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Corrí el año 1988, cuando un futuro viaje a Granada para llevar a mis alumnos de viaje de estudios (Algeciras), me hizo viajar anticipadamente (mes de Marzo) a la ciudad de la Alhambra para organizar el viaje “in situ”. Caminaba casualmente por la conocida “Acera del casino” donde se encuentra el teatro “Isabel la Católica”, cuando leí en un anuncio: “1er Festival Internacional de Tango”. Me llamó la atención, sin intención ninguna de asistir al evento. Lo pensé mejor y elegí un día para ir, el de la “POESÍA”, donde declamaba un tal HORACIO FERRER.
Así fue como llegado el día, entré en el teatro con la curiosidad por saber qué me aguardaba. Fue una total sorpresa, pues yo que empecé escribiendo POESÍA hace muchísimos años, presté toda la atención del mundo en escuchar al citado poeta. Digamos que mi sensibilidad llegó a captar el sentido del TANGO recitado, pues el SR. HORACIO FERRER lo hacía con tal profundidad y sentimiento que no pude por menos que sucumbir al ya por mi descubierto: el TANGO.
No recuerdo si ese mismo día hubo baile o cante, pero lo que sí recuerdo es que cuando acabó la actuación de esa noche, me fui a buscar al poeta y le dije que le había escrito un poema mientras él recitaba. Le llamó la atención y me dijo que fuera al día siguiente al “Hotel Victoria” donde se hospedaba para que se lo dedicara, pero yo, tan despistada como siempre, se me olvidó. Luego quedé informada de que era el mejor poeta de Buenos Aires. Pero el tiempo pasa y en el año 2006 me lo volví a encontrar en el “Teatro Isabel La Católica”, esta vez, como espectador. Me acerqué a él, y le comenté lo ocurrido, haciéndome entonces un dibujo muy entrañable y una bonita dedicatoria en mi “cuaderno de TANGO”.
Desde entonces, ininterrumpidamente (año 1.988) acudo cada vez que puedo al “Festival de Tango” de Granada, donde la expectación que despertó en mí este sensual y sentimental estilo musical.
He visto y escuchado a lo largo de estos 22 años a infinidad de músicos, bailarines, orquestas y cantantes. No puedo recordarlos a todos. Sí que recuerdo perfectamente al excelente cantante de “tangos”, CARLOS ACUÑA, que durante años fue reconocido como el digno sucesor de CARLOS GARDEL “Carlitos”, por su estilo y su forma de cantar tan parecidísima. Y es cierto, lo pude comprobar. Recuerdo que salió al escenario con un vaso en la mano, e hizo una dedicatoria a los jóvenes, como alentándolos a inclinarse por el deporte y la MÚSICA y se olvidaran de la bebida que a nada conducía. Hace ya varios años de esto; por aquel entonces tenía 80 años. Fue precisamente a través de este cantante, que supe que en Buenos Aires existía la casa donde Carlos Gardel había vivido sus últimos años con su madre. Como tenía el reportaje emitido en T.V.E. grabado, lo guardé, lo cual me sirvió cuando en el año 1991 decidí viajar a ARGENTINA y en Buenos Aires hice todo lo posible por encontrar su casa, en un barrio más bien humilde. Mi pena fue ver, que como museo con todas sus pertenencias, objetos, fotos, etc., no existían. Habían convertido su casa en una especie de club, donde daban conciertos de no mucha calidad. Más adelante, y en otra edición del “Festival” en Granada, pude ver en una especie de museo, cantidad de fotos, recuerdos, objetos personales y un sinfín de cosas más del magnífico CARLOS GARDEL. No eran precisamente familiares de él los que eran los poseedores de todo ello, sino de gente aficionada de Buenos Aires, amantes del tango, que de alguna manera se habían hecho con todo el material.
En el año 2006, el “Festival” fue dedicado a la mujer y así pude ver a la gran cantante y reconocida SUSANA RINALDI, a la que pude ver en otra ocasión. Para los argentinos es toda una institución. También pude ver a la conocida cantaora Estrella Morente, quién en uno de sus temas, recordó a Rocío Durcal, fallecida ese mismo día en Madrid. A bailarines nombraré a Marta y Manuel, un matrimonio a los que conocí en el año 2007 en un viaje a Chile y Argentina. Asistíamos en Valparaíso (Chile) a una “cumbre internacional” de Tango y como ellos actuaban allí, entonces supe recordar que ya los había visto en Granada. En “esta cumbre”, se reunieron músicos de todos los países, haciendo de los días vividos allí un buen recuerdo para los “ya” amantes del TANGO. En Buenos Aires pudimos asistir a un musical, una especie de representación de la vida de Carlos Gardel. El protagonista, muy bien elegido.
No me puedo olvidar de las orquestas. Ver a toda una orquesta con todos músicos japoneses, resulta muy atrayente. Sabemos que a casi todos les gusta el flamenco, pero ver y oír a un japonés cantando tango es todo un lujo y un placer.
Paralelamente al “Festival”, los sábados por la mañana, y frente al “Corte Inglés”, se organiza un encuentro entre parejas para bailar tango. Es muy simpático ver a tanta gente. Los hay que repiten todos los años y son verdaderos artífices del baile. O también te ves a gente bailando sola cual si lo hicieran con una pareja.
Cuando me animé a viajar a Buenos Aires, no nos podíamos perder algo tan típico como ir al “Viejo Almacén” en el Barrio de San Telmo. Este lugar tiene más de 100 años. Hará unos 8 años, estuvieron a punto de cerrarlo, y así estuvo un tiempo, pero lo han restaurado y sigue funcionando. Cuando estuvimos allí, pudimos presenciar una actuación con bandoneón incluido, lo que le daba más porte al cantante. El sitio es auténtico, rezuna “tango” por todos lados, así que merece ser visitado como el más típico de la ciudad porteña.
Ir a la “CALLE CAMINITO”, es otro lugar emblemático, en donde todo “huele” a tango, los colores de sus casitas lo dicen todo, se escucha música por todas partes, y sobre todo, uno recuerda el tema de GARDEL, 2Caminito”. En horas punta siempre hay mucho ambiente y te puedes hacer fotos por doquier.
Visitar la tumba de CARLOS GARDEL es otro punto emblemático a visitar, para al que le guste el TANGO. Rodeado de infinidad de placas dedicadas de todo el mundo, una escultura de bronce del cantante preside el panteón donde están enterrados él y su madre. En el mes de Diciembre de cada año, se reúnen en torno a este lugar, cantidad de gente; allí beben, comen, cantan, bailan… para conmemorar el día de su nacimiento. Entre los dedos de una mano, siempre tiene un cigarro encendido que le pone la gente, cuando se apaga, le ponen otro. “Desde el cielo de Vigo al cielo de Buenos Aires con un ramillete de estrellas” reza una placa española.
Y heme aquí, que sin atraerme este estilo musical, sin haber leído nada sobre ello, visto película alguna, me vi un día envuelta en el mundo del TANGO, sin buscarlo. Y es que la MÚSICA es vida, el TANGO es pasión, sensualidad, amor, arrebato, odio, sentimiento y sobre todo una forma de expresión que nos llega a conocernos mucho mejor como SERES HUMANOS.