La Virgen del Carmen de la Asociación Hijos de Nuestra Señora del Carmen ha vuelto a tomar las calles de Ceuta, tras dos años de ausencia a causa de la pandemia de la Covid-19. Para sus fieles, la espera se ha hecho de rogar, pero todo se ha esfumado tras ver a su Virgen por las calles de la ciudad autónoma. A las 21.00 horas, las puertas de la Iglesia Santuario de Nuestra Señora de África se han abierto para recibirla a ella. Los caballas se han acercado a los alrededores del edificio religioso para darle un acalorado recibimiento.
La ilusión se ha palpado en los rostros de los que la han seguido, paso a paso por ese Paseo de las Palmeras, que ya se encontraba con las luces del atardecer, puesto que la noche acercaba tímidamente. Una zona concurrida esta en la que fieles e inesperados comensales que se encontraban en la terraza de los bares, han recibido a la patrona de los marineros. Ella, que lleva a su Hijo en brazos y va subida en una barca acompañada de un exorno floral, ha sido portada en andas por hombres y mujeres pertenecientes a la Asociación. Un paso medido, tranquilo al compás de los sones de la Banda de Música del Ayuntamiento de Ceuta. Además de este cortejo musical, la Compañía de Mar de esta ciudad, el general II Jefe de la Comandancia General de Ceuta, el Jefe de la Unidad Logística 23 donde se encuentra la compañía de mar y rostros conocidos como el presidente Juan Vivas o el consejero de Educación y Cultura han acompañado a la patrona.
Ultimando el Paseo de las Palmeras, tuvo lugar uno de los varios momentos claves de esta cita. Una salve fue cantada por los allí presentes y por parte de la Compañía de Mar. La Virgen miraba al Puerto, seña de su advocación marinera. Tras ello se puso rumbo hacia los bajos del Mercado Central, donde solo se escuchaba el rachear de los que llevaban a la Virgen. Pasos sonoros y algún "¡Viva la Virgen del Carmen!". La admiración salía desde dentro y no se podía contener de ningún modo.
La playa esperaba a la Virgen del Carmen. Una Ribera nocturna, pero iluminada por los corazones de los ceutíes. En esta zona fue donde se vivió el instante más esperado, pero antes, el Vicario de esta ciudad, Francisco Jesús Fernández Alcedo, hizo un responso por los que ya no están. Un recuerdo para todos los que perdieron la vida en la mar, los que intentaron cruzan hacia un mundo mejor y los que fallecieron a causa de la pandemia, así como otras adversidades.
Tras estas especiales palabras, el turno fue el del agua. Los que llevaban las andas iban con respeto porque deseaban que todo saliese bien. Sus deseos se hicieron realidad porque se ha vivido unos instantes emotivos, alguna lágrima resbaló por alguno de los rostros. Los anderos se sumergieron hasta tres veces, los pétalos le llovieron y algún ramo a modo de regalo y promesa con propósito de volver el próximo año.
La niebla ha acompañado, densa pero sin disipar la imagen de la Madre, quién iba iluminada por un potente foco. Todo volvió a ser como antes, las viejas costumbres regresan y esta cita marinera ha vuelto a Ceuta. Los caballas soñaron a pie de playa y en el asfalto de la calle. Rezaron y vivieron esta jornada a flor de piel.
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