán muy parecidos”; y “los partidos tenían la obligación de haber llegado a un acuerdo”. Discrepo abierta y radicalmente de ambos planteamientos.
En primer lugar es preciso desmontar una falacia muy extendida. El acuerdo, el consenso o el pacto, no puede ser un fin en sí mismo. Son instrumentos al servicio de una causa. Y por tanto es preciso analizar la causa para determinar la idoneidad del instrumento. En este sentido, nada más coherente y reconfortante que la posición de PODEMOS. Este partido representa la esperanza de la mayoría social de nuestro país. Su resultado electoral es un milagro. Superar los cinco millones de votos en un país desideologizado, manipulado, miedoso y cobarde, acosados por todos los resortes del poder, y sin más medios que una idea, es un éxito impresionante e impensable (se mire como se mire). Y también una gran responsabilidad. Todo ese caudal de energía renovadora no se podía dilapidar, dejándolo subordinado a un pacto suscrito entre el “camaleón” y la “derecha de diseño”. Sería un suicidio colectivo, injusto con millones de personas que seguimos pensando que sí, se puede. Todo el mundo tiene muy claro que el PSOE es un partido de izquierdas cuando está en minoría (y “dice”), y de derechas cuando está en mayoría (y “hace”). Lo ha demostrado durante más de treinta años de trayectoria, reafirmada con su patético pacto con Ciudadanos. Por ello, el cambio necesita que el PSOE se quede en minoría. Es un requisito indispensable. Mientras no sea así, mandarán los mercados. En consecuencia, me parece perfecto que no se haya hecho pacto alguno.
En segundo lugar, es falso (y lo saben) que los resultados vayan a ser muy parecidos. Los voceros de la derecha tienen miedo de reconocer (en público) que el millón de votos que obtuvo Izquierda Unida puede dar un vuelco cualitativamente decisivo al nuevo resultado electoral. En España existe un sistema electoral que es un atraco a la soberanía popular. Que un partido con un millón de votos tenga dos diputados es un abuso intolerable (el PP entre Ceuta y Melilla tiene los mismos diputados con veintiséis mil votos). Muchos votantes de IU se quedaron ciertamente deprimidos al ver que su error de cálculo impidió que en España se iniciara la “revolución pacífica de la mayoría social”. No van a desaprovechar una segunda oportunidad. Si se impone la lógica, PODEMOS será, como mínimo, la segunda fuerza política y muy cerca de ganar. Al PSOE no le quedará más remedio que apoyar un Gobierno de cambio o, simplemente, desaparecer. El escenario es muy favorable. La segunda vuelta puede ser la buena.
Este análisis es ampliamente compartido por la ciudadanía. Para comprobarlo, basta con asomarse a los medios de comunicación y observar el fanático y descomunal despliegue de todos los lacayos del poder contra PODEMOS. Buena señal. Seguiremos sonriendo. Y buscando más apoyo para el cambio… que puede llegar el veintiséis de junio.
Las hermanas gemelas valencianas, Gema y Mònica del Rey Jordà, llevan años trabajando en las…
La paga extra de Navidad está a la vuelta de la esquina. Los pensionistas de…
Patriotismo, inmigración, seguridad. Términos que combinados conforman la salsa en la que mejor se mueve…
¿Un iphone por 400 euros? Así es. Esta es, sin duda, una de las ofertas…
El Santuario de Nuestra Señora de África, en Ceuta, ha acogido la mañana de este…
El Ceuta consiguió un punto fuera ante el CD Alcoyano, después de ir ganando en la…