El PGOU aspira a atender las necesidades del presente “sin hipotecar el futuro” de Ceuta

El presente y el futuro de Ceuta tienen una cita el próximo 7 de agosto en el Pleno. Será entonces cuando se someta a la consideración de la Corporación el proyecto de nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) elaborado por la Consejería de Fomento y la empresa Prointec, un documento a cuyo contenido íntegro ha tenido acceso ‘El Faro’

y en el que se concreta “el compromiso de presentar una propuesta que, dando cabida a las necesidades presentes, no suponga una hipoteca de las posibilidades futuras”.
Para los redactores del proyecto el reto pasa por “planificar el presente pensando en el futuro, línea argumental fundamental de la corriente de ideas sobre las que se basa el concepto de sostenibilidad en sus diferentes campos de aplicación”.
La propuesta, que durante el verano quedará sometida a exposición pública y alegaciones en busca del mayor grado de consenso posible, parte de la convicción de que es necesario “posibilitar la optimización de la utilización del escaso suelo de la ciudad”, para lo que se tiende hacia “un equilibrio entre suelo urbanizado y no urbanizable que permita mantener la dicotomía campo-ciudad considerándose necesario el mantenimiento y la clara diferenciación de ambas realidades, lo que, en el caso de Ceuta, significa una clara postura frente al riesgo de hipertrofia del suelo urbanizado y la consiguiente merma irreversible que ello supondría para las posibilidades de lograr una ciudad diversificada”.
Esa máxima se traduce en tres “líneas de acción” fundamentales. La primera persigue “resolver las necesidades de suelo para usos dotacionales y residenciales en el perímetro del suelo urbanizado en la actualidad” en una apuesta por el crecimiento “centrípeto” frente a la habitual expansión “centrífuga” de las ciudades.
De forma “complementaria”, el proyecto de nuevo PGOU busca la “compactación y recualificación de la ciudad existente”. Ello supondrá elevar de menos de 35 a 50 la densidad promedio de viviendas por hectárea, algo que se cree que se pueden conseguir a través de varias “operaciones de regeneración de la trama urbana existente” que permitirán “el aprovechamiento de zonas hasta hoy degradadas o inutilizables por la complicada orografía”.
En tercer lugar, la apuesta del Plan es la de asegurar un suelo no urbanizable “en el que quede garantizada al máximo la salvaguarda del Monte Hacho y García Aldave” de forma “compatible” con “su puesta en valor para uso y disfrute por la ciudadanía”. A tal efecto, se propone que un 78% del suelo no urbanizable, diez puntos más que en el PGOU de 1992 tenga “algún tipo de protección”, ya sea por el propio planeamiento “o por estar incluido en los dominios públicos hidráulico y marítimo-terrestre”.

Actuaciones emblemáticas
El proyecto prevé una decena de “actuaciones emblemáticas” para “dar respuesta a demandas concretas” a través de “la implantación de determinadas instalaciones” o de “tratamientos específicos” para otras zonas de la ciudad.
Una de esas medidas es el traslado al Puerto de los depósitos de la Ducar de San Amaro y CEPSA en Loma Margarita.

Prioridad, utilizar el suelo urbano antes de calificar otro urbanizable

El proyecto de nuevo PGOU opta por una estrategia de “crecimiento centrípeto” cuya idea central es “la priorización de la utilización de las bolsas de suelo disponibles en el suelo urbano con carácter previo a la clasificación de suelo urbanizable”. A tal efecto, el suelo urbano sometido a actuaciones de transformación urbanística (alrededor de 167 hectáreas) pasa a ser el referente frente al urbanizable “para dar respuesta a las necesidades de crecimiento de la ciudad”. Su cuantía permite considerarlo “suelo de reserva para futuros desarrollos a medio plazo”. Al suelo urbanizable se le encomienda la doble función de “viabilizar operaciones de remate del suelo urbano con obtención de dotaciones estratégicas” y de “delimitar una operación estratégica en el Tarajal”.

Balneario y usos hoteleros en el Hacho y previsión de campo de golf

El documento insiste en su versión definitiva en algunos proyectos llamativos ya barajados en redacciones anteriores. En ese sentido, el proyecto de nuevo PGOU no renuncia a “contribuir a reforzar el incipiente despegue turístico de los últimos años a través de tres grandes objetivos. El primero es “promover usos dotacionales públicos y privados y hoteleros, vinculados con la Naturaleza, en el Campo Exterior y en el Monte Hacho”. El segundo, “actualizar” la propuesta del Plan vigente “con vistas a promover la implantación de un uso hotelero en el entorno de la Cala de Desnarigado vinculándolo a una instalación de tipo balneario”. Finalmente, se repite la necesidad de “prever normativamente la implantación de un campo de golf”.