Emvicesa y los 40 ladrones

Qué hay de lo mío?. “A ver si hablamos del asunto, conozco a alguien en la consejería. Un amigacho trabaja en el ayuntamiento, ya he hablado con él y moverá a mover papeles”.

La moraleja del cuento de Alí babá es que la ambición tiene consecuencias negativas para las personas si para conseguir lo que quieres realizas acciones indebidas.

Ha comenzado el caso Emvicesa, una trama criminal de tráfico de influencias que echa por tierra la confianza de el buen funcionamiento de los organismos públicos: consejeros, diputados, consejerías, facilitadores, asesores, constructores, abogados... y que siga la lista. Una fiesta con entrada libre en el que cada invitado podría arramblar según su categoría corrupta y su influencia en la trama.

¿Es posible? ¿Qué es lo que puede hacer un pueblo para liberarse de sus ladrones y dejar de aplaudirlos a su paso?

Aparece un registro con nombres y apellidos relacionados con supuestos adjudicatarios de un proceso aún abierto por el que se iban a conceder 317 Viviendas de Protección Oficial (VPO), todas en el barrio ceutí de Loma Colmenar. El Gobierno de la Ciudad Autónoma, que ya entonces presidía el PP de Juan Vivas, “negó el conocimiento de esa lista”, pero esa sospecha fue haciéndose cada vez más grande hasta dar lugar a la que hoy ya es la mayor trama de corrupción conocida en la ciudad.

Y es lo que pasa cuando sigues las pistas. Una cosa te lleva a otra, si tú hablas yo hablo, si tú me acusas yo digo lo que sé de ti y lo que te has llevado al bolsillo.

El pastel estaba preparado pero alguien se había escondido dentro y, por algún motivo, comenzó a tirar de la manta.

Ya no eran las casa de V. P. O, era lo que se escondía detrás de ellas: Prevaricación, falsedad documental, organización criminal, blanqueo de capitales ... El caso Emvicesa arrastra todo tipo de delitos.

Me pregunto cuántas ‘Emvicesas’ existen en Ceuta cuando nos preguntamos por todos y cada uno de los despropósitos que vemos día a día: las famosas farolas, las miles y miles de flores que quitan, ponen y vuelven a quitar, los sueldos de los asesores, el salario de cargos importantes que deberíamos conocer con pelos y señales, el despilfarro llevado a cabo en tantas obras acometidas pero innecesarias, los alquileres de casas de protección oficial, la riqueza descomunal de los “intocables” en las que miramos para otro lado.

“Profesor, todos roban, todos son unos chorizos”. Pero muchos de los alumnos quieren ser como ellos y sueñan con conseguirlo. A su manera y en la medida de sus posibilidades buscarán esos facilitadores que les allanen el camino.

Ahora toca embarrar el proceso, las pruebas, las diligencias. Toca recusar a jueces, toca contratar buenos abogados para que la verdad no salga a la luz pues “Todo el mundo es inocente hasta que no se demuestre lo contrario”.

Y no hay nadie que pare este aluvión que terminará por chafarnos y convierta a Ceuta en una propiedad privada alimentada de dinero a espuertas para el beneficio de sus dueños.

Al Capone fue a la cárcel por no pagar impuestos. No había manera de imputarlo. La mafia es la mafia y tiene sus normas.

¿Y si los ciudadanos, hartos de todo, decidimos denunciar lo que sabemos? ¿Y si no dejamos pasar ni una cuando tengamos la más mínima prueba?

Cada uno es responsable de lo que es responsable. No es nuestra misión salvar al mundo pero depende de cada uno de nosotros qué mundo queremos.

Tenemos armas: educación, civismo, libertad, lo que Kant llamaría “mayoría de edad”.

Como no nos pongamos las pilas nos caerán bombas, lo curioso es que esas bombas las lanzaremos nosotros mismos contra nosotros.

Recordar las palabras mágicas “ábrete sésamo”, pero la memoria nos puede jugar una mala pasada.