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El pueblo africano

La población actual del mundo ha sobrepasado los 7.000 millones de habitantes y sigue creciendo rápidamente. Cada día hay 300.000 seres humanos más, compartiendo los recursos naturales de la tierra. Cada año hay 109 millones de bocas más que alimentar. Para el año 2.050 podemos alcanzar la cifra de 10.000 millones de habitantes en el planeta. El gran problema es que el 90 por ciento de los nacimientos  se producen en los países más necesitados y menos capaces de hacer frente a este excesivo crecimiento de la población.
En tiempos de Jesucristo, la población mundial se estima que rondaba los 150 millones de personas. Fue aumentando aunque lentamente y en el siglo XVII, nos aproximamos a los 500 millones. Pero hay que considerar, que a mediados del siglo XIV, Europa, Asia y África, se vieron azotadas por la mayor epidemia de peste negra que se ha conocido. Esta pandemia que al parecer se originó en la India, costó a Europa 25 millones de muertos y 55 millones entre África y Asia. Las guerras, y epidemias como, la peste, el tifus, la viruela, el cólera, etcétera, afectaron en gran medida el crecimiento de la población mundial, pero a pesar de todos estos inconvenientes, en el año 1850 llegamos a alcanzar la cifra de 1.200 millones de personas en el mundo, y el ritmo siguió aumentando. La causa no es que nacieran más hijos, sino que estos vivían más al aumentar la disponibilidad de alimentos, mejoras en la salud pública y el crecimiento de las medidas higiénicas y de salubridad.  
La tasa de natalidad se mantuvo, pero la mortalidad descendió y el resultado fue el aumento de la población.
Como dijo en una ocasión Peter Adamson, importante miembro de la UNICEF, “no es que de repente la gente empezara a multiplicarse como conejos, simplemente habían dejado de morir como moscas”.
Al mismo ritmo que la industrialización de los países aumentaba, descendía la tasa de natalidad hasta igualar el de mortalidad. En Europa, Estados Unidos, Canadá, etcétera, la población está prácticamente equilibrada, ocurriendo todo lo contrario en los países subdesarrollados, que aun están muy lejos de esta estabilización. En Kenia la población crece un 4 por ciento al año, y se estima que en quince años, los habitantes se habrá duplicado.  En África u Oriente Medio la mujer tiene como media entre seis y ocho hijos, mientras en Europa es de dos. Existen buenos motivos para tener muchos hijos, que son considerados como un bien económico. Desde los seis o siete años comienzan a ser rentables, dado que a esa edad realizan un trabajo útil para la familia. A partir de los diez u once, produce más de lo que consume y para los padres representa una seguridad para la vejez. En un país donde la mortalidad infantil es muy alta, es preciso tener muchos hijos y asegurar que sobrevivan los suficientes. Este ejemplo que beneficia a los padres, supone un gran problema para los países en que viven. El rápido aumento de la población, frena el desarrollo económico. De esta manera los países más pobres, no poseen el suficiente alimento para los que lo habitan, se intensifica la pobreza y gran número de la población se ve abocada al límite de la subsistencia.
Es evidente y doloroso el terrible contraste existente entre el mundo rico y el mundo pobre. A la elevada tasa de mortalidad infantil, hay que añadir, la escasa esperanza de vida del africano medio, que se considera es de 49 años, el asiático es de 67 y en contra partida, en Europa es de 78 años. Un habitante de Gambia no suele alcanzar los 44 años de existencia y la mitad de los angoleños, mueren antes de cumplir 48 años.
En los países en desarrollo, 12 millones de niños mueren antes de cumplir cinco años, y a la vez, también mueren medio millón de mujeres durante el embarazo o el parto.
Una mujer africana tiene 500 veces más posibilidades de morir en el parto, que una europea. Cada año mueren también en los países subdesarrollados 150.000 mujeres como consecuencia de abortos ilegales.
La mayor parte de estas mujeres y niños mueren innecesariamente. Con un programa de vacunación, tratamiento para impedir la deshidratación originada por la diarrea, atención sanitaria básica, alimentos necesarios y muy especialmente agua limpia, impediría la mayoría de las muertes. Estas perspectivas predisponen a los habitantes de estos países, a emigrar a otros lugares. Mas que emigrar lo que hacen es huir de la hambruna y la miseria.
Los países africanos han sido y siguen siendo manipulados y explotados por las grandes potencias del mundo. Se le conoce como el continente pobre, lo que no deja de ser otra manipulación. África posee diamantes en; Namibia, Sudáfrica, Ghana y Sierra Leona, Oro; en Sudáfrica y Ghana, Platino; en Sudáfrica y Zimbabue, Cobre; en Zambia, Uranio; en Sudáfrica, Namibia, Níger y Gabón, Petróleo; en Egipto, Nigeria y Argelia, Gas; en Argelia, Coltán; en el Congo que produce el 80% del mundo y Sierra Leona el 5%. Con este mineral se fabrica condensadores electrolíticos.
También posee reservas pesqueras de las más importantes del mundo, tanto de aguas oceánicas como continentales. Grandes tierras para cultivos, Bosque tropical y ecuatorial con gran producción de maderas nobles. Es el continente de mayor atractivo turístico. La sabana africana ofrece una diversidad para el turismo internacional, lejos del alcance de cualquier otro continente. Hoy el safari fotográfico, es una fuente importante de ingresos y África ofrece la más variada e importante fauna, que no tiene posible competencia con ningún otro lugar.
Los países africanos pasaron del colonialismo que imperó desde el siglo XVIII, hasta mediados del siglo XX, a una independencia, en la que gobiernos autóctonos corruptos actuaron a sus anchas. Si enumeráramos todos los países que han sufrido esta lacra, el escrito se haría interminable, pero como ejemplo, elegiremos la que fue Guinea Española, hoy República de Guinea Ecuatorial.
Su primer gobierno a partir de la independencia lograda el 12 de octubre de 1968, cuyo líder y primer dictador Macías, que llegó a cerrar las escuelas en 1975, se dedicó al enriquecimiento propio, persecución y asesinato de los no tolerantes. Derrocado por Teodoro Obiang, reconocido dictador de los más represores. También se le conoce como unos de los “depredadores” de los derechos humanos y libertad de prensa más sanguinarios del mundo. Total que se libran de “guatemala” y les toca “guatepeor”.
Existe un ramillete de crueles dictadores, que amasaron gigantescas fortunas a costas del hambre del pueblo como, Hosni Mubrak de Egipto que amasó una fortuna de 70.000 millones de ?uros. Jean Bedel Bokassa de la República de Centroáfrica, que para completar su “status”, también era caníbal. Omar Bongo de Gabón, Idi Amin de Uganda, Muammar El Kadafi y algunos más que llevaron la ruina a su pueblo.
Es cruel y triste, muy triste, el trato que reciben estos africanos, tanto en sus países, como cuando salen en busca de la libertad y saciar el hambre. Días atrás los medios de comunicación nos han hecho llegar la noticia del vergonzoso caso de un barco, que zarpó de Trípoli con la intención de arribar en la isla italiana de Lampedusa. La mala fortuna, siempre fiel compañera de los menos favorecidos, no podía faltar en esta ocasión y en forma de avería en el motor, los mantuvo dieciséis días a la deriva, sin agua ni alimentos y sin que ningún barco acudiera en su auxilio, a pesar de los SOS que la emisora del barco lanzó a los cuatro vientos. Hasta la fecha los resultados son de 94 muertos, 159 rescatados y aproximadamente 200 siguen desaparecidos. Algunos supervivientes aseguran que se cruzaron con tres barcos pesqueros, que pasaron de largo sin atenderles, uno de ellos, declaró a un periódico: Cada mañana al despertarnos, encontrábamos más cadáveres que dejábamos a bordo durante veinticuatro horas, antes de arrojarlos al mar. Según la prensa europea, parece ser que hasta se cruzaron con una escuadra de la OTAN, que al parecer no les hizo ningún caso. El Derecho Marítimo Internacional obliga a todos los buques, incluidos los militares, a atender las llamadas de socorro de los barcos que se hallen en las proximidades y prestarle auxilio. Estas desgracias humanas que acaecen continuamente en el Mediterráneo, debería de promover la concienciación de los gobiernos ribereños con el fin de evitar tragedias como esta, donde tantas personas mueren continuamente, victimas en su huida de los conflictos armados, persecuciones de todo tipo y sobre todo del hambre, para caer en manos de las mafias que operan en todo el continente y los conducen a esta lamentable situación.
Estos ejemplos nos muestran, que la raza humana no puede caer más bajo. Nos autodefinimos como animales racionales y nos comportamos como el ser más apocalíptico que ha pisado el planeta tierra. ¡Lamentable!

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