Categorías: Opinión

El Delfín y el pescador

Hace muchos, muchos años, en Ceuta, lo que conocemos hoy como calle Independencia, era conocida como “la Brecha”. Paralelo a la muralla una hilera de casitas de aspecto muy humilde, donde las nasas, rastrillo almejeros o montones de redes, protegidas por una tela de lona, nos indicaba que estábamos en el arrabal de pescadores. Pobres residencias de hombres, que se servían de esta profesión para lograr el sustento de sus familias. Era frecuente ver al viejo lobo de mar sentado en su puerta, fumando en su pipa, que tras la jubilación y sufrir terribles golpes de mar, en sus muchos años de  lucha contra los temporales de levantes, mataba el rato y el reuma, dando pequeños sorbos de un caneco de ginebra. Entre estas viviendas y la muralla, una calle empedrada unía la Catedral y la Almina en su parte sur.
Una de estas viviendas, era ocupada por un veterano pescador, junto a su mujer y único hijo. Vivían felices dentro de su modestia y lógicas penurias de aquellos remotos tiempos, donde subsistir a tantas calamidades, era una suerte que no todos podían lograr.
El hijo del pescador llamado Alejo, ayudaba al padre en las labores de pesca y en el arte de confeccionar los aparejos. Era un buen hijo, un buen hombre y un buen vecino. Estas virtudes le sirvieron para ganarse el cariño y respeto de sus conciudadanos.
Cierto día debajo de su barrio, en la playa conocida como la Ribera, estaba calentando brea, con la que juntar al casco de su barco, cuando el griterío de unos niños le llamó la atención. Movido por la curiosidad, se acercó al lugar de la algarabía y vio un delfín varado en la arena, que aún vivo, daba saltos tratando de conseguir llegar al agua, al tiempo que los niños le tiraban piedras. Alejo, apenándose del pobre animal, reprendió a los chavales y con suma delicadeza, ayudó al delfín llevándolo hacia el mar, con el fin de que salvara la vida.
Pasado algunos días, estando a media milla de la orilla calando la red, a un cardumen de caballas, vio con sorpresa, que al otro lado de la borda, emergió un delfín que le dijo:
-Soy el delfín al que salvaste la vida. Tu bello gesto se lo conté a mi señor, el rey de todos los mares. Quiere premiarte y por eso estoy aquí, para llevarte a su presencia.
-¿Quién eres tú y quién es tu rey?. Preguntó el pescador.
- Soy un delfín, servidor de mi señor y él, es Poseidón, rey de todos los mares.
El pescador lleno de curiosidad y a la indicación del delfín, abandonó la barca y a lomos del cetáceo, emprendió un largo recorrido a través de las profundidades. Por fin, llegaron a un lugar encantador, lleno de luminosidad y belleza. Acantilados llenos de corales y algas marinas, desconocidas por el pescador, que le llenaron de sorpresa y admiración. Fue conducido hasta la puerta de un hermoso palacio, donde nada más llegar, las grandes puertas se abrieron para facilitar la entrada al delfín y al pescador. Al final de un largo pasillo, ricamente adornado, otra puerta se abría para dejar pasar a ambos, donde al final, un gigantesco trono, dejaba ver sentado en él, a un hombre de edad madura y poblada barba blanca.
-Hola Alejo -dijo Poseidón- se que eres un buen hombre y por eso estás aquí, quiero premiarte, pero antes de hacerte entrega del presente, quisiera te quedaras unos días con nosotros. Así conocerías nuestras costumbres y forma de vida. Si aceptas el delfín te enseñará tus aposentos y tendrás total libertad para deambular por todo el palacio y sus alrededores.
Alejo fue conducido a una gran alcoba, ornamentada con lujosos muebles y bellos cuadros. A la hora de la comida fue avisado por un sirviente. Conducido por este al comedor, al sentarse en la mesa, quedó prendado de la belleza de la joven sentada frente a él. Nunca imaginó que una mujer pudiera ser tan bella.
-Hola -logró pronunciar- me llamo Alejo y soy pescador.
-Yo soy Marina -dijo ella-.
-Vives aquí -ella sonrió, resaltando aún más su extraordinaria belleza-

-¿Donde quieras que viva, siendo la hija del rey?-
Alejo no sabía qué hacer ni que decir.
-¿Eres la princesa?- ¡Sí!, dijo ella.
Alejo estaba cada vez más anonado y sorprendido.
-La verdad no se qué hago aquí. Yo lo único que hice, fue salvar la vida de un pobre delfín que quedó varado en la arena. No creo que eso sea mérito como para encontrarme aquí, ante tanta riqueza y disfrutando de tan suculento banquete, que yo jamás había soñado degustar. En tierra soy un humilde pescador.
-Sí -dijo ella- que te compadeciste de un delfín, a pesar de tu condición de pescador. Eso dice mucho a tu favor y demuestra tu bondad y buen corazón.
-¿Tanta importancia tiene salvar a un delfín?.
-Lo importante es el noble gesto -dijo ella- y tú lo tuviste con un pobre animal que estaba condenado a morir. Además debes saber, que aquel delfín soy yo.
Alejo quedó petrificado, nunca hubiera podido sospechar que aquella hermosísima joven, pudiera ser el delfín moribundo de la playa de la Ribera.
-¿Es este un lugar mágico?. Preguntó el pescador a la princesa.
-Ya lo comprobarás los días que te quedes, pero ahora comamos, que nos quedamos atrás del resto de comensales.
Ambos siguieron comiendo y saboreando aquellos manjares, desconocidos para él, pero que eran un deleite al paladar. Pasado unos minutos, oyó de nuevo la inconfundible voz de Marina.
-¿Bailamos?.
-¡¡Yoooo!! -pronunció él. No he bailado nunca, no sé dar un solo paso. No te preocupes, que en aquella playa salvaste a tu profesora de baile. Yo te enseñaré.
El no creía lo que le estaba sucediendo. Aquello era impensable para él. Pero más increíble fue cuando ella, levantándose de su asiento se dirigió a él diciéndole:
-Tú me debes de asir, con tu brazo derecho por la cintura o espalda y con la mano izquierda coge la mía.
Nunca se sintió igual Alejo en su vida. Marina, a la extraordinaria belleza de su rostro, añadía un cuerpo escultural digno de una diosa griega. Él cuando la sintió tan cerca, tan cogida a él, notó una sensación desconocida anteriormente, como si flotara en el aire. Marina, en sus brazos le indicaba paso por paso todos los movimientos que debía efectuar. Se sentía tan feliz, que bendijo el momento aquel, que ahora le parecía tan lejano, que decidió ayudar a aquel delfín.
Pasaron los días y los jóvenes, desde las primeras horas de la mañana, se veían y juntos caminaban por los alrededores del palacio. Alrededores que eran jardines marinos de tan singular belleza, que Alejo quedaba asombrado a cada paso que daba. Mirándola a ella, no podía más que pensar que por mucha belleza que existiera en aquel mágico lugar, nada podía competir en hermosura con Marina. Así un día y otro también, los dos jóvenes, fueron intimidando de tal manera, que ya les resultaba imposible estar el uno sin el otro.
Un día, Alejo fue llamado a presencia del rey Poseidón. Una vez ante él, este le dijo:
-Alejo, tu estancia aquí está llegando a su fin. En tu dormitorio, he ordenado depositar un cofre, que es un pequeño tesoro. Con él podrás vivir toda tu vida en la abundancia y no tendrás que volver nunca más a pescar.
-Majestad -llegó a pronunciar Alejo- yo no ansío tesoros, solo le pido me deje unos días más, si me obliga a abandonar su reino, de seguro que moriré de pena, estando lejos de Marina.
Poseidón le respondió: -Solo tienes una posibilidad de quedarte aquí, y esa es casándote con ella. Alejo no podía creer que tanta felicidad fuera posible. Salió corriendo del salón del trono en busca de Marina, a la que encontró sentada en un banco del jardín de la entrada del palacio.
-¡Marina! ¡Marina! -gritó al verla- tu padre el rey me ha pedido que. No pudo seguir hablando, la mano de ella se lo impidió tapándole la boca.
-¿Que has respondido tú
-¡Oh!, con la emoción no le he dado respuesta, debo de ir corriendo a dársela.
-No es necesario -dijo ella- dámela a mí.
-Mi amor, ¿qué piensas que puede ser mi respuesta?, te amo con todas mis fuerzas. Solo hace unos días que te conozco y me sería imposible vivir sin ti. Parece que he estado toda mi vida a tu lado.
Aquel hermoso y bello jardín, fue testigo mudo de las escenas de amor, más tiernas, dulces y apasionantes jamás vividas. Pasado el romántico momento, ambos enamorados cogidos de la mano, se dirigieron ante la presencia del rey, al que dieron la noticia.
Pronto se hicieron los preparativos para la boda, que al cabo de algunos días se celebró con gran solemnidad.
Los dos jóvenes eran inmensamente felices, llenando también de gran felicidad todo el palacio, más aun cuando al pasar el tiempo, se supo que como fruto de aquel amor, nacería un niño.
Por fin el día tan deseado llegó, colmando aún más la felicidad de aquel reino especialmente la del rey Poseidón.
Pasaron unos años y Alejo dijo un día a Marina:
-Cariño, hace años que no veo a mis padres, podrías hacer algo para facilitarme la vuelta al lugar de donde vine, aunque solo sea para verlos, solo un par de días.
-Eso es imposible mi amor -dijo ella- si te hubieras ido cuando te lo propuso mi padre sí, aunque me hubieses destrozado el corazón. Pero ahora no es posible. No me lo pidas más por favor.
Alejo no quedó muy contento con la respuesta de Marina, pero era tanto su amor que no quiso contradecirla, por no herirla.
Pasaron dos años más, con la llegada ahora de una preciosa niña, que pronto se convirtió en la mimada del palacio.
Marina notaba que su esposo no era tan feliz como lo era antes. Un día acercándose a él le dijo:
-Mi amor, ¿qué te pasa?, te veo triste y me apena verte así.
-Tú lo podrías solucionar fácilmente, llevándome de nuevo al mismo lugar del que me trajiste, para ver de nuevo a mis padres, al menos para despedirme de ellos antes que mueran.
-No deberías ir porque no servirá de nada, pero si es tu voluntad, te llevaré aún sabiendo que te pierdo para siempre.
Él loco de alegría, le decía:
-Pero como piensas que me vas a perder, por el solo hecho de ir a ver a mis padres. Te prometo volver al día siguiente.
Ella agachó la cabeza y dijo:
-Prepárate, que nos vamos enseguida.
Y saliendo de los jardines del palacio, ella transformándose en delfín, le llevó de nuevo a la orilla de la playa de la Ribera. Una vez allí le dijo:
-Cuando regreses, mete la mano en el agua y una vez húmeda, bésala, acudiré al momento.
En la playa, Alejo quedó asombrado, las viviendas que allí construyeron los pescadores, habían desaparecido. Solo reconoció el Espigón de lo Coraza y los acceso, por el viejo túnel o por el arco de Agujero de la Sardina. En medio de la playa observó una escalera un tanto rara. Accediendo por ella, su asombro fue aún mayor cuando observó que de su barriada no quedaba nada. Las casitas bajas no existían y en su lugar había unos edificios grandísimos. La estrecha calle empedrada, se había convertido en una hermosa avenida. Pero no fue ese su mayor asombro, aún le impresionó más, ver circular unos pequeños y extraños habitáculos, que con cuatro ruedas, se dirigían a gran velocidad, sin saber a dónde. Instintivamente  se miró las manos y las vio envejecidas en los pocos minutos que llevaba en aquel lugar. De inmediato se dio cuenta de la realidad, y a toda prisa, comprobando que por momentos su fatiga era mayor, se dirigió de nuevo a la escalera y luego alcanzando la orilla, se dejó caer sobre el agua y llorando se besó las húmedas manos. Del agua emergió el delfín, que exclamó:
- Monta rápido mi amor.
Alejo, a lomos sobre el delfín, se sumergió en el mundo submarino, en compañía de la bella Marina y ansiosos de abrazar de nuevo a sus dos hijos, navegaron en busca de la felicidad eterna.

Entradas recientes

Veinte jóvenes en el Campamento de Cazorla

La Casa de la Juventud ha puesto en marcha esta semana el Campamento Juvenil de…

21/07/2024

El Dvo. Ceutí confirma a Migue como uno de los porteros para la 24-25

El Deportivo Unión África Ceutí continúa poniendo a punto su plantilla para la temporada 2024-2025.…

21/07/2024

El Caballa ya prepara la 'Travesía a Nado' de Feria

El CN Caballa ya se encuentra preparando la tradicional 'Travesía a nado' de Feria. Una…

21/07/2024

Una jornada de verano en las 'Islas Misteriosas'

Antes de tomarse un descanso estival en el mes de agosto, la asociación de juegos…

21/07/2024

Deshidratada y con trozos de un sedal en el pico, así rescatan a una gaviota

Mientras realizaban labores de medición y colocación de chips y revisiones médicas a las tortugas…

21/07/2024

Alejandro López acaba sexto de España en los 50 espalda

Alejandro López ha concluido el campeonato de España de natación de categoría infantil con un…

21/07/2024