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En 1890, el Rebellín Centro del Carnaval

Cuando se intenta conocer el origen y la historia del carnaval ceutí, nos tenemos que retrotraer a los últimos años del siglo XIX, a 1886, que es cuando tras consultar diferentes hemerotecas he podido encontrar algún dato sobre estas fiestas. De todas formas es fácil suponer que muchos años antes, en los salones de la burguesía de nuestra ciudad, así como en la casa palacio del Gobernador, se celebraban bailes de máscaras entre te y pastas, amenizado por la orquesta militar del momento y las murgas cantarían en aquellos patios de Ceuta.  Tras consultar los escasos diarios que se conservan de nuestra ciudad, he podido saber que en el último cuarto del siglo XIX los bailes de máscaras se celebraban en el teatro Principal, situado en la calle Galea. En este lugar las diferentes sociedades recreativas se alternaban para celebrar el carnaval, nada más terminar los reyes.
El primer dato referido a una agrupación carnavalesca se remonta a 1886, cuando la comparsa o estudiantina llamada “las viejas ricas” imprimen mil cuartillas con coplas en la imprenta de Joaquín García de la Torre, al parecer autor de alguna de ellas.
Sólo se tiene constancia de esta agrupación, pero serian muchos más los grupos que salían a recorrer las calles de últimos de siglo con sus máscaras y coplas del momento. Las sociedades culturales y recreativas que organizaban los bailes entre otras: Casino Africano, El Liceo de Ceuta, La Peña, Ateneo de Sargentos, Circulo Africano, La Juventud Africana, Circulo Popular, Club Abilense, Peña Africana y las musicales, de las cuales a buen seguro salían grupos de calle, Sociedad Filarmónica, El Instituto Popular de Música ó la Peña Musical. Todas estas sociedades recreativas estuvieron presente, en más o menos medida, en las últimas décadas del siglo XIX organizando bailes y actos relacionados con el carnaval.
El carnaval de 1891 marcó un gran impulso en la ciudad y todo fue debido al alcalde Ricardo Cerni, que desde que tomó posesión revitalizó la ciudad. Claro ejemplos son la instalación del alumbrado eléctrico, la inauguración de la plaza Ruiz o la remodelación de los jardines de San Sebastián. Los comercios colaboraban mostrando en sus escaparates sus artículos de carnaval, en cuanto terminaba la noche de Reyes y se desmontaban las luces y los belenes. En el diario África podemos leer entre otros muchos anuncios uno que es digno de ser destacado, es el comercio de Emilio Fernández, instalado en la Plaza Alfonso XII ( hoy Plaza de los Reyes) donde se explica con todo lujo de detalles los diferentes disfraces que se pueden hacer.
Según los diarios, la ciudad se entrega a estas fiestas y son varios los grupos que se han inscrito en los concursos. Como representación de todas estas destaca la denominada “Tuna Abilense”, que estaba integrada por alumnos del colegio Santa Ana, centro escolar que entre sus materias sobresalían la música y el alto grado de aprendizaje de sus alumnos no en vano el mismo estaba dirigido por el médico gaditano Celestino García Fernández, afincado en Ceuta desde 1871. Persona intelectual, amante de la cultura, liberal y masón. Sus conocimientos sobre el carnaval, aprendido en su Cádiz natal, se lo transmitió a sus alumnos. Este colegio se encontraba en la calle general Moreno (hoy en día Camoens) y tenía una gran vinculación con la familia Orozco. El grupo “Abilense”, se disfrazó de árabe y en el semanario Casos y Cosas que editaba el “Bazar Los Catalanes”, en el número tres de marzo de 1891, se ilustra la contraportada con un dibujo de este grupo.

Actos en el Teatro Principal en 1890

En el último cuarto de siglo, los bailes que organizaban los distintos centros culturales, giraban en torno al teatro Principal, instalado en la actual calle Galea. Las sociedades culturales tanto civiles como militares se volcaban con estas fiestas llenas de coloridos y alegría. Es digno de destacar la gran cantidad de entidades que colaboraban con esta fiesta. Los establecimientos dedicados a tejidos y sastrería se vuelcan con estas fiestas, son muchos los anuncios que se pueden leer en los diferentes diarios, como el ofertado por “La Sultana”  donde explica con todo detalles que poseen telas de todos colores y adornos como bastones, sombreros y demás utensilios.  La Magnolia, era otro de los establecimientos que ofertaban sus vestimentas, no en vano estaba regentado por el gran modisto Enrique Gabarron, quien una vez llegado el mes de febrero realizaba los mejores trajes para los bailes de máscaras. Su establecimiento se encontraba en plena calle Real. Por otra parte el gran artesano de los dulces Cristóbal Lavado, adornaba sus escaparates con alegorías referidas al carnaval, como publicita el diario África…

El Siglo XIX se despidió con un gran Carnaval

Los cerca de catorce mil ceutíes de la última década del siglo XIX vivieron un gran carnaval, según cuenta el diario “El África” los diferentes bailes organizados por las sociedad culturales se vieron muy animados y el paseo del Rebellin  fue el centro de los paseos de las máscaras y coches de caballos engalanados.  Los diferentes bailes se celebraban preferentemente en el Teatro Principal, en la calle Galea y algunos en el Variedades, en el paseo del Rebellin.
Una de las sociedades más activa en estos años fue la creada en enero de 1893 Circulo Africano, el diario El África publica  una crónica sobre este carnaval: “ Primer día, estaba bastante desanimado, pero seguramente seria debido al fallecimiento de Manuel Ortiz-Villajos, persona muy querida y apreciada en la ciudad, el segundo día, creció la animación y el tercer aún más, no hubo máscaras notables  pero llamó la atención dos que imitaban con bastantes propiedad a cierto persona que ocupa el onceno lugar  y dice estar representado en esta localidad por seres pensantes y andantes” y en otro artículo también… “El Rebellin es el lugar mas bullicioso de las máscaras, en algunos balcones hubo hermosas heroínas que se defendían tenazmente de los bruscos ataques que desde la calle les dirigía enemigo de sexo feo arrojando lluvias de metralla…”.       
El semanario irónico-festivo “The moour uno” del 26 de febrero de 1899 publica esta curiosa nota: “El próximo domingo tendrá lugar un baile con los fondos que le han sobrado del pasado carnaval y piensan celebrar la popular sociedad “la nata del boquerón”, no habrá cotillón pero durante el descanso se obsequiará a la concurrencia con cacahuetes y gaseosas”.
El último carnaval del siglo XIX, se presentó con muchas penurias económicas tal y como lo anuncia la sociedad El Casino Africano, quien hace público días anteriores al carnaval que no realizará baile alguno, pero a los pocos días anuncia que debido al trabajo de los más jóvenes, se pueden llevar a cabo. Los bailes se realizaron en el Teatro Variedades, así como las sociedades de aquella época, Circulo La Unión, Liceo Africano, La Peña, El Liceo o el Club Abilense entre otros. Varias carrozas fueron las presentadas por las distintas sociedades, el diario El África, el 28 de febrero de 1899 anuncia que la carroza representando a un ciclistas fue la más aplaudida por su belleza plasticidad y comicidad.

El primer Carnaval del Siglo XX

El cambio de siglo según las estadísticas oficiales nos cuenta que la población ya asciende a 13.843 que se vería aumentada en estas primeras décadas de 1900 a veces de una forma alarmante con la venida de peninsulares en busca de un futuro mejor. Cuando se llega a la década de los años treinta la población asciende a 50.293 habitantes. En el cambio finisecular, del siglo XIX al XX, en Ceuta se fraguó una cultura popular urbana, a través de unas décadas renovadoras de esos trabajadores que cruzan el Estrecho hacia Ceuta y el Protectorado Español, un marco   favorable a la expansión colonialista en Marruecos que se concretó en la celebración de la Conferencia de Algeciras de 1906.
Los últimos años del siglo XIX fueron dinámicos con las fiestas del carnaval organizándose como ya hemos apuntado numerosos bailes por las sociedades culturales de la época. La fiesta de la libertad creció al compás de las transformaciones políticas. El último cuarto del siglo XIX suscitó más comentarios políticos que los anteriores. Un ejemplo lo hallamos entre 1871 y 1875; en cuatro años juró como rey Amadeo I, se proclamó la Primera República, el general Pavía protagonizó un golpe de Estado al irrumpir en las Cortes y fue nombrado Rey Alfonso XII.
En el nuevo siglo se continúan realizando los bailes en los teatros Principal y Variedades y el Paseo del Rebellin el lugar de los paseos y encuentros de los diferentes grupos.  En los diarios de la época, se pueden leer que las autoridades hacen guardar el buen orden, dictando bandos para que el pueblo no traspasase las “buenas costumbres”, así como vestimentas oficiales y canciones fuera de tono. En ese capítulo, sobre la “cuidada” severidad de nuestras autoridades.
El 5 de febrero de 1901, la sociedad cultural “El Nuevo Liceo”, organizó un baile en los locales de su sociedad, algunos días después en “La Revista de Ceuta” se escribe una crónica y por su curiosidad y para entender como eran aquellos bailes reproduzco integro el citada escrito: “El salón estaba magnífico, lleno de luz, alegría y muy elegante, destacando las máscaras de las señoritas Pego, Rizzo, Lacalle y las hermanas Jaudenes que lucían un traje de aldeana y de majas las señoritas Obregón, Bayton y Gabarrón”. La crónica de esta noche de carnaval estaba firmada por “Los Payasos” y como dato curioso, estos dos personajes llevaban un pañuelo de seda y en él, impreso, unas coplas que repartían en la entrada del Teatro.
En 1902 comienza el carnaval el día 11 de febrero y las diferentes crónicas destacan que no se han visto grandes disfraces. Y como dato curioso se corrió un toro de cuerda por el Angulo una vez terminado el carnaval. También se anuncia en la prensa que en estos días se debe comer las “arropias de Maria” y los comercios que vemos anunciados son los de Salomón Hachuel, donde expone que han recibido un gran surtido de telas y adornos para los bailes y en otro la modista Virtudes Rizo, ofrece sus flores artificiales, para los trajes de máscaras, en su establecimiento de la calle Soberanía Nacional, 66 (actual calle Real).

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