Entró desde
Marruecos, embarrancó su moto en la playa de Juan XXIII, en Ceuta, y escapó de la
Guardia Civil. Esta es la trayectoria que siguió un joven en la tarde de este domingo, después de que el Instituto Armado detectara la aproximación de un individuo sospechoso. El varón se dio a la fuga dejando la
moto en el lugar tras ver la presencia de guardias civiles, evitando así su detención. No es el primer caso de esta índole que se produce, semanas atrás la Benemérita se ha topado con
incidencias similares siempre protagonizadas por motos de agua tanto en Benzú como en Calamocarro. Llegado el verano asoman quienes se aprovechan de esta situación para intentar colar inmigrantes o para traficar con hachís. La Guardia Civil controla los espigones intentando evitar la comisión de los delitos, pero sus artífices se amparan en la elevada presencia de otras motos y embarcaciones de recreo para intentar camuflarse entre ellas poniéndoselo más complicado a los agentes. Al caso ocurrido este pasado domingo se suman otros previos que siguen siempre el mismo patrón: pilotos que se aproximan a Ceuta procedentes del vecino país y que al ser vistos o bien obligan a los inmigrantes que trasladan a arrojarse al agua o bien embarrancan la moto y escapan porque portan algo ilícito. La escapada les sale bien pero pierden la moto de agua, que queda intervenida por la Guardia Civil para su posterior inspección judicial. Esto es lo que sucedió este domingo, al igual que con otros incidentes previos que forman parte de la reactivación de unos pases en los que se pone en peligro a los ciudadanos que son introducidos de manera ilegal en Ceuta, ya que sus pasadores no dudan en arrojarlos al mar si ven que hay cierto peligro de ser arrestados.