Son Laura, Carlos y Andrés. Ella una alumna en prácticas, ellos componentes de la UIP desplazados a Ceuta desde Sevilla. Los tres tienen en común el haber participado en que una madre esté hoy junto a sus dos hijas menores de edad, después de que estas hubieran cruzado por el espigón y se encontraran perdidas junto a cientos de niños marroquíes en las naves del Tarajal. La coordinación funcionó como debía ante un caso de tanta urgencia y la cadena, cuyo eslabón inicial comenzó en la Jefatura Superior con la presentación de la denuncia, terminó reuniendo a madre e hijas.
Laura se encontraba en las dependencias de la Jefatura Superior cuando se topó con lo que era el inicio de esta historia. Fueron unos momentos “tensos”, pero de inmediato empatizó con el drama que contaba la mujer, que se había desplazado urgentemente desde Cataluña. “Estaba haciendo los servicios de seguridad en la puerta, vino esta mujer nerviosa, se había desplazado desde Cataluña porque le habían llamado diciendo que sus hijas menores habían pasado desde Marruecos a Ceuta. Viendo la importancia del caso, se lo comuniqué a un inspector e hicimos los trámites oportunos y le pudimos decir dónde encontrar a las niñas. Fuimos a las naves del Tarajal y, bueno, tuvieron suerte la verdad”.
Allí, en el Tarajal, entraron en escena Carlos y Andrés, componentes de la UIP quienes ayudaron a dar con las menores. Tarea complicada, debido a la cantidad de niños que estaban acogidos en la nave. “En ese momento comprobamos la documentación, con todo lo que portaba la madre y empezamos a acceder a las naves para hacer un chequeo. En la primera fue negativo, nos acercamos a la otra y ahí ya vimos a estas dos niñas”, explica uno de los integrantes de la UIP.
La búsqueda de las niñas: estaba dormidas en una nave
Se había conseguido lo más difícil, se había alcanzado lo que todo agente espera: que el inicio de su servicio termine como debe y, en este caso, a pesar del caos imperante y de la alerta que continuaba en la frontera, pudo ser así. Colaboraron los menores, los vigilantes y los miembros de ONG en esa búsqueda. “Nos metimos primero en una nave y el chequeo fue negativo. La madre comenzó a ponerse nerviosa, pero después en la segunda nave encontramos a las niñas, que estaban dormidas. A través de otros menores las localizamos. El momento fue muy emotivo, la madre no podía articular palabra y el encuentro fue muy emocionante. La intentamos sacar a la calle, de tanta emoción se quedaron un rato abrazadas. Fue un momento emocionante para todos”.
Las niñas estaban en Marruecos prácticamente desde que nacieron. Pero desde la pandemia, con motivo del cierre de fronteras, no podían verse. Ahora, gracias a la gestión hecha por la Policía Nacional han podido verse, abrazarse y poder vivir de nuevo todas juntas. Los agentes lo tienen claro, para ellos este servicio ha sido “muy gratificante”. El mejor que se podía hacer.
Cualquiera sabe...esto huele mal.
¿Que hubiera ocurrido de no producirse la invasión?.
No estáis para eso, estáis para defendernos
Vendedores de humo.