El tuit de Mohamed

La política se escribe ahora a golpe de tuit. Es quizá la manera más vaga de despachar los asuntos. Es un modo de entender una política superficial, alejada de esa implicación que todavía algunos esperamos de los partidos.

Ayer Mohamed Alí se lamentaba en uno de esos mensajes vía twitter de las colas en la frontera; el domingo lo hacía para denunciar que un coche estaba ardiendo exigiendo medidas a la Delegación del Gobierno. Con acciones de este tipo despachan la antigua política mucho más aguerrida de hace unos años, aunque los problemas sean los mismos y no hayan siquiera mejorado. Porque, ¿me quieren explicar si algo ha cambiado en la frontera? Nada. Tenemos las mismas colas, los mismos problemas para acceder a las barriadas cercanas, el mismo tercermundismo sumado a las condiciones extremas en las que deben trabajar las fuerzas de seguridad. Tenemos esto y tenemos también avalanchas (sí, señor delegado del Gobierno, se llaman avalanchas por mucho que usted lo niegue) y ocupación ilegal de la playa. Si ILEGAL, aunque a ningún partido le importe más allá de un tuit. ¿Se atrevería el delegado del Gobierno a mandar a los GRS a la playa de la Ribera para contener allí a todos los que protagonizan la OPE mientras esperan su llegada a puerto para el embarque? Ni de broma, pero sí lo hace con el Tarajal.
Ante tamaña incompetencia, tenemos un partido cuyo líder cree que ha cumplido la papeleta con un triste mensaje en twitter. Otros ni eso. Todavía parece que no se han enterado que tenemos una frontera que cualquier día nos va a volver a dar otro disgusto. Y los hay tan vagos que ni se molestan siquiera a enviar un mensaje por las redes.
No sé si habrá cambiado mucho el panorama. Quizá el mundo político se esté prudiendo cada vez más y la acción de la oposición se reduzca a un mero negocio de intereses, en el que la capacidad de crítica tenga que ver directamente con el trato que se recibe. No entiendo como si el problema de la frontera es el mismo, ahora la capacidad crítica de un partido se despache con un triste tuit.
Nadie habla, todos callan, la anormalidad se disfraza de lo correcto, es como si todos nos hubiéramos vuelto tan tontos que nos pueden colar una situación abominable como lo mejor a lo que podemos optar. ¿Tan bajo hemos caído? Espero que no se me responda a golpe de tuit. Capaces.