La comunidad hindú de Ceuta ha culminado hoy las celebraciones de Ganesh con la procesión religiosa y festiva que animó las calles del centro de la ciudad. Una ceremonia en honor al dios con cabeza de elefante que tuvo su momento álgido en la inmersión de dos figuras de la deidad en el mar. Los fieles despidieron al patrón de las artes y las ciencias hasta el año que viene en el Muelle de España, desde donde ambas reproducciones fueron transportadas en barco hasta aguas de San Amaro. Ganesh volvió así a la tierra de donde procede, llevándose consigo las desdichas después de bendecir a todos los ceutíes. La procesión marítima ha contado con una flota compuesta por varias por embarcaciones recreativas que apoyaron a la comunidad. Los hindúes honraron su partida con un gran desfile que comenzó a primera hora de la tarde en su templo. Las dos figuras aupadas por miembros de la comunidad y ciudadanos de otras confesiones, hombres y mujeres, fueron sobre una parihuela adornada con los pétalos que caían de los balcones y acompañados de rezos, música, danza y celebración.
El naranja (color del hinduismo) que vestían muchos de sus fieles, así como la alegría y el animado ritmo de la procesión, disipó la atmósfera gris que se cernía sobre la ciudad. Ganesh tiene un don para unir a sus devotos y se notó en la numerosa comitiva que le arropó, con independencia de su creencia religiosa o ciudad de procedencia. Así varios turistas no dudaron en unirse a la comitiva e, incluso, danzar al ritmo de los tambores y los cánticos. Ganesh hizo varias paradas a lo largo de su recorrido, cada cual más emotiva, y que marcaron a una procesión en la que se respiró, sobre todo, sentimiento caballa. El primer alto en el camino tuvo lugar en la plaza de los Reyes donde un numeroso grupo de bailarinas de la Academia de María José Lesmes esperaba preparado para sorprender con un espectáculo de danza hindú. Aunque el primero de los instantes que hizo desatar la emoción y, a la vez, el desconsuelo entre los presentes se produjo cuando se acercaba hasta el santuario de la Virgen de África. Por primera vez en 14 años por orden expresa del obispo Rafael Zornoza, Ganesh no se pudo encontrar con la Patrona. Aunque la comitiva sorprendió con una breve pero afectiva parada.
La deidad, situada frente a la iglesia, fue alzada por quienes la portaban y, entre el silencio y mientras se persignaban, se alzaron los clamores: “¡Viva la Virgen de África!”, repitió en reiteradas ocasiones el presidente de la comunidad hindú, Ramesh Chandiramani, a la vez que la repetían los presentes. La procesión continuó su recorrido hasta reencontrarse, minutos más tarde, con otra imagen, el Cristo de los Afligidos, en el Puente del Cristo, cuando los fieles de nuevo mostraron su respeto hacia la confesión vecina y se desató, si cabe, uno de los momentos más emocionantes de la tarde. Una ofrenda floral y un emotivo Padre Nuestro hacían que las lágrimas se desprendieran entre más de uno. Con ello, Ganesh, nuevamente, volvió a ser signo de unión y multiculturalidad. Así se despidió en su última parada hasta embarcar para renacer entre las aguas. La deidad regresó a su hogar, pero como dios de la protección y la buena suerte continuará abriendo los caminos y liberando los obstáculos de los ceutíes. Fotografía: Reduan Ben Zakour