Días tristes para la Protectora de Animales y Plantas de Ceuta, que ha conocido sobre la muerte de uno de los suyos. Franco, el abuelete que les robó el corazón aunque no llegó a estar en sus instalaciones, partió. Pero se fue feliz por haber pasado sus últimos días con una familia que le dio esa segunda oportunidad que tanto merecía.
“Hoy queremos despedir a un perro especial, un perro que llamó a nuestra puerta para pedir ayuda y al que no dudamos en aportar nuestro granito de arena”. Con este mensaje la asociación ha querido recordar parte de la historia de este perro.
Todo comenzó hace un par de años, cuando la persona que era su referencia enfermó y ya no podía cuidarlo. Franco era dóberman mayor y a su antiguo dueño se le partía el corazón cuando notaba que no podía estar para él como antes.
La primera opción para este abuelete era la perrera, pero fue el veterinario que trabaja allí el que decidió ponerse en contacto con la Protectora, para que así pudieran gestionarle una casa. Tuvo la suerte de ser adoptado y se fue directamente con su nueva familia.
“Creíamos que no íbamos a conseguirlo, un doberman de elevada edad y sin poder contar mucho sobre su carácter era algo que no encajaba en esas adopciones fáciles”, han recordado desde la Protectora.
La asociación se encargó de tramitar lo necesario y lo llevaron a su nuevo hogar en la Península, donde lo esperaba también otro dóberman. Pero no todo fue color de rosa, pues los primeros días fueron muy difíciles.
“Franco no entendía qué hacía allí, tenía miedo y estaba descontextualizado. Franco mordió en algunas ocasiones y no encajó con el perro que ya tenían. Hubo un momento de debilidad, de inseguridad y de incertidumbre. Hubo un momento en el que la familia no podía más y nos lo quería devolver”, han relatado.
Pero afortunadamente “esa idea duró segundos”. Enseguida se pusieron manos a la obra, contactaron a profesionales “y con nuestros consejos y su experiencia se logró la felicidad plena”, han rememorado.
“Lo adoptaron con 11 años y se dieron cuenta de que era un perro mayor, que había estado toda su vida con una familia y que de repente se encontraba con otra, por lo que tenían que aprender a gestionar ese ambiente”, han señalado.
Entendieron que Fraco estaba asustado. Finalmente la familia quedó encantada con él, además de estar agradecida con la Protectora.
“Es una historia muy bonita porque adoptan a un abuelito que tiene problemas de conducta cuando llega a la casa, pero que no se dan por rendidos y la convivencia al final se hace maravillosa”. A pesar de la tristeza, la asociación se ha quedado con la satisfacción de que Franco vivió los mejores años de su vida en este amoroso hogar.
“La familia nos llamó entre lágrimas para decirnos que tenían que despedir a Franco, que lo tenían que dormir después de llevar días ingresados y ya no poder caminar. La familia nos dio las gracias por haber tenido la oportunidad de haber conocido un perro tan maravilloso. Fue emocionante escuchar que si lo hubieran devuelto hubiera sido la peor decisión de sus vidas. Franco ha sido feliz, ha conocido el amor”, han recalcado.
La Protectora de Animales y Plantas de Ceuta no ha querido cerrar esta despedida sin antes dar las gracias “a esta familia ejemplar, maravillosa y responsable. Una familia que lo dio todo por salvar a nuestro abuelete”, dejando en alto “una historia preciosa de superación”.
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