El precio del bulto de mercancía se desploma al reforzarse los controles

La pérdida de valor provoca una caída sensible en el flujo de porteadores al suavizarse el ‘efecto llamada’

Las medidas emprendidas por las administraciones en aras de reconducir el desorden en las naves del Tarajal son “lentas pero seguras”. La Ciudad Autónoma anunció en diciembre la creación de una oficina específica con personal del Organismo Autónomo de Servicios Tributarios (OAST) y la Policía Local en el Puerto local para “extremar” los controles fiscales sobre la mercancía que pasa por Ceuta con destino a Marruecos. Un refuerzo que, unido al trabajo que desarrolla el coordinador de los polígonos desde septiembre, comienza ya a arrojar resultados, según fuentes de solvencia consultadas por este periódico.
La primera consecuencia de la lucha contra el fraude que, se presume, corrompe estas importaciones es el desplome del precio del bulto que contiene productos que, a su entrada en Ceuta, declaraban un valor por debajo del real y, por tanto, tributaban menos con el correspondiente menoscabo para las arcas públicas y la competencia desleal para los comerciantes honestos.
Aunque la Ciudad Autónoma es la administración que debe cuantificar el impacto de sus medidas disuasorias y si se inmovilizaron partidas, los comerciantes calcularon que ayer, de media, el fardo ‘cotizaba’ a 10 euros. Este mínimo significa que su precio se redujo un 90 por ciento desde diciembre, cuando alcanzó los 100 euros. Su evolución determinará si se trata de una etapa pasajera o se consolida.
El hundimiento fue progresivo y la información sobre la caída del precio del bulto corrió como la pólvora por los polígonos del Tarajal desde hace unos días, sobre todo entre los porteadores. Los cuantiosos beneficios derivados de cargar un paquete con mercancías por el puente del Biutz alimentaron el ‘efecto llamada’ del comercio atípico entre Ceuta y Marruecos hasta límites insostenibles.
Esta pérdida de valor ha provocado una disminución sensible de la afluencia de porteadores ya que ahora no resulta tan rentable portear, algo visible desde la semana pasada, según confirmaron fuentes fidedignas y pudo comprobar ayer este diario. No obstante, la Policía Nacional todavía tiene que desalojar los polígonos por las mañanas ya que siguen durmiendo en su interior.
El Ejecutivo, en diciembre, entendió que aunque la ciudad tiene garantizados por Ley desde el Estado los ingresos en concepto de IPSI Importación, el tipo que sustituye al IVA, “debemos ser leales al resto de España, defender a los empresarios que operan de forma reglada y contribuir a aliviar la preocupación del país vecino por su industria textil, que también puede verse perjudicada por prácticas no ajustadas a derecho”.
El excesivo tamaño de los bultos que cargan los porteadores, así como la ordenación de las filas que se dirigen al Biutz, constituyen la asignatura pendiente de las autoridades implicadas en este asunto ya que los comerciantes aún estudian las ofertas de las empresas de seguridad privada que se ocuparían de estas funciones.

El Biutz cierra a las 13:00, pero las filas se cortan antes en las cabeceras

Fuentes de la Administración desmintieron ayer que la UIP de la Policía Nacional cierre el puente del Biutz a las 11:30 después de que el presidente de La Chimenea reprochara la semana pasada a las autoridades que el recorte en el horario de actividad va en detrimento de sus negocios. Cuando se aproxima la hora de interrumpir el paso, de 12:00 a 12:30, los agentes en contacto con el coordinador de los polígonos interrumpen las cabeceras de las filas tanto en el ‘corralito’ como en la Fase II –femenina y masculina respectivamente–. ¿Por qué? En este momento de la mañana, realizan un cálculo estimatorio de las personas que pueden cruzar a Marruecos hasta las 13:00 e impiden el avance del resto hacia los aledaños del Biutz. La razón es que, de autorizarse el paso indiscriminado hasta el cerrojazo, podrían producirse avalanchas, altercados, peleas entre porteadores y supondría un peligro para los agentes y los propios camalos que presionarían por conseguir la entrada. Para evitar el caos, las mismas fuentes reiteraron que se detienen las filas lejos de los tornos en función de los porteadores que aún queden en las calles que desembocan en el paso entre Ceuta y Marruecos. En cuanto a los excesivos controles policiales denunciados por La Chimenea, los cuales restringen la libre circulación de empresarios, empleados y clientes, en sus palabras, las mismas fuentes de la Administración aclararon que el único filtro vigente, en el cual se aplica el control documental y de nóminas para verificar la relación laboral con los establecimientos a los que quieren llegar, se encuentra solo frente al Biutz por motivos de seguridad.   

Más quejas de los porteadores en vehículo por las multas 

Españoles y marroquíes solicitan que les dejen trabajar y critican que den paso a uno sí y otros no   

Los conductores de los vehículos utilizados en el transporte de mercancías de Ceuta a Marruecos se declararon ayer hartos de ser sancionados por la Guardia Civil –en la frontera– y la Policía Local –en el entorno del Tarajal–. “Trabajamos con los coches para ganar el pan de nuestros hijos”, manifestó ayer una residente en la ciudad autónoma que se encontraban en un grupo de chóferes marroquíes y quien prefirió guardar el anonimato.  
La mujer, con dos multas interpuestas por la Guardia Civil en lo que va de 2015, procesionó por la Jefatura de Tráfico y Aduanas, donde le comunicaron que tenía que desembolsar el importe de 40 euros porque, de lo contrario, se enfrentaría a cuantías mayores. “Si no me dejan trabajar, ¿cómo voy a pagar la multa? Ésto es la pescadilla que se muerde la cola...”, comentó la afectada.
El motivo de la sanción es “falta de libertad de movimiento” en el coche, según figura en la copia entregada, aunque ella asegura que llevaba varias cajas de natillas en el maletero, alguna unidad en los pies del copiloto y solo el cartón del envase en los asientos. La otra multa fue por transportar galletas aunque, por fortuna, “al menos ahora no te confiscan la mercancía”.
El resto de integrantes del grupo que observaba la dinámica de la frontera desde las cercanías del centro de salud del Tarajal solo piden que las autoridades españolas les permitan la entrada a Marruecos, “y allí nos las arreglaremos con ellos”.
Los porteadores presentes explicaron que disponen de factura de sus compras y se trata de alimentación y mantas adquiridas en establecimientos legales. “Pero ni por esas nos dejan pasar”, agregaron antes de la llegada de la Policía Local pasadas las 12:00 horas, lo cual provocó que todos abandonaran el margen de la carretera que conecta la N-352 con los polígonos del Tarajal. No obstante, hablaron de controles aleatorios de la Guardia Civil porque, “de cinco que no pasan, uno sí lo hace incluso con más mercancía que los anteriores”.

 

 

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