El agente repitió que durante el enfrentamiento producido en el interior de los almacenes de la Almadraba “evitábamos hacer daño a este hombre”. ¿Pero cómo una actuación policial inicialmente sencilla como era la de notificar un decreto terminó así? El agente señaló que él, como jefe de grupo, nada más llegar al almacén se dirigió a su responsable para notificarle lo que se iba a hacer. “Estaba muy alterado”, recordó, sin conseguir dar una explicación del porqué de esa actitud. Dijo que le requirió la documentación y que este se negó a entregársela, instándole a que se marcharan del lugar. Así hasta que, según el agente, se le tuvo que advertir de que si no se la entregaba se vería forzado a detenerle por resistencia a la autoridad. “No entraba en razón”, aclaró. Según el mando de la UIR el enfrentamiento surgió cuando, estando él dentro de la oficina en compañía de otro de los agentes imputados requiriendo ese DNI, escucharon un revuelo ya en el exterior que estaba siendo protagonizado por el hijo con otros policías. Según su declaración esta situación aceleró la tangana que se originaría. Reconoció que tuvo que utilizar la defensa porque vio cómo el hijo golpeó, con una patada al vuelo, al oficial que tenía detenido a su padre. Con esa acción intentó repeler la agresión a su compañero. “Nosotros en todo momento evitábamos hacer daño”, aclaró. Si reconoció haber usado la defensa para proteger a su compañero, negó que también lo hiciera para pegar al padre, o, al menos, que lo hiciera intencionadamente. “Él mostraba una actitud negativa hacia nosotros, en todo momento se evitó el uso de la defensa contra este señor”, dijo señalando a Mohamed, aunque sin poder confirmar que en el revuelo le hubiera alcanzado algún gomazo, dada la situación que se desencadenó, pero siempre sin que ese golpe fuera pretendido. El detenido presentaba lesiones producidas por una defensa en su pierna, algo que le hizo ver el Ministerio Fiscal, y a lo que el agente no pudo dar una explicación, salvo insistir en que de forma intencionada nunca se buscó ese golpe. “Yo a parte de policía he tenido una educación personal desde chico y no le pegaría a un hombre de 60 años”, insistió. Lamentó además que se hubiera dicho que había tratado despectivamente al detenido. “Me ofende que se diga eso de mí”.
En datos
Las lesiones: Origen de las mismas
Según el único agente que pudo declarar ayer, ninguno de los policías agredió al dueño de este comercio. No pudo aclarar el origen de las lesiones que presentaba tanto en la pierna como en uno de los ojos. “Tuvimos todas las precauciones para no hacerle daño. No le hicimos esas lesiones y si las tiene no se han hecho de forma voluntaria”, declaró, sin poder aclarar el origen de las mismas. Sí reconoció haber hecho uso de la defensa una vez contra el hijo pero para repeler la agresión que éste estaba ejerciendo sobre su compañero.
Actitud: Del dueño del almacén
De acuerdo con la manifestación de este agente “su actitud era muy rara, mostraba una agresividad sin venir a cuento, era como si tuviera odio hacia nosotros”, indicó. Enmarcó la actuación llevada a cabo por la UIR dentro de la legalidad y evitando que se extralimitaran en sus funciones, eso sí, indicando que nada más llegar a la Almadraba se mostró un rechazo hacia el trabajo de esta unidad.
En su defensa: “No vi ningún golpe”
¿De dónde han salido las lesiones que presentaba el responsable del almacén en el que actuó la UIR? Según la declaración de este agente, él no vio “ningún golpe”, ni tampoco vio que en algún momento llegara a perder la conciencia cuando fue detenido. “No es de recibo pegar así a un hombre”, dijo. Negó además que tanto él como sus compañeros le trataran verbalmente de forma despectiva por su condición de musulmán y reiteró en varias ocasiones que se tuvieron “todas las precauciones” necesarias para “no hacerle daño.