Opinión

Ella

Un buen día de 1926, mi bisabuelo Manuel Fernández Segura escribió, tras un largo texto en el que plasmó su gran talento literario y como conclusión de este, "¡Lo que se sufre por las mujeres!". Y como si su pesar yo hubiese heredado, he aquí un texto de tópico similar, en relación a una chica cuya mirada ha fulminado mi corazón. Comenzando un nuevo curso, mis expectativas en relación a este no eran para nada altas; me esperaba un curso igual de agrio y sin sentido que el de primero de Bachillerato. Sin embargo, me sorprendió no solo el gran profesorado si no también el hecho de haber simpatizado con casi toda la gente con la que llevo meses compartiendo aula. Venía con pocas esperanzas en las chicas; es más, venía directo a lograr la máxima nota posible para Selectividad. No esperaba volver a sentirme preso en las garras de una nueva mujer. Pero entonces me fijé en una que ya hacía más de 52 semanas que me llamaba enormemente la atención por la hermosura de su largo y precioso cabello rubio. Sí, era ella, sin duda. La chica, cuyo nombre prefiero mantener en el más profundo anonimato, me cayó bien desde el primer momento y me sorprendió ver que, por lo poco que sabía de ella, había varias cosas que teníamos en común. Las primeras conversaciones que tuve con ella fueron en cierta medida formales, nada fuera de lo común, pero a partir de ellas pude entrever su candor y la dulzura de su carácter, aunque frío en cierta medida. Luego de seguirla en las redes sociales y quedarme inédito ante su espectacular belleza, pues no había sido capaz de ver su linda cara al completo por culpa de las mascarillas, empecé a percatarme de algo a lo que tenía un miedo acérrimo: me estaba volviendo a enamorar. Fue descubrir la cara completa de aquella chica, de la cual hasta entonces solo había visto sus hermosos, inigualables y espectaculares ojos azules, de mayor belleza que un aguamarina, que un diamante azul, unos ojos espectaculares que empequeñecen la belleza de los mares del Caribe; su pelo que me gritaba a pleno pulmón que lo acariciase hasta el final de los días; sus monísimas manos, que habría querido apretar entre las mías por siempre; su preciosa sonrisa… lo que hizo que cayera en este limbo, en este laberinto sin salida que es el amor. Incluso en este punto traté de no caer, pero fue imposible; mi corazón estaba encerrado en su castillo.
Pero no solo su belleza impresionante e inequívocamente especial era lo que me hacía literalmente vivir por ella, si no el hecho de ver que indirectamente había muchas cosas que teníamos en común. Era totalmente consciente de que le gustaba escuchar música parecida y le gustaban series parecidas. Incluso la carrera que ella quería estudiar era mi objetivo hace unos años, antes de cambiar a mi actual objetivo. Pero ya no solo eso, hubo en un punto en el que pensé que me estaba volviendo loco por amor, mas mi mente no podía aguantar el hecho de tener una pregunta sin respuesta que trataba sobre por qué no la podía sacar de mi cabeza. A pesar de haberme dado cuenta a tiempo, no pude hacer nada para evitarlo. Cada dos por tres la chica invadía mis pensamientos y me costaba mucho concentrarme. Era imposible hacer nada; los primeros días fueron horribles porque me llenaba de preguntas. Estaba seguro, sin embargo, de que no cometería los mismos errores que había cometido veces pasadas. Día y noche he estado sufriendo como si el no haberla conseguido significase la muerte de un ser querido, como si conseguirla fuese el premio máximo, el único modo de alcanzar la plenitud y la felicidad absoluta… o quizás, lo que más me mortifica es la imposibilidad de contarle lo que siento por ella. Leyendo esto, os preguntaréis: “¿Y qué gana usted si no se declara?”. Diablos, querría hacerlo, pero prefiero no intentarlo, prefiero permanecer en el silencio más profundo y si me declaro, será en un momento en el que no afecte mi rendimiento escolar, pues a pesar de que mi amor por ella es inconmensurable, mi objetivo de alcanzar la nota de mi carrera supera cualquier cosa. Estoy ciego por el amor, estoy drogado por el amor, movería mar y tierra por tenerla en mis brazos el resto de mi vida, por poder pasar con ella todos los años, por poder considerarla mi amada esposa desde la boda hasta el día que la Parca irrumpa con su guadaña. Pero no estoy loco, sé muy bien que quizás, sabiendo que el sentimiento no es recíproco, ella no quiera estar conmigo e intentar algo es similar a producir espuma, es decir, nada. Es algo muy doloroso pero prefiero asumirlo antes de darme falsas esperanzas. Mi bisabuelo, por su parte, creyó que por intentar conquistar a la mujer de la que se había perdidamente enamorado lo conseguiría y fue un acto que él mismo consideró una payasada, una canallada monstruosa. Y finalizó su hermoso texto con la declaración de que se encontraba igual de feliz con la mujer con la que acabó casándose y teniendo hijos que con la que pretendió estar hacía años. Gracias a la reflexión que se saca de esto es que mis sentimientos no son extremadamente fuertes; sino es esta chica la que podré amar por el resto de mi vida, lo será otra. ¡Lo que se sufre por las mujeres!

Entradas recientes

‘Música para los oídos’ de la mano de jóvenes talentos

Un deleite para el oído de la mano de jóvenes talentos. Niños y niñas de…

16/06/2024

Mohamed VI indulta a 1.484 personas por el Eid Al-Adha

El rey Mohamed VI de Marruecos ha anunciado este domingo el indulto de 1.484 personas,…

16/06/2024

Los puestos de volaores, un año más en el Chorrillo

Un verano más. La explanada del Chorrillo ha vuelto a llenarse de vida de la…

16/06/2024

Ceuta, ciudad prohibida

¿Por qué un niño de seis años no puede jugar en la orilla de la…

16/06/2024

Intenta pasar a Ceuta con casi 15 kilos de hachís en su furgoneta

Aduaneros marroquíes han detenido en la frontera (paso de Bab Sebta) a un residente en…

16/06/2024

Puerto: más de 4.000 pasajeros en el primer sábado de la OPE

En el primer sábado de la Operación Paso del Estrecho (OPE), el puerto de Ceuta…

16/06/2024