Los supermercados de Ceuta están de enhorabuena gracias al Ramadán. Las ventas han subido en el sector de la alimentación en estos días de forma contundente, según explican los propios dependientes y cajeros, debido a la fiesta musulmana. El mediodía es la hora clave. Las mujeres acuden y cargan sus carros con todo tipo de alimentos. “Si en esta época vas a la casa de un musulmán, por muy humilde que sea, siempre tendrá mucha comida en su mesa”, dice Salma, que no pierde puntada de lo que necesita. Ella lleva gastado una media de 50 euros diarios en lo que va de fiesta. “Y supongo que en las tiendas se notará”, se pregunta.
Algunos supermercados incluso han tenido que aumentar sus reservas de bebidas lácteas. “Llevo unos días sin leche porque no hay en el comercio cercano a mi casa. Por la tarde es cuando más se notan los huecos, es increíble la cantidad de comida que compran”, apunta Conchi, vecina del Centro. Y es que a la demanda de los musulmanes de la ciudad de fruta, verdura, carne y bebidas, se suma la de los musulmanes de Marruecos que prefieren abastecerse en Ceuta ante la variedad que le ofrecen los comercios.
En el Mercado Central de Abastos, donde una decena de puestos estaba cerrado por vacaciones, la carnicería Manuel Pérez veía ayer cómo el puesto vecino Carnicería Aomar tenía una decena de mujeres musulmanas arremolinadas para comprar. “Nosotros también tenemos la carne que respeta su rito, quiero decir matando al cordero mirando a la Meca, pero no sé, él es el que más vende en Ramadán”.
En el puesto de Aomar es fácil ponerse al día de las comidas típicas y de la rutina que compaña a estas fiestas. “Por la mañana preparamos los platos, es como la fiesta de Navidad para los cristianos, que se esmeran mucho con la elaboración. Nosotras además tenemos que pensar bien que haya de todo, es mucha responsabilidad porque hay que alimentarse adecuadamente para aguantar la jornada del día siguiente. Es duro para nosotras porque estamos todo el día con la comida pero sin poder probarla. Y no pecamos, todas esperamos a la noche”, explica una de las mujeres de la carnicería.
El ajetreo de Aomar y de muchos supermercados de la ciudad está sin embargo a las antípodas de lo que se veía ayer en algunos pequeños almacenes de ropa. No será hasta dentro de quince días cuando empiecen a notar las ventas por la fiesta. Al menos esa ha sido la tónica dominante en años anteriores. Lo dice Mina, de la tieda GN Kokonuts, que también se lamenta de que al coincidir este año el Ramadán con la época de más calor, aún se ve menos gente en la calle. “Otros años, al suceder en septiembre, con el comienzo del colegio, todo estaba más animado”. Para ella parece una ecuación infalible esa de a más gente en la calle, más probabilidad de que entren y compren.
Desde otros comercios de ropa señalan a la crisis como causante principal del vacío que registran estos días. “No es el Ramadán”. Al contrario, esperan que en unas semanas esta fiesta repunte las ventas en el sector, tal y como está haciendo en la alimentación. Pero tienen un enemigo común. “La crisis se está empezando a notar en Ceuta, ha tardado más que la península, pero está aquí”.
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