El sentido común

Siempre he creído que las políticas sociales de cualquier gobierno deberían estar por encima del color político del partido gobernante para poder garantizar unas coberturas mínimas en materia social a cualquier colectivo y a cualquier persona.
Sin embargo, y lejos de ello, el gobierno de nuestra ciudad, el gobierno del presidente Vivas ha preferido, en la elaboración del borrador del presupuesto del próximo año, continuar en lo que ha venido siendo, a lo largo de toda la legislatura, su política social de segunda. Una política social, que califico de segunda porque lejos de priorizar la importancia que debe tener en nuestra ciudad la atención a los colectivos más desfavorecidos, para intentar borrar del mapa las desigualdades sociales más alarmantes, opta por recortar los recursos destinados a ello.
Es una obviedad que estamos en tiempos en los que toca apretarse el cinturón y optimizar los recursos, pero la manera en la que ha decidido hacerlo el ejecutivo local no es la más acertada.
Para el próximo año, el gobierno central nos destina varios millones de euros menos que para este año, pero con todo y con ello continúan existiendo partidas en los presupuestos locales elaborados por el consejero de Hacienda bastante superfluos. El hecho de que el gobierno central nos mande menos dinero, no justifica que se administren mal los recursos que tengamos. Muestra de ello, es la cantidad, excesiva cantidad, que se destina a publicidad y propaganda por parte de las empresas municipales. ¿Acaso es más importante dedicar más dinero a publicidad que a políticas sociales? ¿Influye de manera positiva en la vida de la ciudadanía lo que el señor Vivas y los que le rodean dedican a propaganda? ¿No es mejor quitar dinero de todas las partidas superfluas, sin necesidad de dejarlas sin recursos, para dedicar parte de ese dinero a cuestiones que verdaderamente requieren la actuación inmediata de quien gobierne?
Igualmente, el hecho de que el gobierno central nos mande menos dinero no es justificante de que haya que aumentar la presión fiscal sobre la ciudadanía, que es lo se desprende del actual borrador de presupuestos al pretender recaudar doscientos cincuenta mil euros más que el año pasado en concepto de infracciones y multas.
No hace falta tener un master en  política financiera para administrar con coherencia los recursos con los que se cuenta. Es cuestión de aplicar el menos común de los sentidos: el sentido común, y ese sentido común, exige que en tiempos de crisis la hacienda pública tiene que ser capaz de ayudar a los que más lo necesiten y a los que menos tienen, los que, si ya lo venían pasando mal, en tiempos de crisis, suelen acabar pasándolo peor.
Obviamente, desde nuestra formación, presentaremos alegaciones al borrador presentado para intentar que la distribución de los recursos que realiza, en muchos casos de manera errónea, el consejero de Hacienda, sea más equitativa y concienciada con los problemas y carencias que tiene la sociedad ceutí.