El silencio de todos

Recomiendo, a quien todavía no lo haya hecho, leer el artículo de Nasama Alí publicado ayer en su columna de todos los martes. Nasama, brillante y valiente, deja claro donde ha anidado ese silencio cómplice que en todo lo relacionado con Siria se ha producido en la ciudad. El delegado del Gobierno, quizá movido por otros resquemores en los que le asiste mayor razón, denunció la falta de felicitación que, por el operativo del pasado viernes, llevó a cabo la coalición Caballas. Ésta, ayer, le respondió al mismo nivel, convirtiendo toda la situación en un patio de enfrentamientos que a nadie conviene y que dice mucho del extremismo político en el que nos hemos asentado. Un extremismo claro reflejo de la sociedad: lo que se ve en la calle se extrapola a quienes deberían dar ejemplo de todo lo contrario. Desgraciadamente no es así.
Caballas no felicitó a las fuerzas de seguridad como tampoco lo han hecho de motu propio los demás partidos. Así de claro. El ya ex portavoz Martínez habló sobre el trabajo hecho el viernes por Policía Nacional y Guardia Civil porque un periodista le preguntó al término del Consejo de Gobierno, no porque él lo decidiera. A Vivas, que estaba en Algeciras, le pasó tres cuartos de lo mismo, y su mensaje se centró más en intentar que la imagen de la Ceuta marinera no se viera salpicada por una detención de presuntos terroristas islamistas que le podía joder toda la campaña del turismo bananero por el que siempre ha apostado la Ciudad, y así nos va. El PSOE tampoco envió comunicado alguno, ni tan siquiera el PP salió a la palestra para, cuando menos, darle mayor relevancia a un operativo que se pone en marcha con un delegado del Gobierno popular. Fíjense si son torpes en Ainara que son incapaces de controlar la acción reacción.
Al delegado, sin duda, le puede fastidiar más la generación de pactos y acuerdos que gesta su propio partido y que van en contra de las alegaciones que los servicios jurídicos de la Delegación presentan. Ese navegar a dos aguas que se estila en el Ayuntamiento es lo que puede cabrearle, pero no los silencios estruendosos que focalizó en Caballas.
Particularmente me han preocupado más los silencios estruendosos que durante todo este año de noticias de Siria, de advertencias de problemas y demás, ha existido en todos los frentes. Nadie hablaba, nadie mostraba su preocupación cuando llegaban las noticias de muertes, de marchas de jóvenes y adolescentes, de rezos dirigidos por radicales. En ese momento quienes debían hablar, miraban para otro lado. Las fuerzas políticas que solo buscan votos y se entremezclan cual lagartijas en actos religiosos para trincar querencias que les sirvan para no perder porcentajes electorales callaron.  Ese silencio es el que a mí me preocupa, no el de quienes todavía no han felicitado a Mélida y López por su trabajo. ¿Pues no están para eso?