He de reconocer que estos últimos días, ante tanto orgullo variopinto he debido acudir al diccionario de la le lengua (DRAE) para recordar el verdadero significado de la palabra orgullo: “Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas”.
Así, el compañero Obama el día de la aprobación del matrimonio homosexual por el Tribunal Supremo de su país, señala “estar muy orgulloso por ser una victoria de América”. Para mí que victorias eran las de la II guerra Mundial, ya saben las de Normandía, o la de Midway, y entendía que por este tipo de victorias los chicos estadounidenses que viven al otro lado del océano estarían muy orgullosos, por lo que me he llevado un gran disgusto. Claro que estas victorias, con un Obama no se podrían haber conseguido aunque luego te enteres que en esa guerra, en lo concerniente a Europa, los rusos fueron los verdaderos artífices de la victoria.
El orgullo sigue su camino, como digo en estos días, con la semana del “Orgullo Guey” (permítanme que lo escriba tal y como lo oigo ya que en inglés se dice queer, hablo del vocablo “maricón”). He de empezar diciendo que estoy harto de las fiestas del orgullo de los homosexuales, ya que no entiendo de qué se enorgullecen pues al parecer es algo que genéticamente no pueden evitar, por lo que no sé dónde se instala el orgullo y por otra parte las fiestas que hacen son tan despreciables, horteras, barriobajeras, y repugnantes, que a pesar de la cantidad de gente que las contempla como espectáculo, creo que esa gente piensa más en su decadencia como parte de la sociedad. Ya pasaron los tiempos de mofarse de los homosexuales por el mero hecho de serlo, pero cada uno debe guardar su sexualidad para sí, nadie debe ser discriminado por razón de sexo o de sexualidad, allá cada cual con su cada quien, pero por favor guarden sus cuerpos, sus malabarismos, sus exhibiciones para sus dormitorios en la intimidad y déjennos a todos los demás, a los que no tenemos a orgullo ser heterosexuales, simplemente lo ejercemos, sin las procesiones chabacanas que dañan la ética y la estética. Claro que íbamos a dejar entonces a los políticos sin una parte de la fiesta, ya que al parecer, los representantes del PP están muy enojados porque no pudieron estar en la cabecera de la manifestación organizada por uno de estos “orgullos”. Ya se sabe, donde estén los votos, fuera los principios.
Orgulloso también debe estar uno de los jueces de la Audiencia Nacional al considerar que lo escrito por un tal Guillermo Zapata “el cementerio de las niñas de Alcáser debe ser cerrado para que Irene Villa no vaya a por repuestos” no es delito de humillación a las víctimas del terrorismo al recibir una carta de Irene Villa en la que al parecer manifiesta su perdón y no sentirse humillada por tamaña burrada, lo que sirve al juez para archivar la denuncia y sentirse orgulloso por el nivel supremo de la Justicia en España. A éste le acompaña el Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial que señala que la actitud de Irene Villa hace que España sea mejor. Para mí que con jueces como estos dos, España irá mucho peor al circunscribir el delito a una sola persona, por buena que sea esta, y fundamentar su resolución en un perdón que es algo íntimo y circunscrito al ámbito privado no al jurisdiccional aunque ellos seguramente bien por temor a Podéis, o haciéndoles la pelota a Podréis, su futuro seguro que se torna ascendente, aunque la Justicia descienda al averno. Este tipo de orgullo, tampoco encaja en el DRAE.
Siguiendo la derrota (rumbo) del orgullo nos encontramos con las portavoces de los Ayuntamientos de Barcelona y Madrid, una, la catalana, orinando en plena vía pública ora en Murcia, ora en Berlín y sintiéndose muy orgullosa este colmo de la finura. Las fotos fascinantes no pueden ser más delicadas y el chorro emergente de su clítoris describe una parábola perfecta. La otra, la de Madrid, asaltó la capilla del campus de Somosaguas de la Universidad Complutense, y debido al inmenso calor que producían los cirios se quedó orgullosamente semidesnuda enseñando su busto al personal creyente que pensó lógicamente que sería una buena ama de cría por ejemplo en Nigeria.
Pero no hay orgullo mayor que el del prestatario que no paga al prestamista cuando éste le exige el dinero prestado. “Pero ¿usted sabe con quién está hablando?” contestará el deudor, a lo que el acreedor responderá “Solo quiero que cumpla lo acordado, así es que págueme. Tenga en cuenta que ya le he rescatado dos veces en cinco años, ha tenido una quita de la deuda y ha disfrutado de moratorias”. Bueno, pues en torno a este argumento el gobierno griego ha montado un referéndum en el que se les preguntaba a los ciudadanos griegos si querían o no pagar lo debido, o solicitar una nueva quita y un plazo 20 años superior al establecido para el vencimiento ya que los griegos son muy orgullosos y a eso no les gana nadie y no se les puede humillar. Según Yorgos Linaras ”La gente está asustada por las consecuencias económicas del referéndum. No queremos irnos del euro, pero también existe el orgullo nacional y no podemos aceptar lo que nos piden”. Pueden imaginarse ustedes cual ha sido el resultado en Grecia y en cualquier lugar del universo donde se hubiera sometido a referéndum tamaña pregunta. Pocos griegos prefieren pagar y por supuesto seguir viviendo con el estatus actual. El Ministro de Hacienda de Grecia, en otra época estudiante de una universidad americana llama terroristas a los gobernantes de la Unión Europea que exigen el pago de la deuda griega. Además tiene el apoyo de un tal Obama (el del orgullo anterior) que tiene detrás un loby griego de cara a las elecciones y que no pagó a Detroit cuando quebró, ni a California, ni a Nueva Orleans ni a Puerto Rico. Claro que estas ciudades o estados no están en la OTAN. Grecia nunca, repito nunca debió integrarse en la eurozona por no cumplir las condiciones que son pilares de la sustentación del euro. Con su estructura fiscal actual no pueden cumplir sus compromisos y deben salir lo antes posible de la zona euro para evitar las actuales convulsiones bursátiles, aunque se mantengan en la UE. Por ahora no pueden pagar sus deudas, ni cumplir el objetivo del déficit ni el límite de deuda pública (actualmente tienen el 177 % del PIB) ni intención de que lo quieran hacer y ni el crecimiento ni la austeridad bastaría para reducir la deuda hasta muchas generaciones para ahormarla hasta el 60% del PIB.
Pero en el otro mundo hasta nuestro amigo Marc Gasol ha comprendido la pitada al himno español y al Rey encuadrándola en la libertad de expresión que existe en España, de la que se debe sentir muy orgulloso al ser español. No dudo que el bueno de Marc en el próximo partido de la NBA y cuando suene el himno americano, enseguida lo pitará acogiéndose orgullosamente a la libertad de expresión que en los EE.UU también existe, faltaría más. Bueno es éste Marc.
Veo que el orgullo, según yo lo entiendo está de capa caída. Yo pensaba que si conseguías algo con esfuerzo, esa consecución era motivo de orgullo. Así el lograr ser un buen médico, un buen arquitecto o un buen director de orquesta era, es motivo de orgullo. Pero el ser maricón, orinar en la calle, enseñar las tetas en una capilla, no pagar lo debido o hacer de la justicia la injusticia, como orgullo es simplemente un esperpento. Por favor que caiga el telón.