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El teléfono en el cine

A veces las musas acuden con facilidad a la hora de escribir y es muy fácil encontrar temas sobre los que hacerlo. Tengo que elegir alguno de entre los varios y variados que se agolpan en mi mente. Pero hoy no es uno de esos días. Sin embargo, he acabado decidiéndome por escribir por un tema que a priori no estaba entre los candidatos a formar parte de mi repertorio.
En uno de mis recientes artículos (“Tipología futbolística”) publicado aquí el pasado dos de octubre, les hablaba sobre una de mis pasiones, el fútbol, y les decía que cuando subo al “Alfonso Murube” y el espectáculo futbolístico deja bastante que desear (lo cual es bastante frecuente por desgracia) me dedico a observar los diferentes tipos que pululan por su gradas y con ellos doy por bien empleado el tiempo y el dinero que el pagado. Hoy voy a hablar de otra de mis pasiones, que por cierto tengo bastante abandonada. Me estoy refiriendo al cine.
Y además de tenerla abandonada, me sucede que me he quedado anquilosado en el pasado, estoy totalmente desfasado, no estoy al día en cuanto a filmografía actual. Me he quedado en lo que se denomina el “cine clásico” y, si acaso, algo del cine de los noventa y poco más. Ocupaciones profesionales y otras aficiones han arrinconado esta del séptimo arte que algún día he de volver a rescatar y cultivar. En otros tiempos me proporcionó gratísimos momentos.
Pero dentro del cine, quiero centrarme en algo que de entrada quizás les pueda parecer extraño, ya que les quiero hablar del papel de un objeto, de un artefacto concreto en el cine. Me estoy refiriendo al teléfono en el cine. Puede parecer un asunto baladí, pero para mí no lo es. Quizás mi condición de psicólogo me haga ver las cosas de otra forma, pero creo que también para los directores de cine el papel de un objeto puede convertirse en un elemento central, casi protagonista, en una película, y creo que el teléfono ha desempeñado ese papel en más de una ocasión.
Por ejemplo, hablemos de Pedro Almodóvar, quizás el más internacional de nuestros directores de cine, el cual no es precisamente uno de mis directores favoritos, ni sus películas se cuentan entre mis predilectas, ni mucho menos. Sólo “Volver” de entre todas las que he visto, me ha producido más sensaciones positivas que negativas, pero pienso que tampoco deja de ser una película de una calidad media como muchas de las que se hacen en España y en el mundo cada año.
Pues bien, creo que Almodóvar tiene una relación casi freudiana con el teléfono. No en vano, antes de dedicarse al cine estuvo diez años trabajando como auxiliar administrativo en Telefónica y en sus primeras películas el teléfono tenía un papel bastante protagonista. Por ejemplo, en “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, el teléfono salía disparado dos veces por la ventana y una vez el contestador.
Sin salir del cine español, cuando a principios de los años sesenta en España los números de teléfono pasaron de seis a siete dígitos y se popularizó la frase “con el 2 delante”, que había que anteponer a cualquier número, surgieron comedias como “Agente 07 con el 2 delante” (1966) que era una parodia de las películas de James Bond, protagonizada por Cassen. Cuando se creó el 091 como el número de la policía, se hizo la película “091, policía al habla”, en la que el director de cine José María Forqué recogía diferentes casos de un coche de la policía española.
Anteriormente, en 1955, ya se había hecho una de las películas más celebradas del cine clásico español, “Historias de la radio”. En una de las escenas de dicha película, desde una emisora de radio se llama a un concursante por teléfono. El concursante no se encuentra en su domicilio y quien responde es un ladrón que ha entrado a robar y que acierta la pregunta que le hacen en el concurso. Woody Allen se inspiró posteriormente en esta escena para una de sus historias de “Días de radio” (1987).
Dentro también del cine español, fue también enormemente popular la canción “Comunicando” de  Augusto Algueró que se podía escuchar en la película “Festival de Benidorm”, que tanta popularidad tenía en los sesenta o la más reciente línea caliente de Javier Bardem y Aitana Sánchez Gijón en “Boca a boca”.
Sin duda, muchos de los grandes momentos del cine de todos los tiempos están ligados al teléfono como instrumento fundamental de la trama. En el lado serio tenemos películas de Alfred Hitchcock como “Crimen perfecto” o “La ventana indiscreta”. En la parte cómica, también encontramos protagonismo del teléfono en películas como “La fiera de mi niña” de George Cukor y “Luna nueva” de Howard Hawks o en algunas de las películas de los hermanos Marx. A través de muchas de las llamadas telefónicas de sus protagonistas, nos han transmitido alegría, esperanza, suspense… toda una implicación entre el espectador y la pantalla.
Fernando de Iturrate, profesor de comunicación audiovisual de la Universidad de La Laguna, recuerda una secuencia con sabor clásico y dice que en el thriller el teléfono ha sido un elemento de tensión y de esperanza. Cita una de las primeras películas donde el teléfono fue protagonista indiscutible. Se trata de una película casi desconocida titulada “Voces de muerte”, protagonizada por Bárbara Stanwyck y Burt Lancaster, dirigida por Anatole Litvak (1948). En ella el teléfono es el único elemento que une a la protagonista (Bárbara Stanwyck) con el mundo exterior. Se trata de una hipocondríaca que se encuentra postrada en la cama a consecuencia de una dolencia psicosomática. Su marido (Burt Lancaster) se casó con ella por su dinero. Un día ella lo llama por teléfono y se produce un cruce de líneas que le permite escuchar una conversación donde se habla del inminente asesinato de una mujer.
Otro uso pionero del teléfono como protagonista en el cine lo encontramos en la película de 1909 que se titula precisamente “El teléfono”. En él, gracias a una llamada telefónica, un marido puede correr en auxilio de su esposa y sus hijas que se encuentra acosadas por unos bandidos en una casa de los suburbios de una ciudad.
Otro apartado es el del glamour que tiene una escena en la que una estrella se recrea en el uso del teléfono mientras exhibe sus encantos o, por ejemplo, fuma. Posiblemente hoy no podría hacerse con la aplicación de la ley antitabaco. Pero en otros tiempos esa ley no existía y tenemos claros ejemplos de escenas de este tipo con Joan Crawford en Duke Steps Out (1929); Conchita Montenegro en “Hay que casar al príncipe” (1931);  o Gloria Stuart en “El hombre invisible” (1933).
También son destacables las primeras comedias sonoras como “Calamidad con suerte”, filmada en 1932 y pertenecientes a productoras como Vitaphone Corporation, que mostraban el teléfono en escenas azucaradas para promocionarlo y ampliar así el negocio de la compañía vendiéndolos a través de sus filiales de entonces. En ese caso, George Arliss y Mary Astor caracoleaban con uno de esos teléfonos de pie pertenecientes a la marca Vitaphone.   
Y dando un tremendo salto al vacío en el tiempo nos encontramos en el año 2006 con una película que tuve la fortuna de ver en una matinal dominical. Me estoy refiriendo a “Infiltrados”, una magnífica película de Martin Scorsese que obtuve cuatro Oscars: mejor película, director, guión adaptado y montaje, además de otras cinco nominaciones. El argumento es el siguiente. El Departamento de Policía de Massachussets se enfrenta a la mayor banda de crimen organizado de la ciudad. La estrategia consiste en acabar desde dentro con el poderoso jefe de la mafia Frank Costello (Jack Nicholson). El encargado de infiltrarse en la banda es el joven novato Billy Costigan (Leonardo di Caprio). Mientras Billy intenta ganarse la confianza de Costello, otro joven policía, Colin Sullivan (Matt Damon) sube rápidamente de categoría y ocupa un puesto en la unidad de Investigaciones Especiales, grupo de élite cuya misión es también acabar con Costello. Lo que sus superiores ignoran es que Colin trabaja para él.
Pues bien, en esta película el teléfono ocupa un papel preponderante, protagonista diría yo. En este caso ya se trata, como se podrán imaginar, de teléfonos móviles, y los personajes protagonizan multitud de intensas y emocionantes escenas donde llamadas y contrallamadas a través de ellos intentan descubrir quién es realmente el o los infiltrados en la policía.
Como han podido ver, en la historia del cine son muchas las películas en las que el teléfono aparece ocupando un papel preponderante. Podría citar varias más, pero creo que es suficiente. Seguro que ustedes conocen otras muchas o incluso saben de algún o algunos objetos (además del teléfono) que también ha ocupado un papel protagonista a lo largo de la historia del séptimo arte.

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