El joven ceutí de 27 años que falleció el pasado sábado tras naufragar con una moto de agua fue enterrado ayer en el cementerio Sidi-Embarek. Fue un acto muy emotivo y multitudinario, ya que hasta el lugar se desplazó más de medio millar de personas que quisieron darle su último adiós y no dejaron de cantar y orar durante toda la ceremonia. El cuerpo sin vida del joven fue trasladado desde Málaga y llegó en un barco sobre las 19.30 horas. Desde el puerto lo llevaron hasta su casa de la barriada Príncipe Felipe, donde lo esperaba su familia más cercana. Poco a poco fueron acercándose personas que formaron una masa inmensa de personas realizó a pie, con el ataúd a hombros, el recorrido que pasa por el puente del Quemadero y va hasta el cementerio musulmán. La mayoría de los asistentes era gente joven, de entre 20 y 35 años de edad, que no dudaron en manifestar que Bilal “era un buen chico” y que su familia “es gente muy querida por todos”.
Las circunstancias en que se produjo la muerte del joven todavía no están claras. Según han publicado algunos medios malagueños los dos náufragos llegaron el domingo al puerto de Málaga a bordo de la lancha de Salvamento Marítimo ‘Salvamar Alnitak’. El joven Bilal llegó muerto, mientras que el otro presentaba signos de insolación y abundantes picaduras de medusa, por lo que fue trasladado al hospital Carlos Haya, donde ya ha sido dado de alta. Según esos medios, la versión contada por el superviviente sitúa el comienzo de la aventura en Cabo Negro, al norte de Marruecos, de donde los dos hombres partieron en sendas motos de agua con la intención de llegar a las costas españolas. Al parecer se averió una de las motos y entonces los dos tuvieron que continuar la travesía montados ambos en el mismo vehículo. La segunda moto también dejó de funcionar y quedaron a la deriva en alta mar. Allí fueron avistados desde el buque mercante ‘Grande Italia’, dedicado al transporte de coches, que los recogió a 27 millas de la costa española y tras prestarles los primeros auxilios dio aviso a Salvamento Marítimo en la costa andaluza para que se hiciera cargo de ellos.
La premura del rescate originó que la moto en la que viajaban los dos náufragos quedara abandonada en alta mar ya que no fue recogida por el barco mercante de bandera italiana.
Pero esta versión de los hechos no es más que el principio de un travesía marítima desafortunada que terminó por costarle la vida al joven ceutí. Una vida que sus familiares creen que se podría haber salvado con un poco de interés por parte de los responsables de los Servicios de Emergencia y Rescate españoles. “Ellos son los que le han matado”, aclamaba Fatima, la suegra del fallecido, en la puerta de su casa tras el entierro. “Yo misma estuve llamando a Salvamento y a los Servicios de Rescate, pero me decían que mi yerno estaba en aguas marroquíes y que ellos no podían hacer nada”, contaba .
Bilal y su compañero de viaje se quedaron a la deriva a diez millas náuticas de la costa de Cabo Negro. Así al menos se lo comunicaron a sus familiares por teléfono mientras aún tenían cobertura y batería, sobre las 15.00 horas del pasado sábado. “Ellos mismos llamaron a la Guardia Civil y todo, pero no les hicieron caso”, explica Fatima.
La suegra del joven asegura que ella continuó llamando al Consulado español en Tetuán, a Rincón y a todos los sitios que pudo para que acudieran al rescate. “En Marruecos decían que entendían la situación, pero que no podían hacer nada si no les daba el aviso la autoridad española”, afirmaba la mujer. Las horas continuaban pasando y su desesperación iba en aumento. Finalmente llegó a hablar para que por lo menos dieron una vuelta por la zona con un helicóptero de Salvamento, pero tampoco fue posible. “Decían que estaban en aguas marroquíes y que no podían hacer nada, pero si han aparecido en Málaga será porque terminaron en aguas españolas. Podrían haber hecho algo más”, sentencia insistiendo en culpar a unos Servicios de Salvamento que, según su versión, no movieron un dedo para intentar rescatar a su yerno. “Si hubiera sido un familiar suyo habrían salido con 10 lanchas a buscar”, se queja advirtiendo que “la falta de interés de estas personas ha sido lo que realmente les ha matado. Esto funciona fatal y las cosas tienen que cambiar”, concluía la mujer visiblemente afectada por el duro golpe que habían recibido y la situación que están viviendo.