El santuario de la Virgen de África en Argel

En un anterior artículo ya me referí a la existencia en Monterrey (Méjico) de la imagen de Santa María de África, a semejanza de la Virgen de Ceuta, a la que aquellos feligreses también le profesan gran fervor religioso y profunda devoción. Y hoy me voy a referir a otra imagen de Nuestra Señora de África que he descubierto que existe en Argel, la capital de Argelia. Aunque en realidad, la existencia de imágenes cristianas en el territorio argelino data de muchos siglos atrás, porque en otro artículo igualmente me ocupé de los orígenes del cristianismo en el Norte de África. Y resulta que, si bien desde el siglo II antes de Cristo existió en el territorio sobre el que hoy se asienta Argelia el antiguo reino de Numidia, que fue conquistado por los fenicios, a partir del siglo II de nuestra Era, como es conocido, fue cuando en el Imperio Romano nació la antigua provincia llamada Tingitania, o España Transfretana, creada por dicho Imperio el año 42 después de Cristo, habiendo sido adscrita por Roma a la entonces diócesis de Hispania y teniendo por aquellas fechas una comunidad cristiana muy floreciente. San Agustín, que había nacido en Argel, llegó a ser obispo de Hipona y uno de los más relevantes santos de la Cristiandad, y tras la conversión al cristianismo de Constantitno el Grande, la iglesia creció muy considerablemente en el Norte de África. En el siglo IV llegó a haber en el Norte de África entre unos 600 y 700 obispos.
Dicha provincia, cuando en aquella época fue hispana, estaba integrada por los territorios que se hallan situados en el extremo occidental de la costa africana del mar Mediterráneo, que se corresponden con la parte norte del actual Marruecos. Limitaba al Este, con la Mauritania Cesarense (actual Argelia); y al Oeste, con el Océano Atlántico; si bien, el territorio varió a lo largo del imperio romano. Tuvo por ciudades más importantes Tingis (Tánger), Volúbilis (antigua ciudad romana situada a 33 kms. de la ciudad marroquí de Mequinés) y Rusadir (Melilla). Por entonces, en Argelia proliferaron las basílicas, santuarios e iglesias cristianas; hasta que en el siglo VII la invadieron los árabes, expulsaron a los cristianos e impusieron el islamismo en todo el territorio, que es el que actualmente se profesa en un 98 por ciento.
Pero ya en época bastante más reciente, con la conquista de Argelia por Francia el año 1830, se abrió una nueva época de pujanza económica en el territorio argelino; se necesitaba mucha mano de obra para llevar a cabo la nueva organización, infraestructuras y desarrollo que el país galo acometió en todo el territorio argelino, de manera que en esa zona se necesitaban muchos trabajadores, sobre todo, campesinos para roturar y labrar las nuevas tierras puestas en producción. A la vez, esta época coincidió con el declive económico del Sureste de España, donde numerosos obreros se quedaron sin trabajo y no tuvieron más remedio que emigrar hacia otros lugares en los que poder tener unas mejores condiciones de vida, de forma que emigraron hacia el territorio argelino. Era, mayormente, gente obrera procedente de Alicante, Elche y Confortes del Cid; también los heladeros ibenses y jijonencos, los ceramistas de Algora, etc.
Todo este personal español lo pasó luego bastante mal, a partir de que Francia promulgara los Decretos de 28 de junio de 1889 y de 23 de julio de 1892, en virtud de los cuales se impuso la ciudadanía francesa a todos los hijos de extranjeros nacidos en Argelia, con lo que sucedió que las propias familias de emigrantes a aquella zona estaban divididas en dos status jurídicos.; de una parte, estaban los hijos nacidos en el territorio argelino, que eran franceses; y, por otro lado, estaban sus padres y sus abuelos que seguían siendo tenidos y considerados como extranjeros. Más luego al obtener la independencia Túnez y Argelia en los años 1959 y 1962, los padres y abuelos emigrados a Argelia tuvieron que huir de la represión de los argelinos precisamente por su condición de extranjeros, mientras que los hijos, que habían sido nacionalizados franceses, pues también tuvieron que abandonar los propios lugares donde habían nacido por haber adquirido precisamente por haber adquirido la nacionalidad francesa. Numerosas familias españolas enteras tuvieron que ser así repatriados con urgencia a España, a los lugares de los que procedían, incluso con el apoyo prestado por el Estado a través de los buques Victoria y Virgen de África, escoltados por el crucero Lepanto, ya que los dos primeros hacían entonces la travesía Barcelona-Palma de Mallorca, y fueron utilizados para realizar dicho transporte de repatriación de estas personas a nuestro país; tras haber hecho durante muchas décadas de años evolucionar sus vidas viendo crecer sus hijos en una tierra para la que trabajaron afanadamente por haber encontrado en ella, en principio, su medio y sustentos, de modo que ya la consideraban como suya. Y en ella se les había permitido practicar hasta entonces sus creencias religiosas.
Para atender espiritualmente a todo ese flujo de españoles en Argelia, que tuvo lugar a partir de 1830, se crearon en aquellas tierras iglesias y lugares sagrados que vinieron de alguna forma a reimplantar la vieja cristiandad de aquella antigua provincia Tingitana, en cuyos centros religiosos practicaron su fe cristiana la mayoría de españoles y europeos de dicha confesión hasta la segunda mitad del siglo XX, y cada iglesia o nuevo santuario construido lo ponían bajo la advocación de la Virgen María. Y, entre las iglesias allí construidas en esta segunda fase contemporánea, pues está la Basílica de Nuestra Señora de África, también llamada Nuestra Señora del Atlas, en la que incluso numerosos musulmanes, sobre todo mujeres, reconocen en la Virgen María a la Santa Madre de Jesús y la veneran, hasta el punto de que en la parte superior del altar figura inscrita la siguiente frase: “Nuestra Señora de África, ruega por nosotros y por los musulmanes”. Y esta intercesión mariana, inscrita en la basílica de Nuestra Señora de África de Argel, ha sido siempre respetada y fue borrada, ni por el tiempo ni por las acciones de las personas de todas las creencias, de manera que tanto los cristianos como muchos musulmanes, que ellos la llaman “Lalla Maríam”, la visitan, veneran y acuden a rezarle y llevarle flores.
La basílica-santuario de Nuestra Señora de África en Argelia está ubicada en un promontorio que domina el mar y la ciudad de Argel, con vistas preciosas y placenteras. Y su existencia pasó por las siguientes fases de construcción. Dos mujeres francesas, pero de origen italiano, Margarita Bergezio y Anna Cuiquien llegaron al país argelino en 1846; trabajaban en las misiones, prestando servicios religiosos de caridad para el obispo Pavy de Argel. A su llegada, no encontraron cerca ningún centro religioso mariano, y ellas mismas colocaron una estatua de la Virgen María sobre un olivo en las cercanías de dicha capital argelina. Poco a poco el lugar se convirtió en centro de peregrinación; entonces ellas mismas recolectaron por su cuenta dinero y primeramente construyeron una capilla provisoria en 1857, pero luego acometieron la ardua empresa de edificar una basílica, cuya edificación finalizó el año 1872.
Según los textos que sobre el particular he consultado, no es del todo raro que un musulmán honre a la Madre de Dios, ya que ello nada afecta a sus creencias. No hay que olvidar que la tradición musulmana dice que el Libro Sagrado del Islam, el Corán, le fue dictado por Alá (Dios) a su profeta Mahoma a través del arcángel San Gabriel, el mismo de la Anunciación. En el Corán hay 31 versículos en los que se menciona a María y, de una manera sorprendente, se refieren a la infancia de la Virgen y dice, por ejemplo (Sagrado Corán 3. 37): “Su Señor la acogió favorablemente, la hizo crecer bien y la confió a Zacarías. Siempre que Zacarías entraba en el templo para verla, encontraba sustento junto a ella. Decía:”¡María!, ¿de dónde te viene eso?. Decía ella: “De Alá. Alá provee sin medida a quien Él quiere”. En otro pasaje, dice textualmente “(Sagrado Corán 3. 45): “Cuando los ángeles dijeron: ¡María!. Alá te anuncia la buena nueva de una Palabra que procede de Él. Su nombre es el Ungido, Jesús, hijo de María, considerado en la vida de acá y en la otra y que será de los allegados”. Y en otro versículo, dice (Sagrado Corán 3. 42): “Y cuando los ángeles dijeron: ¡María!. Alá te ha escogido y purificado, te ha escogido entre todas las mujeres del universo” (párrafo tomado del libro de Víctor Sueiro).
La imagen de la Basílica de Nuestra Señora de África de Argel es muy parecida a la de Ceuta, observándose tan sólo ciertas pequeñas diferencias con la del Señor que la Virgen lleva en sus brazos. Se supone que las dos mujeres franceses que tuvieron la idea de ponerla primero en la capilla y después en la basílica-santuario que se terminó de construir en 1872, pues tendrían el propósito de que dicha imagen fuera a semejanza de la de Ceuta, por ser la Virgen de África la más arraigada y la más genuinamente representativa de la fe cristiana no sólo en Ceuta, sino también en dicho continente africano, en el que los cristianos le profesan la más grande devoción; porque no se conoce que por aquellas fechas algún grupo o comunidad de ceutíes emigrara hacia tierras argelinas.